—¡Claro que se! Y soy muy bueno. —Mi primo había heredado la soberbia de su madre y ella lo estaba demostrando— ¿Juegan por plata? Sino no tiene gracia. —Hay algo que tiene más gracia que la plata —dijo mi hermano, tuve que reprimir el impulso de arrojarle una botella por la cabeza, me aterraba qué pudiera pensar mi tía de nuestro morboso jueguito. —¿Qué cosa? —Por ropa —miré a Magnus con unas frías ganas de asesinarlo. —¿Ropa? —Mi tía dudo y miró para todos lados—. No es mala idea… espero que nadie tenga un calzón agujereado y viejo porque los voy a dejar pelados. Comenzó a reírse de su propias palabras, me sorprendía su reacción favorable, pero me di cuenta de que ella creía que sólo llegaríamos a quedar en ropa interior, lo cual no era tan malo para una familia, uno siempre ve a al