Josefina.
"Te dejo mi número por si te interesa salir conmigo, nunca coquetee con una chica y soy bruto, disculpa si te hice sentir mal o incómoda, si quieres escríbeme".
Tirada en mi cama viendo el techo me pongo a pensar en si escribirle o no, me sentí realmente incómoda cuando hablamos y fue como, aja, ¿tú, vienes a coquetearme? y me sentí una machona, sentí que era la misma que era hasta hace unos meses, donde me vestía como mis hermanos, donde no se sabia si era un hombre, o uno un poco afeminado donde tenia pechos y el periodo, y no quiero volver a eso, me siento humillada, avergonzada, enojada, no quiero volver a ser esa mujer, no quiero volver a ser tan insegura que me afecte lo que piensen de mi.
Jose—. Hola, soy Josefina, espero no molestar con mi mensaje.
Mateo—. Hola, no molestas, estaba rogando que me escribas.
Mateo—. ¿Ya se fueron del salón?.
Jose—. Si, acabamos de llegar, quedé re cansada.
Mateo—. Andabas para todos lados también, no paraste nunca.
Jose—. Es que me gusta ayudar, estoy acostumbrada a ayudar a mis cuñadas.
Mateo—. Te pido disculpas, estabas siento amable y yo actué como un imbécil.
Jose—. No hace falta que me vuelvas a pedir disculpas, yo fui una atrevida. —dejo el celu en mi vientre tapándome la cara porque se me caen las lágrimas creyendo que un muchacho super apuesto como él, iba a verme como una mujer, fue horrible la situación en la que nos puse, agarro el celu porque me sonó.
Mateo—. No fuiste atrevida, no pienses asi.
Mateo—. Me pareciste muy simpática al acercarte.
Lo pongo en silencio y me giro en la cama llorando, y sintiéndome miserable, como cada día de mi vida me siento mal, no le hecho la culpa a nadie, pero mis hermanos me generaron traumas, mis papás nunca frenaron las burlas ni mi forma de vestir, nunca escuché que mi mamá me diga que estaba mal vestir asi, o que asi no vestían las nenas, mis cuñadas si, pero hasta que llegó Marcela no les prestaba atención porque lo tomaba como burla de su parte, mi papá lo único que decía era que no se pasen con los chistes, no que paren, sino que no insulten en sus chistes, y aca estoy, intentando encontrarme, intentando ser la mujer como me siento, lo que siempre quise.
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Días después.
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Salgo del trabajo de medio tiempo que tengo en una fiambrería camino a mi casa, llevo mi paga del día en fiambre y unas bebidas porque mañana es el cumple de Pato y mis papás quieren ir hoy porque él no quiere hacer nada del enojo que tiene hacia mi mamá y hacia mi por culpa de mi mamá; Fer le escribió a Ignacio asi quedaban y organizaban, mi papá me dijo que ellos compraban la carne para los de la casa que son mis papás y vendríamos siendo Juanma y yo, porque Kevin ni idea donde andara, y mi papá me dijo que yo lleve para picar y Juanma unas bebidas, porque él trabaja con mi papá y tiene su dinero, no mucho al igual que yo pero tiene y tiene que aportar asi sea con el pan.
—Ey, Jose. —no soy de ver a los autos que me gritan algo pero miro al costado donde Ignacio para, en realidad Mateo que va manejando y el de acompañante con el brazo colgando por fuera—. Sube preciosa.
—Si. —el único que siempre me trató como una dama y con apodos lindos, parece que nunca me vio como la marimacho que era, siempre fui preciosa, pins, hermosa—. ¿Cómo están?.
—Bien, che, que tarde sales de trabajar.
—Ocho horas hice hoy.
—¿Mañana trabajas?.
—No, la dueña me dijo si hacia las horas de mañana hoy porque mañana cierra.
—No me digas, y yo que iba a comprar.
—Pasa hoy, mañana cierra supuestamente. —miro hacia el espejo retrovisor incómoda donde Mateo me mira, me hace señas de teléfono como que llama y yo asiento.
—¿Qué te pasa?.
—Nada, me rasco la cabeza. —sonrío mirando hacia afuera—. Em, ¿Señorita, a dónde vive?.
—Perdón, supuse que sabias.
—Yo te voy guiando...
—Bueno, pero dime a unos cincuenta metros antes de doblar por lo menos, porque me dices justo y me putean los demás.
—Si, te aviso, en donde esta el semáforo dobla a la izquierda, viven cerca de la estación, bueno, ¿Qué vas a hacer preciosa?.
—Mi papá dijo que haga cosas para picar, traigo para hacer una carne arrollada, unos sanguchitos, y unas papitas y chizitos.
—Ah buenísimo, justo hablábamos con Mate si había que llevar algo mas.
—Yo llevo bastante, viste que mi papá y mis hermanos comen bastante.
—Ahora que me doy cuenta. —se gira un poco en el asiento—. Allá dobla a la derecha y ahí derecho hasta que cruces la Lago Escondido.
—Bueno.
—Volviendo al tema Jose, te encontré mas delgada.
—Estoy igual, solo que como siempre andaba con ropa grande no se notaba.
—¿De verdad?.
—Si.
—Mira, yo le decía a la gordi y la gordi me decía también, Jose esta mas delgadita y mas hermosa.
—¡Ay Nacho!.
—De verdad tonta. —me hace poner avergonzada.
—Llegamos.
—Bueno, gracias chicos, nos vemos a la noche. —me bajo y espera a que entre a la casa para irse, me voy al departamento de atrás donde estoy viviendo, falta mucho aun pero ya estoy ahi, por lo menos duermo y tengo mi espacio personal.
—JOSEEEE.
—EEEUUU. —abro viendo a mi mamá.
—¿Te vas a bañar antes de comer?.
—Si, ahi voy, me quería sacar el jean donde venia muerta de calor.
—¿Quién te trajo?. —ando en bombacha, tengo mi baño personal que es de muuuuucha ayuda.
—Ignacio justo pasó y me alcanzó, menos mal.
—Si, porque hace tremendo calor hija.
—Bueno, me baño y ahi voy.
—Dale, te caliento la comida por mientras.
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Vamos donde Pato con todas las cosas encima porque llevamos todo en un solo viaje, mi papá tiene un auto un poco pequeño en donde con Juanma nos tiran todo encima, en el baul lleva leña y una parrilla mas por las dudas, dos reposeras para ellos y unos banquitos para mi y Juanma.
—HOLAAAAA. —sonrío cuando salen las dos a abrirnos.
—Mira la agrandada. —Violeta abre el portón haciéndose la grande.
—¿Cómo están?.
—Bien, espeando, impiamos toda a casa. —mi mamá sonríe abrazándola a Mora que me encanta lo suelta que es.
—Uy, ahora vamos a ensuciar.
—No preocupes, mañana limpiamos de nuevo, pasen por favor. —a penas me bajo Viole me abraza—. Hola Joseeeeee.
—Hola Violeeeee.
—Pasa, tenemos sorpresa.
—Bueno, entremos asi dejamos las cosas y me muestran la sorpresa.
—Buenaaaaassss, hay pero que linda esa pollera Jose.
—¿Viste?. —es una azul profundo con bolsillos por delante—. Ayer la compré y la quería estrenar.
—Esta re bonita, me encanta. —entramos todas las cosas jadeando donde esta fresco, Pato hace unos años les regaló a mis papás un aire enorme que no quieren encender por el tema que consume mucha luz y Marce no le tiene miedo a la boleta parece.
—Aaajjj que fresco que esta.
—Hace mucho calor.
—Ven Jose,
—Si, voy con las chicas.
—Ahi llegó Marcos.
—Esperen que saludo. —saludo a Ignacio y Lucrecia, y ahí voy con las nenas a sus habitaciones.
—Ciea os ojos.
—Si, no me hagan chocar con nada. —me llevan de la mano, me hacen sentar y no sé qué me quieren mostrar.
—Bueno, puedes ver.
—Si. —abro los ojos viéndolas con unas bolsas de compras.
—¡Sorpresa!.
—No es tu pumpeanos peo queiamos galal.
—Wou, no me lo esperaba, gracias chicas.
—¡Ay, todo Jose!. —Lucre entra haciendo caras y yo me rio porque siempre me molesta.
—No sea pesaaa, cálmate.
—Bueno eh.
—Si tia, que pesada, hacemos regalos también, no enojes. —se sienta a mi lado donde mas me rio y me da unos golpes.
—No te rías mala.
—Abre los regalos Jose.
—Si, veamos con qué me sorprenden. —abro el primer paquete sacando un vestido rojo precioso—. ¡No puede ser, que hermosoooo!.
—¡Ay que lindo Jose...!.
—No puedo creerlo, gracias chicas.
—Abe oto.
—Si, —abro el otro y es un conjunto de pollera y top verde militar precioso—. Se pasan ustedes. —las abrazo a las dos dándole besos—. ¿Cómo les recompenso estos regalos?.
—No hagas, damos porque queremos Jose.
—Yo las quiero mas chicas, gracias.
—¿Y?, ¿Te gustaron los presentes?.
—Si, gracias Marce. —le doy un abrazo con deseos de llorar.
—Lu eligió casi todo.
—Ay mala, y me estabas peleando. —la empujo porque se rie.
—Venia a decir que llegó Mateo. —la miro todo mal a Marce que serie.
—¿Estas tonteando con Mateo?.
—Sssshhh.
—No decimos nada nosotras Jose.
—Tlanquila.
—Bueno, no ando nada, hablamos un poco en el cumple de Mori.
—Yo empecé asi.
—Yo igual.
—Ay, que pesadas. —guardo las cosas en sus bolsas y las miro a las nenas—. ¿Bajamos?.
—Si, vamos. —abajo comienzo a ayudar a Marce con las cosas que es acomodar los aperitivos en las bandejas, las nenas se van afuera con mis demás sobrinos a jugar.
—Bueno, ahora si salimos.
—Voy al baño Marce.
—¿Porqué lo esquivas?.
—No hago eso.
—¿Pasó algo?. —espero a que salgan todas—. ¿Qué pasa Jose?.
—Me da vergüenza estar con él.
—¿Por?.
—Porque hablamos en el cumple de Mora.
—Los vi.
—Bueno, yo... —miro a otro lado llena de vergüenza—. Vi que me miraba mucho entonces decidí acercarme y no fue como crei... —la miro ya llorando—. Me habló como si fuera su amigo.
—Jose...
—Me sentí muy mal... Me dio su número y le escribí y me lo volvió a confirmar, por mas que me vista como mujer sigo siendo un marimacho.
—Permiso... Disculpen, pero necesito el baño.
—Si, ahi. —la miro a Marce que mira detrás mío—. Los dejo un momento, cuando toza es porque viene alguien.
—Gracias Marcela. —me agarra de la mano moviéndome a un lado donde no se ve hacia afuera asi que no nos ven—. Te mandé mensaje estos días.
—No estas obligado a invitarme a salir porque confundí las cosas.
—No confundí nada.
—Yo si lo confundí, porque no tenemos nada... —lo miro tomando valor, es mucho mas alto que yo y muy grandote a mi lado, soy plenamente consiente de eso—. Es una estupidez mía, tu no tienes nada que ver.
—Quiero que salgamos...
—Perdón...
—No me pidas perdón, sal conmigo y ya.
—No quiero ser tu amigo que parece mujer y le tienes confianza, no me interesa eso. —se va al baño cuando Marce toce y yo voy a la cocina.
—Eh Jose, tienes que ir a hacernos los tragos.
—Ahí voy. —salgo con Fernando que vino a buscarme, voy donde tienen las bebidas y yo las armo—. Toma Marcos.
—Gracias, mmmm, que rico, pareces un viejo borracho que toda la vida tomo.
—Si, un viejo.
—Si, un viejo con las piernas depiladas. —lo miro apretando mis labios y no veo por las lágrimas—. Estaba jodiendo Jose.
—Ahi les dejé preparado. —me paso las manos por la cara asintiendo donde con Fernando me miran serios—. Voy con mamá.
—No te enojes Jose, era un chiste.
—Tia ven a jugar a la pelota.
—No puedo, estoy con una pollera corta. —voy con mi mamá apretando mis manos con fuerza, agarro el teléfono cuando me suena.
Mateo—. Estas muy hermosa.
Mateo—. Lo digo de verdad, no como si fueras mi amiga. —alzo la cabeza viéndolo que me mira fijo, señala su teléfono y miro el mío.
Mateo—. ¿Por qué no me crees?.
Jose—. Por que no soy linda.
Mateo—. Para mi lo eres.
Mateo—. Mañana te invito a salir, acepta por favor.
—Hija tráeme mas gaseosa por favor.
—Si. —le sirvo a mi mamá y me sirvo yo.
—¿Vieron el culazo que tiene Jose?. —la miro a Sol que sonríe viéndome.
—Si, tremendo culo te guardabas amiga.
—Bueno, basta que me hacen poner incómoda.
—Tienes que aprender a recibir halagos Jose. —Lucrecia habla sabiendo lo que pasa—. Eres preciosa nena, aprovéchalo.
—Que consejo.
—Y si Elva. —me siento al lado de mi mamá que la mira a Lucre con mala cara—. Como si usted no hubiera aprovechado su juventud.
—Y si que la aprovechó.
—Ya sale ella, la bocona de la Emilce.
—Ay, gracias, si por decir la verdad me dice bocona siga diciéndolo no mas. —comienzo a reír porque comienzan a decirse cosas con mi mamá, y Emilce como siempre se pasa, vuelve a sonar mi celular, lo agarro aun riendo.
Mateo—. ¿Qué dices?.
Jose—. ¿Por qué tanto desespero?.
Mateo—. No quiero que nadie me gane el salir contigo.
Jose—. ¿Ósea que me tomas como un premio?.
Mateo—. Un trofeo mejor dicho.
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Holis, bueno, esta historia me hacia mucha ilusión escribirla ya que son personajes que me inspiran muchas ideas.
Recuerden que sigo actualizando Lo Que Pudo Ser y cuando tenga noticias de esta historia lo voy a estar informando.
Besitos!!!
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