Mateo. —¿Qué quieres?. —Em, tráeme lo que quieras. —Te estoy preguntando. —Eh buena, andas rabioso problema tuyo. —bajo azotando la puerta lo que hace que Mauro saque la cabeza por la ventana—. VAS A TRABAR LA PUERTA IMBECIL. —Que te den por el culo viejo de mierda. —entro a la panadería a comprar pan para llevarme a mi casa y algo para comer en lo que queda del turno. —Hola. —Buenas, eemmm. —miro toda la vidriera a ver que me llama la atención—. Dame ese budín por favor. —¿Simple o con algo?. —¿De qué hay?. —Yo lo atiendo. —la veo a la chica que me dio el número acercarse—. ¿Cómo estas?. —Bien, ¿tú?. —Bien, crei que me ibas a escribir o invitarme a salir en realidad. —Pasaron un par de cosas que no pude... ¿Me dices de qué son esos budines?. —Hay simple, chocolate, nueces, f