Josefina.
—Ma... —golpeo la puerta de la habitación de mis papás despacito por si duermen.
—Pasa.
—¡Ay noooo!. —mi mamá esta acostada y mi papá casi arriba con la cabeza en los pechos y se rien los dos—. Venia avisar que voy a salir.
—¿A dónde vas?.
—Me invitaron a salir.
—Bueno, —mi mamá agarra su celu—. Dame el número de teléfono del chico y el nombre.
—No lo vas a llamar.
—No voy a llamarlo, es para estar seguros.
—Bueno, Mateo.
—¿El compañero de Pato?.
—Si, me invitó a salir.
—Bueno, —salgo sin mas nada que decir y bajo a esperarlo, cambio la tele nerviosa buscando fuerzas de donde sea.
Mateo—. Llegando.
Jose—. Ok, espero.
—Bueno... —me paro delante del espejo que mis papás tienen en una pared viéndome, tengo el vestido que me regalaron las nenas, unas sandalias bajas que me compré y una carterita, regalo de Pato.
—Va... —por el espejo lo veo a Kevin cuando entra con Lucia—. ¿Qué haces asi vestida?.
—¿Qué voy a hacer asi vestida?.
—No, ni idea, nunca te vi tan femenina.
—Ah, no es tan raro tampoco. —me inclino dándole un beso a Lucia y oigo la bocina.
—¿Vas a salir?.
—Si, tengo una cita, no vemos.
—Ey, ¿y quién va a cuidar de Lucia?.
—Y tú, ¿eres el papá o el que se comió el garrón?. —salgo riendo donde se enoja cuando se lo digo, veo una camioneta como la de Pato venir, no me esperaba eso, me imagina un auto mas pequeño, me paro en el cordón esperando.
—Hola. —rodeo subiéndome—. Estas muy hermosa.
—Gracias, no sabia que ponerme. —me pongo el cinturón cuando arranca.
—Cualquier cosa hubiera sido perfecto.
—Es mi primer cita.
—La mía igual.
—Aaaggg.
—¿Qué?.
—Que no te creo.
—¿Porqué?.
—No sé, pero siento que me mientes.
—No te miento, y siento lo mismo que tu, no te creo que sea la primera vez.
—Es mi primera vez, mis papás quedaron en shock cuando les dije que salía. —me da unas miradas fugaces—. ¿Tienes planeado donde ir?.
—Em no, decía de llegar y que caminemos un poco buscando que comer.
—O donde no este lleno.
—Esa es buena también. —miro hacia adelante sin saber qué hacer—. ¿Qué edad tienes Jose?.
—Veintiuno, ¿tú?.
—Veintidós, estamos ahi no mas. —estaciona en la plaza mayor—. Bien, ¿vamos?.
—Si, —me ajusto la correa de la cartera esperando que venga de mi lado—. Muy linda tu camioneta.
—Gracias, estoy feliz, hace dos meses la terminé de pagar.
—Nooo, que bueno, mis felicitaciones.
—Gracias, fue una jugada arriesgada y tu hermano me lo dijo.
—¿Si?.
—Si, me dijo que él me aconsejaba que vaya por un auto mas accesible pero no, fui de angurriento a la camioneta, cuidado. —me agarra de la mano alejándome de unos pibes que venían de frente y parece que si no me movía me pasaban por encima—. Perdón por agarrarte asi.
—No hay problema. —cuando me suelta se friega la mano en el pantalón y me siento muy mal por eso, porque eso hacían los chicos del barrio cuando me tocaban, se fregaban y decían, que asco, no soy gay, me reía pero aun duele—. Mira, ahi se ve bueno.
—Si, vamos, vine un par de veces y esta bueno.
—¿Eres de salir mucho?.
—No sé cocinar, mi plato fuerte son las milanesas al horno y tomate en rodaja con sal.
—Fua, tremendo plato te mandas.
—La próxima te invito mi manjar.
—Bueno, ansiosa. —no aguanto la risa y él me imita.
—De verdad, te hubiera invitado hoy pero para la primer cita tiene que ser algo muchísimo mejor que una milanesa seca y dura.
—Hubiera sido una buena cita igual.
—No mereces eso Jose. —me abre la puerta del local asi entro.
—Hola, ¿Cómo están? ¿son solo los dos?.
—Si, los dos, ¿y podría ser algo lejos del baño?.
—Emmm. —el chico mira para todos lados—. Vengan, acompáñenme. —salto un poco porque no me esperaba que me agarre de la cintura por atrás—. ¿Aca les parece bien?.
—Si, muchas gracias.
—Bien, les dejo la carta, ¿algún aperitivo?.
—¿Tienen algo que traigan enseguida?. —me corre la silla asi me siento, lo hago sonriendo por el gesto.
—Tenemos una plancha de fiambres con diferentes quesos y salsas con pan de campo y uvas.
—¿Te parece?.
—Una gran idea.
—Bueno, la tabla entonces, y yo quiero un jugo de naranja. —el chico se va a buscar nuestras cosas y miro la carta—. ¿Trabajas ahi en la fiambrería hace mucho?.
—Unos cuatro años, Pato me lo consiguió.
—¿Querían que trabajes?.
—¿Pato? Noooo, el odia que trabaje, siempre me dice que no lo haga y no quería que lo haga aunque me consiguió ahí porque es de un vecino con el que Pato se crió, pero no quería ni quiere, dice que él me mantiene pero no, necesitaba salir un poco de la casa y no es justo que me mantenga.
—Pato me mata cuando vea esto.
—O tal vez se emociona que al fin su hermana sale de la casa.
—¿Qué pasa contigo?.
—¿Con qué?. —sigo viendo que pedir y que se acomode a lo que traje de plata, no sé cuanto saldrá la tabla de fiambre pero intento calcular.
—Por como hablas.
—Permiso chicos, —acomoda las cosas y es una buena plancha de fiambre, en donde trabajo las hacemos también—. ¿Ya están para pedir?.
—Yo quiero la hamburguesa doble con papas, chédar y tocino.
—Lo mismo que ella...
—En unos veinte minutos esta.
—Gracias... Dime Mateo, si no es muy atrevido y no me quieres responder esta todo bien, ¿Cómo se gana en la policía?.
—¿Tus hermanos no te dicen?.
—Nooo, ninguno, mi cuñada Sol que es la mujer de Fernando me dijo, ¿para qué quieres saber? ¿cambia tu vida si lo sabes? y no pregunté mas, porque es de metida pero me da curiosidad, y no me digas un numero, solo si o no.
—Si, gano bien, me da muy bien los números aunque despilfarro como pedir comida a diario.
—¿Te costó pagar la camioneta?.
—Un poco, —saco una de las salsas que tiene ajo y me gusta, aunque paro de comer cuando recuerdo a Marce decir, no comas ajo en una cita, si hay beso se va a cortar enseguida—. Recién entraba a trabajar, llevaba unos tres meses de recibirme cuando me metí en la camioneta, fui pagando de a dos cuotas cuando podía, y me quedaba seco porque nunca había visto tanta plata en mi vida, entonces me volvía loco gastando, fue hasta que aprendí a base de retos de Pato que primero los gastos, la comida y después gaste como se me dé la gana, y asi sigo hasta ahora.
—Mi hermano el metido.
—Sus consejos me sirven mucho sinceramente, y dime, la única mujer entre un montón de hermanos.
—Si, es loco eso.
—¿La pasabas mal?.
—Un poco.
—Me imagino los celos.
—Todo lo contrario. —frunce las cejas viéndome fijo—. No me ven como su hermana, soy uno mas para ellos.
—¿Uno mas en qué?.
—Como si fuera otro hombre mas.
—Es entendible igual.
—Si, —saco jamón crudo que me gusta mucho—. Yo tampoco me esforcé mucho es ser mujer, quería ser como ellos y jugar como ellos.
—Me refiero que eres su única hermana, por hi es un método de defensa respecto a su hermanita.
—Vaya a saber qué pensaran, trato de mujer no recibí, ¿tienes hermanos?.
—Si, somos cinco Pero deben haber más.
—¿No sabes?.
—No, mi papá es picha floja. —comienzo a reir con ganas porque sonríe—. De verdad, no tengo idea, conozco a dos que son de otra mujer, con mi mamá somos los cinco, y me dijeron que tuvo otro mas, no tengo idea la verdad.
—No tienes trato.
—No. —toma jugo cargando los codos en la mesa—. Prácticamente desde que me metí en la academia no los veo, no me hablan para nada.
—¿Y eso te duele?. —cuando se tira para atrás niego enseguida—. Perdón, fue muy irrespetuoso.
—Si, un poco.
—Permiso chicos.
—Muchas gracias. —le sonrío al chico cuando termina de acomodar las cosas—. Gracias, muy amable.
—Bueno, —sonrío acercando mas el plato hacia mi.
—Que rico se ve esto mi Dios.
—¿Qué piensas de esta salida?. —saco una papita bañada en queso comiéndola.
—La verdad que me sorprendió que me invites, de verdad, y me esta gustando tu compañía.
—A mi igual, tenia un poco de miedo de invitarte.
—¿Por?.
—No porque no aceptes, en un momento dije, me va a decir que no y encima decirle al hermano.
—Nooo, igual no hay drama con que se entere.
—Si, para ti, a mi me parte al medio. —llego a aplaudir riendo, cuando sonríe es aun mas apuesto, aunque se nota que no rie a menudo—. ¡Que mala!.
—Pierde cuidado que voy a defenderte, aunque esta sea la única vez que nos veamos voy a defenderte igual. —asiente agarrando la hamburguesa con las manos—. ¿Y tú?.
—Re bien, me alegraste la vida cuando aceptaste.
—Que loco.
—De verdad, estaba que me hacia encima de los nervios porque no sabia qué hacer, ya no sabia qué más decir para que aceptes. —hago lo mismo que él, morder la hamburguesa, no sabia qué hacer para comerla sin las manos—. Mmm, ahi me dije, ¿Por qué no soy un mujeriego que sabe coquetear?.
—¡Ay noooo!. —me da una servilleta cuando me tapo la boca con la mano—. Gracias.
—Si, porque eres la primera que invito a salir.
—Yo no tuve nada porque me vestía como un chico entonces los chicos creían que era un hombre afeminado, hasta ahi bien. —mastica con la boca llena donde dio una gran mordida—. ¿Pero tú? eres muy lindo. —comienza a toser dándome risa—. Siiii, de verdad, no entiendo eso que no sales, y no digas que la academia porque Pato era picha loca como dices tu en la academia.
—Digo lo de la academia porque es asi, quería recibirme con el mejor promedio posible y tomaba todas las clases y toda la ayuda, me leía toda las recomendaciones de los profesores, y cuando ya no veía mas por el cansancio de la vista salía a correr y entrenar por mi cuenta, era mi meta y me esforcé por conseguirlo, no pensaba en nada mas.
—¿Y cuándo te recibiste?.
—Fue lo mismo, Pato fue uno de mis instructores en la academia, me hice muy allegado a él porque explicaba muy bien entonces lo cansaba preguntándole cosas, cuando me recibí me enteré que me había pedido para trabajar con él, —come unas papas mas calmado—. Y aunque me pidió y trabajo con él me tuve que ganar mi lugar y tengo que mantener mi lugar, soy por ahora el mas joven de la base y creen que soy hijo de todos y cuesta, cuesta entender, me cuesta entender que son todos grandes y que me quieren manejar o enseñar.
—¿No te dejas enseñar?.
—Si, cuando se habla con amabilidad porque yo los trato a todos asi, y las únicas cagadas a pedo que me banco son de tu hermano, de Ignacio y Mauro, de nadie mas, pero después se trabaja bien.
—Que bueno, yo ahora estoy en esto de la fiambrería, estoy sacando mis materias que me quedaron de la secu que me cuesta mucho una materia, ya me presenté cinco veces y no puedo sacarla, y después quiero estudiar.
—¿Y qué quieres hacer?.
—Lo que hace Lucre, la mujer de Nachito, tengo que buscar un mejor trabajo porque la carrera es cara.
—¿Tus papás no pueden?.
—No quiero obligarlos a pagar una carrera de ese nivel, y me sentiría con la presión de que tengo que aprobar todo de una y después me sentiría mal sino llevo todo parejo.
—¿Pero cómo vas hacer si estudias y trabajas?.
—No sé, voy a tener que acomodarme y aprender, va a ser difícil, pero no quiero cárgalos mas de lo que los cargo.
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Holis, comenzamos con esta nueva historia, voy a estar publicando Lunes, Martes, Jueves y Sabados.
Les recuerdo que sigue en actualización Lo Que Pudo Ser.
Besos....
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