Te quiero cuando yo quiera

2548 Words
Cuando Santiago salió del edificio se encontró con Tomás que estaba saliendo del parqueadero. —¿Qué pasó?, ¿está muy enojada? —le preguntó Tomás. Santiago respiró hondo y después le dio un puñetazo en la cara que envió a Tomás al suelo. —Por ser tan imbécil —Santiago se alejó rumbo al parqueadero. Tomás comenzó a levantarse del piso, con su lengua tocaba la herida en el labio superior, para que Santiago reaccionara de esa manera significaba que las cosas estaban bastante mal. Sintió que el tiempo que duró en el ascensor fue eterno. Abrió la puerta del apartamento y sus ojos se abrieron en gran manera al ver aquella decoración, solo pudo dar dos pasos cuando Gera salió del cuarto. —¿Qué haces aquí? —inquirió con bastante enojo. —Gera yo… Lo siento, de verdad, perdón —empezó a suplicar. —¡Lárgate! ¡No quiero verte nunca más en mi vida! —gritó con fuerza, Gera empezó a tirar copas, platos, varias cosas en dirección a Tomás— ¡NO QUIERO VOLVER A VERTE EN MI VIDA! —Cálmate, por favor —en eso sintió que algo golpeó su cabeza, lo que había sido lo hizo sangrar y en ese momento se dio cuenta que debía irse de allí. Salió del departamento y escuchó un fuerte grito, sabía que no debía dejarla sola, así que llamó al único que podría calmarla. —Gabriel, por favor, ven urgente al apartamento de tu hermana, creo que va a cometer una locura, ven lo más rápido que puedas, ¿dónde estás? —dijo bastante asustado. —¿Qué?, pero ¿qué pasó?, ¿por qué no la detienes? —inquirió Gabriel asustándose, él iba en el auto, por suerte, estaba cerca de allí. —Es que no me deja entrar, si lo hago empieza a lanzarme cosas, ven rápido —explicó Tomás. Caminaba de un lado a otro en el pasillo, en eso escuchó como si algo se partiera y golpes bastante fuertes. —Ay no… ¿Qué está haciendo? —llevó sus manos a su cabeza asustado. Gabriel llegó corriendo, miró a Tomás quien tenía una línea de sangre en su frente y el labio partido, pero no tuvo tiempo de preguntar, los sonidos que había en el departamento avisaban que había un gran problema. Entró corriendo y observó a su hermana tirando cosas a las paredes mientras lloraba. —¡Basta, cálmate, ya, ya, tranquila! —la abrazó por la espalda y los dos cayeron de rodillas al suelo. Gera soltó un fuerte grito, se volteó para poder dejar su rostro sobre el pecho del muchacho—, tranquila, yo estoy contigo —empezó a acariciarle la cabeza con mucha suavidad, podía sentir como las manos de la joven apretaban con fuerza su camisa. Con solo divisar el lugar entendía lo que sucedía, todo fue ocasionado por Tomás. Sabía que aquella relación era una bomba de tiempo, de cierta forma sintió que era culpable, nunca debió dejar que ella tuviera una relación con alguien como él, con solo observarlo supo que no la quería, al menos para poder hacerla feliz. Ahora tenía a su pobre hermana llorando desconsoladamente, quería hacerla sentir bien, pero solo podía reducirse a un abrazo hasta que ella se calmara.   —Es cierto, con esos malestares no era bueno que fueras al lanzamiento de la película, aunque si fuera tú me hubiera puesto triste, estabas esperando ese día todo este tiempo y que cuando llegara no pudieras ir… —dijo Alejandra. —Creo que prefiero ahora estar así, con la tranquilidad de mi casa, no estar rodeada de personas. Lo importante es que la película ya fue lanzada y eso ayudará mucho en mi carrera, toda esa bomba de mi desmayo fue apagada y dijeron que todo fue estrés, así que no iría al lanzamiento. Lo bueno es que estoy recibiendo mensajes donde quieren que me mejore, eso es muy tierno, no hace mucho vi una foto de una niña que sostenía una hoja donde decía que estaba orando por mi recuperación, eso es hermoso —Keidys soltó una pequeña risita. —Aw… Eso es lo bueno de ser famoso —soltó Claudia. —Oye, Josef llega hoy ¿no? —dijo Alejandra. —Ah… sí —Keidys empezó a sentirse incómoda con el momento. —¿Le vas a decir sobre el bebé? —preguntó Mateo. —No lo sé —Keidys dejó salir un respiro profundo. La sala cayó en un gran silencio. En aquel momento se escuchó la puerta abrirse, todos voltearon a ver, era Santiago con un rostro de pocos amigos. —¿Qué sucedió? —preguntó Mateo. —El idiota de Tomás se le olvidó el aniversario y Gera se volvió loca, la dejé llorando en el cuarto, pero llamé a Tomás y él llegó cuando me iba a ir, le partí la cara para que deje de ser tan imbécil —explicó. Todos se asustaron. —No puede ser, voy a llamar a Gabriel, debe ir urgente allá, seguramente Gera debe de estar destrozando todo, puede cometer una locura —Alejandra se levantó del mueble y salió de la sala. Santiago se sentó al lado de su hermana y llevó sus manos al rostro, se notaba lo estresado que estaba. —Ya, cálmate, ese no es asunto tuyo, todos sabíamos que esa relación no iba a durar mucho, es lo mejor para la pobre de Gera, Tomás… es un idiota completo, mejor ve a bañarte, estas muy sudado —Keidys puso una mano en el hombro de su hermano y cuando él la observó, ella mostró una sonrisa tranquila. —Sí, huelo a de todo —Santiago se levantó del mueble y salió de la sala. —Está bueno que Santiago le pegara a Tomás, me hubiera gustado ver eso, lo más seguro es que yo molería a Tomás a golpes allí, hasta verlo sangrar —dijo Mateo. —Cállate ya —regañó Claudia fulminando a Mateo con una mirada. En ese momento tocaron la puerta con un poco de desespero, Mateo fue quien abrió la puerta un tanto dudoso, al ver que era Tomás con sangre en el rostro, se asustó. —Madre mía, pero en verdad te fue muy mal —soltó Mateo conteniendo una risa de burla. —¿Josef está aquí?, ¿no ha llegado aún? —inquirió Tomás con un rostro muy preocupado. —No… ¿Por qué? —Mateo puso el rostro más serio que tenía. —Lo llamé antes y me dijo que vio la película de Keidys y que ella salió desnuda allí, que… estaba demasiado decepcionado con ella, además que se escuchaba bastante estresado, me habló antes sobre algo de la empresa, no le entendí mucho, se escuchaba bastante enojado y dijo que iba a venir a acabar todo con Keidys, que no quería verla nunca más, en serio, cuando dijo eso se escuchó bastante enfadado —lo último Tomás lo dijo casi a susurro al notar que Keidys hablaba en la sala de lo más tranquila con sus amigas, hasta escuchó una carcajada y eso lo entristeció mucho. —Qué mierda… ¿Y ahora?, ¿qué vamos a hacer? — inquirió Mateo mientras llevaba una mano a su boca, sus corazones empezaron a palpitar con mucha fuerza. —A mí lo que me preocupa es que ella está embarazada y Keidys cuando se enoja se pone como loca. ¿Aquí está Santiago? —Tomás miró a todos lados. —Se está bañando —contestó Mateo. —Menos mal, me ve y empieza a matarme —Tomás pasó su lengua por la herida en su labio. —¡Tomás ¿no vas a venir para recibir tu castigo?! —gritó Claudia. —Acabé de hablar con Gabriel, la pobre Gera está destrozada —Alejandra caminó hasta el marco de la puerta y jaló el cabello de Tomás. —¡Ah…! ¡Alejandra, basta! —empezó a suplicar. —¡Golpéalo por mí, se lo merece por idiota! —gritó Keidys. —¿Sabes cuánto le costó a ella hacer todo eso?, tú no tienes corazón, en serio, te mereces tener esa cara así de demacrada. Vas a terminar solo y ella se va a conseguir a un buen hombre que la va a amar mucho y ojalá te lo restriegue en la cara, me encantaría estar ahí para reírme de tu mal y darte un buen golpe en esas malditas bolas hasta que quedes estéril —mientras Alejandra hablaba iba apretando más su agarre en el cabello de Tomás y él poco a poco se agachaba mientras gritaba del dolor. —Sí, sí, sí, pero por favor, suéltame, por favor —suplicaba Tomás. Alejandra lo soltó y sacudió sus manos—. No vales nada, ella es mucha carne para tan poco perro. A todas estas, ¿qué haces aquí?, ¿no sabes que aquí está Santiago y podría volver a golpearte? Yo no te lo voy a quitar de encima. —No es hora de echarme sermones —Tomás empezó a reincorporarse, estaba sudado y con moretones en todo su cuerpo, tragó saliva para poder aguantar la sed que tenía en ese momento—. Josef viene para acá y está enojado, vio la película de Keidys y dijo que allí ella sale en una parte totalmente desnuda y eso lo enfadó bastante, va a terminar todo con ella, pero conociendo a Josef y Keidys sé que va a ser de la peor manera posible, de seguro eso será una discusión horrible, sabes que ella está embarazada y eso es muy peligroso. Alejandra tapó su boca con las manos mientras empezaba a asustarse. —¿Qué vamos a hacer? —inquirió Alejandra—, si tan solo él supiera del estado de ella… En ese momento vieron un carro n***o que se estaba estacionado frente a la casa. —Ay no… ¿Y ahora? —preguntó Mateo un tanto nervioso al ver a Josef bajando del auto bastante enfadado. —Josef, oye, espera, cálmate —pidió Tomás cerrando el paso de su amigo. —Déjame Tomás, esto no te incumbe y tampoco a ustedes —regañó Josef con la voz muy severa. Keidys se levantó del mueble al escuchar las voces que no sonaban naba bien. Se acercó con Claudia a la entrada. —¿Qué está sucediendo? —inquirió ella, quedó observando el rostro de Josef que se veía bastante enojado. —Necesito hablar contigo —informó Josef entrando a la sala—. Pero a solas —miró a todos. —Lo siento, pero yo no me voy a ir de aquí —replicó Tomás cruzándose de brazos. —Por favor, yo también necesito hablar con él —pidió Keidys. Sus amigos accedieron y se fueron al patio a la espera de cualquier ruido extraño para entrar corriendo. Keidys se miró fijamente con Josef, el silencio era atemorizante. —Acabé de ver tu película y ¡oh, sorpresa!, veo a mi novia mostrando todo su cuerpo en la maldita película que el mundo entero dentro de poco verá, qué hermoso recibimiento tengo, ¿sabes cómo te viste?, como una completa regalada, riéndote mientras muestras todo a una puta cámara —dijo Josef. —¿Es en serio? —Keidys se cruzó de brazos—, Josef, solo es una película ¿en serio te vas a poner así por eso? —¡¿Cómo quieres que me ponga?! Si veo a mi novia mostrando todo en una maldita película y hay un montón de pervertidos comentando como te gustarían ponerte si te estuvieran follando —la observó con impotencia y Keidys empezó a asustarse, no lo reconocía—. Pero, al parecer te gusta que los hombres te deseen de esa manera, por eso es que lo haces, esa es tu forma de ganarte esa fama ¿verdad? —No puedo creerlo, así que esa es la idea que tienes de mí —a Keidys se le empezó a inundar la mirada. —¿Y qué idea más voy a tener? ¡Si eso es lo que me estás demostrando!, es por eso que mi abuelo no te quiere ver conmigo, es la verdad, ¡eres una maldita regalada que le gusta que todo el mundo la vea desnuda, porque así es como quieres ganarte la fama! —Josef tiró un florero que estaba sobre una mesita pequeña que estaba recostada a la pared, aquel sonido llenó de impotencia a Keidys. —¡ERES UN MALDITO DESGRACIADO! —le dio un empujón sin importarle que el piso estaba lleno de agua y vidrios— ¡LÁRGATE!, ¡NO TE QUIERO VOLVER A VERTE EN MI VIDA!, ¡ESTÚPIDO!, ¡POCO HOMBRE!, ¡NO VENGAS A MI CASA A TRATARME ASÍ!, ¡IMBÉCIL! —Josef quedó arrinconado en la pared y Keidys le dio varias bofetadas. —¡YO TAMPOCO TE QUIERO VER EN MI VIDA! ¡NUNCA! —Josef la empujó para poder hacer espacio, aunque fue de una manera bastante seca y un tanto violenta. Abrió la puerta y se fue dando un gran portazo. Tomás, Alejandra, Claudia y Mateo habían quedado pasmados viendo aquella escena, esa forma en que la pareja se trató los dejó sin saber qué hacer; nunca imaginaron que ellos serían capaces de llegar a ese nivel. Keidys quedó respirando bastante agitado, después soltó el llanto mientras se agachaba. Santiago bajó mientras terminaba de ponerse una camisa y quedó observando a todos confundido: —¿Qué pasó? —su mirada bajó hasta el piso lleno de vidrios—, Keidys, ten cuidado, no te muevas de allí. ¿Por qué estás llorando?, escuché gritos y parecían ser de Josef —volvió a mirar a todos— ¡que alguien me explique! Escuchó un motor de carro afuera de la casa, en un impulso salió e impidió el paso del auto, le dio un manotazo. —¡¿Qué le hiciste a mi hermana?! —gritó. Los chicos salieron de la casa: —Santiago, cálmate —pidió Mateo. —Basta Santiago, cálmate —pidió Tomás. —¡No me pidan que me calme, este estúpido cree que puede llegar y tratar mal a mi hermana, la hiciste llorar, nadie hace llorar a mi hermana e irse sin que yo lo muela a golpes, si eres tan macho baja, sal, cobarde! —se acercó y le dio una palmada al vidrio de la ventana. Josef bajó del carro y le dio un empujón. —¡¿Qué es lo que quieres Santiago?! Esos son asuntos de Keidys y mío, no te metas. —¡Claro que me meto, es mi hermana, si yo llegara e hiciera llorar a tu hermana ¿cómo te sentirías, idiota?! ¡Hasta en el maldito cuarto se escucharon los gritos y partiste un florero!, ¿estás loco? ¡Pudo haberse hecho daño! —le dio un empujón al pecho de Josef. —¡Cálmate Santiago! —Tomás se metió en el medio de los dos. Miró a Josef— ¡Lárgate! ¡Ya tú no tienes nada que hacer aquí! —Josef y su mejor amigo cruzaron miradas— ¡Que te largues te dije! —gritó con fuerza. Josef entró al carro y los muchachos tomaron de los brazos a Santiago, lo arrastraron para que le hiciera paso al auto. Cuando Josef empezó a salir de la casa Santiago intentaba soltar el agarre. —¡TE TENGO QUE ENCONTRAR MALDITO!, ¡TE VOY A PARTIR LA PUTA CARA, A ESTA CASA NO VUELVES! —gritaba con mucha fuerza. Keidys escuchaba aquello mientras estaba sentada en el mueble, soltaba gritos descontroladamente, Alejandra y Claudia estaban muy preocupadas por su amiga: —Ay, amiga, debes calmarte, puedes hacerle daño al bebé, debes ser fuerte. Josef no te merece, no pienses más en él, recuerda que estás embarazada y que si sigues tomando estas emociones tan fuertes podrías perderlo, ¿quieres eso? —dijo Claudia. Keidys abrazó su vientre y empezó a calmarse. —Sí amiga, debes de calmarte, voy a hacerte una aromática para esos nervios, ay, hasta yo me siento mal —Alejandra peinó su cabello— ¡Y esos otros estúpidos parecen gallos de pelea allá afuera! —gritó enojada mientras observaba la puerta de la casa. En ese momento ellos entraron. —¡¿Tú estás loco o qué?! ¿Cómo se te ocurre salir a provocar a Josef sabiendo que eso pone más nerviosa a Keidys y ella podría perder el bebé?, hasta yo estoy mal —Claudia le dio una bofetada a Santiago. —Lo siento, no me acordaba —se disculpó Santiago, miró a su hermana que estaba casi temblando sentada en el mueble—, perdón —se sentó al lado de ella y la abrazó.  
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