Estoy en el baño principal, sentada bajo la regadera mientras el agua cae sobre mí. Después de que Eros me dijera que el hombre había muerto, no pude soportarlo. Me derrumbé. Eros me ayudo a subir hasta la habitación y una vez ahí pedí estar a solas. Miro a un lado y veo el jersey manchado de sangre. Aún llevo el resto de la ropa. Me pregunto si, así se siente Arslan cuando acaba con una vida. Me abrazo más a las piernas y dejo que mis lágrimas se confundan con el agua. Escucho un ruido en la habitación y me sobresalto cuando la puerta sé del baño se abre. Arslan se detiene en la puerta. Nuestras miradas se cruzan y sé que puede calibrar mi estado emocional en este momento. Su mirada se desvía al jersey antes cerrar detrás de sí la puerta. —¿Cariño? —inquiere en voz baja. En silenc