Tuve que tomar una servilleta de papel para limpiarme la entrepierna. Tenía miedo de que la abundancia de flujo s****l traspasara la delgada tela de mi ropa. Pensé rápido, yo debía irme de la cocina lo más rápido posible antes de que alguien sospechara, pero mi hermano tenía una terrible erección, la cual no podría disimular. —Magnus —le dije mientras acomodaba mi calza—. Yo llevo los platos con el postre, vos esperá a que eso se te baje. —Miré su tiesa v***a y me mordí el labio inferior lamentando no poder comérmela en ese preciso instante—. En la heladera hay algunas botellas de vino, destapá un par y después llevalas, con algunas copas… no rompas nada. —A vos te voy a romper —se acercó repentinamente y me dio un cortito beso en la boca. —Eso lo vamos a ver después —dije, dibujando u