Antes de irnos a dormir, después del descontrol, le pedí a Benja que me ayudara con una pequeña exibición nocturna de sexo. Valeria escuchó esto y también quiso sumarse, para eso le pidió colaboración a Florencia, que aceptó encantada.
Caminé tambaleándome, el efecto del alcohol aún no se me había pasado. Valeria y Flor también parecían borrachas, pero ellas más que nada estaban alegres, no las noté mareadas.
Eran las cinco de la madrugada cuando salimos al patio de mi casa, los cuatro completamente desnudos. Colocamos dos reposeras apuntando directamente al balcón de mi querida vecina Lourdes.
Empecé chupándole la v***a a Benja, solo para que se le pusiera dura. A mi lado Valeria comenzó a comerle la concha a Florencia.
Cuando Benja por fin la tuvo dura, me posé sobre él, pero dándole
