En el segundo semestre de la universidad lo curse en un instituto diferente. Como es de esperar, la mayoría de los que íbamos al primer centro (Cris incluida), pasamos al otro centro, pero lamentablemente para él, mi amigo no pudo continuar los estudios, puesto que según sus propias palabras — los libros y el no estaban hechos el uno para el otro. — Esa fue una decisión que me apeno bastante; primero dejaba de tener como compañero de clase a uno de mis mejores amigos de toda la vida, segundo y de rebote, igual me quedaba sin la posibilidad de seguir gozando de una criatura la mar de excitante como era Cris. Esos eran mis temores y así se los expuse a José. — ¿Estás seguro que no seguirás estudiando? — le comente un sábado que habíamos quedado para hacer una cervecita. — No colega, lo si