Ha sido un día extraño. Intento por todos los medios no pensar mucho en lo que está sucediendo a mi alrededor peor es imposible. Arslan está encerrado en su oficina. Eros ha ido y venido, incontables veces. Por mi parte, he pasado el día tratando de ocupar mi mente en el trabajo. Obviamente, no lo he conseguido. Cuando el sol se pone, estoy más ansiosa que nunca. Dejo lo que estoy haciendo en el salón y me pongo de pie. Camino por el ligar hasta llegar a la oficina de Arslan. Abro la puerta y entro. Lo encuentro al teléfono. Frunce el ceño ante la intromisión, pero su gesto se suaviza un poco cuando ve que, soy yo la intrusa. —No me importa—dice—El acuerdo, no está sujeto a cambios—gruñe. Avanzo hasta él. Este, me hace un espacio y me siento en su regazo—¡Me importa una mierda lo
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