Josefina.
—Pasa... Emmm. —enciende la luz grande donde veo una cama grande con colcha azul oscuro, cortinas del mismo color y creo que persianas anti luz porque no se ven los faros de afuera, un ropero grande, un mueble con un televisor—. Si quieres apago esta luz y enciendo la de la lampara.
—Si por favor, nunca estuve ni en ropa interior delante de nadie.
—Bien, lo apago. —enciende la lampara, hay una sola y de su lado, viene apagando la luz grande y se friega las manos con fuerza—. Nos podemos sentar si quieres.
—Si, sentémonos... Cierro por si viene la gatita y nos distrae. —cierro despacio buscando fuerzas, se sienta viéndome tan detalladamente que siento que ya me conoce sin nada—. Me saco las sandalias.
—Yo las zapatillas. —descalza me paro delante de él—. Podemos ir mucho mas lento.
—No quiero ir lento.
—¿Segura?. —desato los lazos del pecho, no tengo los pechos como para que se me noten, mas bien normal, ochenta y cinco tengo de corpiño, son pequeños, me saco el vestido quedando en ropa interior—. Mi Dios Santo.
—¿No vas a sacarte nada?.
—Ya mismo me saco. —se para sacándose la remera y desesperado se desabrocha el pantalón bajándolo, se sienta sacándoselo y yo tiemblo, ahora es mas real, quería sentirme mujer y aca estoy, con un muchacho que con ropa se ve grandote y sin ella lo es aun mas, tiene sus músculos marcados y fibroso, y me da un poquitín de miedo tenerlo encima—. ¿Seguimos?.
—Solo te miro.
—Yo también te miro, pero algo creo que tenemos que hacer mas que mirarnos.
—¿Puedo tocarte Mateo?.
—Si, ¿puedo hacerlo contigo?.
—Obvio que si, —pongo las manos en sus hombros sintiéndome pequeña, nunca me sentí pequeña con nadie y eso que mis hermanos son hombres grandes, siento sus manos en mis caderas con ropa interior grande, que me cubre bien las nalgas y caderas.
—Que hermosa que eres Jose.
—No soy hermosa.
—Lo eres, muy hermosa eres, —lo envuelvo por el cuello casi poniéndole los pechos en la cara—. No doy mas Jose, estoy desesperado.
—Yo también.
Lo beso con todas mis ganas, no sé nada de esto, nunca vi videos ni leí libros románticos, literalmente estaba encapsulada en el miedo a las burlas, lo único femenino eran las carteras y el periodo, porque corpiño usaba los deportivos, bombachas me compraba como los bóxer, y ahora me digo, ¿por qué lo hacia?, si me gustaban los chicos, estuve mucho tiempo enamorada de un amigo de Kevin, y él nada, ni me pescaba y yo seguía siendo un hombre que quería ser mujer, y Mateo me esta haciendo sentir eso que quería, sé que hace un año no se habría girado ni para pedirme la hora, porque fue hace un año que Marcela me hizo ver que soy una mujer y que podía volver a empezar, fue la única que confió en mi y me apoyó ciegamente en todo.
Caemos a la cama donde me gira poniéndose encima, gimo con ganas de gritar cuando me besa el cuello y baja a mis pechos, recuerdo una peli que vi donde imito lo que hacia la chica, bajo las manos bajándole el bóxer y tocando su hombría, abro las piernas acariciándolo mas comoda y hasta haciendo que me toque mi intimidad con la suya.
—Oojjjjj. —apoya la frente en mi pecho jadeando.
—Mateo por favor.
—Aajjj, para, por favor para. —lo suelto sonriendo por el desespero—. ¿Te ríes encima?.
—Estoy ansiosa por eso.
—Espera... —se para dejándome un frio enorme en mi piel que estaba caliente por su cuerpo—. Aca tengo, necesitamos un preservativo... No tengo idea de como se pone pero veamos, alguna clase en la escuela tuve.
—Me saco esto. —me saco todo quedando desnuda y muy, pero muy vulnerable, aun mas cuando se para al borde la cama, rompe el paquete del preservativo y se lo pone.
—Uuhhh, se siente re raro esto.
—¿Como asco?.
—Si, es... Raro.
—Lo necesitamos para no tener un bebé sin conocernos. —pone las manos a mis lados subiéndose encima, sonrío estirando los brazos hacia su espalda, con cuidado se apoya en mi comiendo mi boca—. Mmmmgggg, Mateo por favor.
—No te desesperes, —vuelve a besarme cuando baja la mano entre nuestros cuerpos, siento la presión muy suave en mi intimidad—. ¿Cómo te sientes?.
—Bien, no te preocupes... Sigue.
—Dime si duele. —vuelve a besarme mientras lucha por entrar en mi—. Mmmjjjjj. —agarra mi cabeza haciendo la fuerza que me destruye, abro aun mas las piernas con esa intromisión—. Oojjj, ¿Cómo estas?.
—Bien... Mmmjjjj.
—Aaajjjj. —sigue moviéndose causándome mucho dolor, entierro las uñas en su espalda y aprieto la boca en su hombro—. Oh mi Dios, aaaahhhh.
—¡Ay, Mateo para...!, Mas despacio por favor.
—Si, perdón. —para de golpe todo transpirado, los ojos abiertos enormes como un animal que esta desesperado porque lo quieren agarrar, y respirando con gran dificultad—. Me dejé llevar. —no digo nada, intento respirar con normalidad—. ¿Quieres que paremos?.
—No, dame tiempo no mas.
—No sé si voy a poder, me esta costando mucho estar asi de quieto.
—Muévete.
—Espero un poco mas.
—Muévete, despacio pero hazlo.
—¿Segura?.
—Si. —muevo un poco los hombros acomodándome mejor, las caderas no puedo ni hacer el intento porque me clava contra la cama—. Con calma.
—Si, voy despacio, tu dime.
—Mmmgg.
—¿Paro?.
—No, sintió re raro aaaggg si.
—¿Te gusta o no?.
—Si, me gusta mucho, mmmmgggg. —lo miro miro a los ojos cada vez que se mueve—. Oohhh.
..............
Me despierto con mucho calor, siento la boca seca y a la vez pastosa, es una sensación rara sin decir que desesperante, me siento en la cama fregándome la cara, algo llama mi atención y con miedo sigo la pierna peluda y enorme, llego a unas caderas donde hay un pene, un pene.
—Mi Dios. —subo mas al vientre, pecho y cara, Mateo duerme con los brazos debajo de la almohada, una pierna estirada y la otra doblada, y ronca re dormido—. No puede ser. —con calma me levanto con calma, busco mis cosas y salgo de la habitación poniéndome la ropa, agarro mi cartera donde tengo un montón de mensajes de mis papás, y llamadas perdidas, hasta de Juanma—. Mami...
—¿A DÓNDE ESTÁS?. —salgo de la casa con el celu en la oreja—. TE ESTUVIMOS LLAMANDO, ¿DÓNDE ESTÁS?.
—Ya voy en camino, perdón ma, no me di cuenta de la hora. —me corta y corro por el bloque del edificio saliendo a la calle, hay unos taxis parados y me subo a uno.
—Hola, buenas noches.
—Buenas, a la lago escondido y Ecuador.
—Si. —cuando llego me bajo temblando, mi papá viene hacia el taxi, cuando me acerco me da unos golpes, cuando bajo la mirada es un cinto.
—¡Ay papi para!.
—PARA NADA, CAMINA. —voy corriendo donde a mi casa donde mi mamá me da unos sopapos.
—IBAS A COMER Y VOLVER, MIRA LA HORA QUE ES. —entro a la casa donde Juanma con Kevin están despiertos—. NO SALES MAS, NO VIVES SOLA PARA VOLVER A LA HORA QUE SE TE OCURRA.
—Para... Papá para... —voy corriendo donde Kevin parándome atrás de él—. No me di cuenta.
—¿No te diste cuenta?, mírala Elva, no se da cuenta que vive aca, y que tiene que volver a una hora decente. —se friega la boca y mi mamá se sienta agarrándose la cabeza—. Llama a Fernando y dile que ya volvió.
—¿Porqué lo llamaron?.
—PORQUE ESTABAMOS ABURRIDOS MIRA... VE A DORMIR PORQUE DONDE TE AGARRE ME SACO LAS GANAS, VE A DORMIR. —rodeo la mesa lejos de los dos y voy a mi habitación metiéndome a bañar enseguida, lloro mucho sobándome las nalgas porque mi papá los dos golpes que me dió fueron con fuerza.
—¿Jose?.
—¿Queeee?. —me seco aun llorando y miro la puerta cuando escucho que hablan.
—¿Dónde estabas?.
—Sali en una cita.
—¿Con quién?.
—Con un chico.
—¿Acaso quieres que te vuelvan a golpear?. —abro la puerta de golpe viendo a Kevin apoyado en la puerta.
—Le dije con quién iba.
—¿Y dónde estabas?.
—Se alargó la cita. —abro la cama sentandome.
—Siiii, uno se baña después de una cita. —le saco el dedo medio—. Debiste avisar, ahi llegó Fer y te quiere venir a partir.
—¿Para qué lo llaman?.
—Ah si, queríamos llamarlo, a Pato y Marcos también, que linda fiesta hubiera sido si los llamábamos.
—No, pero... —tiro la cabeza hacia atrás cuando abre la puerta porque golpearon.
—Ah mírala, llegando a cualquier hora.
—Se me fue el tiempo sin darme cuenta.
—Pues la próxima te das cuenta. —viene hacia a mi apuntándome—. Donde yo te agarre Jose, te voy a dar la paliza que nunca te dieron, ¿esta claro?, me vuelven a llamar que no saben donde estas y no atiendes te voy a buscar hasta debajo de las piedras.
—No es para tanto.
—Ah si, dile eso a todas esas mujeres que no vuelven a sus casas y las encuentran por ahi, ve y diles que no fue para tanto. —bajo la cabeza sabiendo que tiene razón—. Que no vuelva a pasar.
—No, no va a volver a pasar, aviso y estoy atenta al celular.
—Mi Dios. —se friega la cara con fuerza—. Ya me veía encontrándote por ahi, mierda... —sale azotando la puerta, quedo muy mal por la situación que los hice pasar.
—Me voy a dormir.
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Holis, para el sabado 9/11 hay reto para maraton de 400 votos, tanto en Dreame como sueño novela son importantes asi como los comentarios.
Besitos!!!
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