Capitulo 2

2170 Words
Menos mal les compré el regalo a Viole y Mora cuando me llegó la invitación, sino no sé, no hubiera venido sin regalo, Patricio me invitó al cumpleaños de la mas grande y no pude venir por el tema del regalo, y ahora me dijo, te quiero ver ahí, te acomodé el cronograma para que estés y te quiero ahi o te voy a buscar. Llego al predio, porque es como un quincho, hay mucho estacionamiento y hay muchos juegos a un lado donde ya hay unos nenes jugando en los inflables. —Eh, llegaste amigo. —Buenas... —Pato esta justo en su camioneta—. Llegué llegué, te doy una mano. —Dale, —nos damos la mano y agarro un taper enorme donde veo cosas saladas—. Es lo último. —¿Tienes muchos invitados?. —Yyyy, son varios. —Ahora me siento mal por pedirte dinero con el cumpleaños tan cerca. —Nada que ver. —Siii, mira todo esto. —Ey, nada, si te pasé es porque podía sino te hubiera dicho que no. —vamos a la cocina donde hay unas chicas acomodando las cosas en bandejas, saludo asi no mas y dejo el taper. —¿Pati, voy acomodando unas bebidas?. —me giro al oír la voz mas femenina que oí en la vida, hay una chica de estatura promedio, delgadísima, pelo rubio oscuro, y preciosa, simplemente eso, preciosa—. Hola. —Jose, él es un compañero del trabajo, Mateo, mi hermana. —Hola señorita, —me muevo un poco asi le abro el paso a la cocina—. Un gusto. —Igualmente. —Dime si te doy una mano con algo Patricio. —Ayuda a mi hermana por fa, a llevar unas gaseosas a las mesas y ahí salimos afuera a la parrilla. —Bien. —aun con las bolsas con los regalos, porque le traje a Violeta también, saco unas gaseosas y vamos a las mesas—. ¿Cómo las pones?. —Una en cada mesa, después voy poniendo mas y frescas, ahora es como para que cuando lleguen los invitados tengan para tomar. —salgo donde la chica se va hacia la entrada con unas personas que llegaron y yo salgo con Pato e Ignacio que están afuera haciendo fuego. —¿Y Mora?. —MORAAAAA. —sonrío cuando viene corriendo porque tiene un disfraz de tortuga, Violeta de flor, y Marcela de abejita. —Holaaaaa. —Aaagggg. —riendo la abrazo colgándola donde venia corriendo, suele ir a la estación a dejarle comida a Patricio y charlamos porque son parlachinas, con Violeta charlo y como Mora peleamos—. ¡Feliz cumpleaños preciosa!. —Gacias pol venil. —Un placer venir, toma, un regalito y discúlpame, pero a tu hermana no le di regalo en su cumple y le traje, ¿te molesta?. —Nooo, pala naaa, —Toma Viole, perdón por no venir a tu cumple. —agachado veo como abren los regalos, a Violeta le traje una billetera toda rosa con brillos y unos moños, y a Mora le traje un billetera violeta con brillos y unas binchas que la chica dijo que eran muy lindas. —Aaaggg, que hemosooooo. —Gracias Mateo, es precioso. —Muéstrame hija. —Si, mira que hermoso. —vuelvo con Ignacio dándole la mano y dándole un besito a su hija que es preciosa, también las mujeres de estos dos son preciosas. —Hola... Hola preciosaaaa. —¡Ay hija, que alegría!. —Mas hermosa es ella. —Uy, ahora no van a andar sin sus billeteras. —Intenté que sean lo mas de niñas posible. —Y lo son. —Pato va a la parrilla donde acomoda la parrilla, y veo a la hermana venir con una fuente. —Amigo, desvía la vista o Pato se calienta. —No miro nada. —Pati traigo las brochet y ahi viene Juanma con las hamburguesas. —Dale, gracias. —parado al lado de Ignacio la veo a la chica venir y hacerle caras a la bebé que se tuerce toda. —Hola bebé pequeño. —Ay Jose agárrala. —Uy que sopa. —la agarra dándole besos y yo sonrío, pero miro a otro lado cuando la chica me mira—. La llevo adentro por el humo. —Si, cualquier cosa avísanos. Llegan los demás de la estación que Patricio se lleva bien, porque somos varios trabajando pero somos todos adultos, entonces es imposible que nos llevemos bien entre todos, tenemos nuestras diferencias y algunos muy marcado, por ejemplo, Ignacio tiene entre las cejas a un tipo que acaba de llegar, pero tiene su motivo, lo encontró en su oficina en un momento donde fue a buscar unos papeles a la entrada, cuando volvió lo encontró, se armó tremenda discusión y ya ahí chispas, Patricio se lleva muy mal con Gustavo, un tipo con el que me tocó trabajar no sé si dos turnos y no lo escuché hablar ni una vez, y no tengo la menor idea de cual es el problema ahí, y yo me llevo mal con Alejandra, la única mujer de la unidad, y no es porque sea mujer, nada que ver, sino que tuvimos un par de choques en el tema que yo no tengo mucho trato con todos, con los que me sociabilizo son Patricio, Ignacio y Mauro, con ninguno mas hago esto de conocer sus familias, entonces comenzaron los palos y yo los agarré todos e hice un gran fuego con ellos, y se ve que esperaba tenerme como hijo y jamás creyó que yo, al ser el mas jóven de la estación le iba a responder y encima iba a tener el apoyo de Mauro que es el mas viejo, porque eso no lo saben Ignacio y Pato. —¿Esta ocupado?. —miro hacia arriba viendo la hermana de Patricio. —No, siéntate. —Gracias, ahi dentro es un descontrol de ruido. —Me imagino, de aca veo como es una locura. —miramos dentro del salón donde pusieron música y están todos los niños bailando junto a la mujer de Ignacio y otros jóvenes haciéndole la fiesta a los chicos—. Están muy buenas las hamburguesas. —Si, Marce cocina riquísimo. —¿Te llevas bien con ella?. —Si, muy bien, es una persona muy buena. —¿Con tus otras cuñadas no?. —Bueno... —comienza a reir dándome risa—. Eso no puedo decirlo. —Entonces es un no. —Te dejo con la duda. —¿Crees que voy a ir a decirles?. —No, pero se te puede escapar con Pato. —Uuhhh. —pongo una mano en mi pecho sonriendo—. Justo al cora. —Nooo, que feo eso. —¿Primero me clavas un puñal pero después te pone triste?: —Ay, no sé qué decir. —comienzo a reir y ella no aguanta la risa—. Que malo que eres, me la crei. —Tienes razón, puedo abrir la boca en cualquier momento poniéndote en un aprieto donde no los conozco no me importaría mucho que sucede. —Si, es verdad. —se cruza de piernas y se apoya en la pared donde estamos en un banco—. Esta lindo el lugar este. —No sabia que existía. —¿No vas a muchos cumpleaños?. —No. —me cargo en las rodillas viéndola, no estamos cerca, sino un poco alejados—. Este es el primer cumpleaños de niños que vengo, te ríes pero es verdad. —deja de reir pero sigue sonriendo—. De adultos creo que a tres o cuatro y todos de compañeros de trabajo y en sus casas, por eso a las nenas las conozco, del cumpleaños de Ignacio en donde Pato dijo que conoció a Marcela. —Bueno, yo tengo muchos cumpleaños, mas que nada infantiles. —¿Tienes hijos?. —No, ¿tú?. —Tampoco. —la miro fijo diciéndome que es una mujer preciosa—. No tengo a nadie. —¿Novia?. —Noup, nada, ¿tú?. —Ja, mi hermano no me deja ver a nadie, es mas, me sorprende que estemos aca hablando y no halla salido, debe estar muy entretenido que no se dio cuenta que no estoy ahi dentro. —Igual, no tiene que preocuparse porque solo estamos hablando. —Si. —se para pasándose las manos por el pantalón—. Perdón por molestar. —No, espera... —Voy dentro, te dejo descansar. —Espera, creo que... —me paro enseguida—. No sé que decir ósea... Entendí todo que... —¿Qué cosa entendiste?. —¿Me das tú número?. —CHICOS VENGAN... —la mujer de Pato sale alzando el brazo—. VAMOS A CORTAR LA TORTA. —suspirando la veo irse adentro, agarro mi vaso y voy, Marcela sigue parada en la entrada del salón—. ¿Todo bien con Jose?. —Si, estábamos hablando. —¿Discutieron?. —¿Porqué dices eso?. —Porque los dos tienen tremenda cara. —No pasa nada, solo hablábamos. —entramos los dos donde busco con la mirada a Mauro, cuando lo encuentro voy con él y su esposa, tienen una hija de diez que la tuvieron de grande, ósea, tenían cuarenta cuando nació la nena y esta loca con los otros nenes jugando y después hijos grandes tienen—. Mmm, que rico esto. —saco unos arrolladitos que hay en una bandeja—. ¿Lili me pasas sanguchitos?. —Para de comer hombre. —No lo retes Mauro, deja que coma bien. —Lili me acerca las cosas, la abrazo haciéndole caras a Mauro que me saca la lengua—. Toma, estos son muy ricos. —Gracias. —desde el lugar cantamos el feliz cumpleaños—. ¿Lili?. —¿Mmm?. —susurro en su oído. —¿Tienes lapicera y hoja?. —Si, —abre su carterita dándome una libreta que tiene una lapicera pequeña—. Toma. —Gracias. —escribo mi número de teléfono con una disculpa—. Voy por torta. —Trae de paso. —Un bocón eres. —¿Me traes tortita hijo?. —Si Lili, te traigo. —me alejo riendo donde me quiere golpear, voy al lado de Josefina sin que me importen sus hermanos y toda la gente, esta acomodando los platos que van a poner la torta. —MATEO VEN... SACA FOTO CONMIO. —voy con Mora sonriendo asi me saco foto, sonrío viendo a la cámara que la tiene un muchacho que no sé quién es—. Ven Viole, asi saca contio que no tiene. —Si, gracias Mora. —Aca Viole. —las abrazo a las dos y miramos la cámara con una sonrisa—. Gracias chicas. —vuelvo donde Josefina y le paso el papel por abajo, agarro unas cosas y vuelvo a la mesa—. Aun no cortan, pero traje tartas. —Uuhh que rico. —Yo quiero esa. Me quedo el tiempo que decía la invitación y me voy, la familia de Pato se quedó y capas que comparten en familia y quieren su tiempo, sin invitados, sin nadie interrumpiendo, y aunque me voy sigo pensando en lo hermosa que es la hermana de Pato, nunca la había visto y me sorprendió, él no habla nada de su familia, es mas, sabia que tenia una hermana por Ignacio que dijo una vez, me crucé a tu hermana yendo al colegio y la llevé, listo, ahi supe que tenia una hermana, hermano sé porque sé que uno de sus hermanos es policía de la calle, otro que tiene problemas legales con robos y drogas, y otro que estudia, no sé si tiene mas, en cambio de Ignacio si, que tiene una hermana que lo vive llamando a la estación. En casa salgo de bañarme casi corriendo porque sonó tres veces mi celular, me siento en la cama sonriendo al ver que es un número que no tengo registrado, abro el mensaje casi saltando de alegría. Desconocido—. Hola, ¿Cómo estás?. Desconocido—. No pude escribirte antes. Desconocido—. ¿Mañana nos vemos?. Mateo—. Hola, todo bien. Mateo—. Dale, nos vemos mañana. Mateo—. ¿Llegaste muy cansada?. Desconocido—. Si, hoy anduvo mucha gente que la verdad que me sorprendió. —me pongo el bóxer sin entender. Mateo—. ¿Cómo que gente? habían chicas que ayudaban. Desconocido—. ¿De qué hablas?. Desconocido—. En la panadería somos cuatro. Mateo—. ¿Qué panadería?. Mateo—. ¿Trabajas en una panadería?. Desconocido—. ¿Es un chiste o me estas confundiendo?. —como no veo la foto porque estaba entretenido en secarme y responderle, la agendo como "no sé", y ahi veo la foto, es la chica de la panadería y me quiero morir. . .
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