Camil
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Soy escoltada por todo el centro comercial por uno de los hombres de Jesse Brown, Arnold, un hombre serio que no dice una sola palabra y como si fuese un militar me sigue a dónde sea que vaya.
Camino a la última tienda con la idea de comprar el maldito vestido y no es que no haya encontrado uno de mi agrado en las otras, es solo que no quería elegir uno. Para nada me emociona la idea de contraer matrimonio con un desconocido y menos si trata de un mafioso, porque sin importar que tan apuesto sea, es lo que es, un maldito mafioso.
Entro a la boutique de un reconocido diseñador y de inmediato mi vista se queda clavada en un hermoso vestido de seda color champagne, su escote forma una "V" tiene una abertura en la pierna izquierda que sube hasta el muslo, la forma de cerrarlo es me
