Me casaré contigo

2144 Words
Jesse . Salgo de aquella galería con la intensión de seguir a quien se convertirá en mi esposa, de inmediato me encuentro con Serdán recargado en la camioneta. —Ya sabemos a dónde se dirige ¿Piensa seguirla? — pregunta con curiosidad y afirmó, ambos subimos a la camioneta, Serdán va de copiloto y Arnold, otro de mis hombres va al volante. Llegamos al club en donde Camil Stewart está festejando su cumpleaños, al ingresar nos encontramos con gente bebiendo y también disfrutando de la noche, el sitio está lleno, ordeno a Serdán estar atentos «Camil caerá en las garras del cuervo» Busco con la mirada entre la horda de personas y la veo, en medio de la pista moviendo con sensualidad su cuerpo, una que aumenta cuando nota mi presencia, me seduce con su baile y yo me deleito al observar sus movimientos «es una puta diosa» una mujer que sabe que puede ser un arma letal, es consciente de su belleza y seguramente la utiliza para obtener lo que desea. —¿Les ofrezco algo?— cuestiona una mesera y pido un whisky, elijo una mesa y sin perderla de vista me siento en uno de esos sofás de cuero n***o a beber mi trago, Serdán y Arnold hacen lo mismo y beben, aunque no se sientan, se quedan de pie cerca de mi. Cuando doy el último trago a mi vaso me percato de la presencia de un hombre cerca de ella, las luces que parpadean sobre ella constantemente no me permiten visualizar bien al hombre que está a su lado, pero si logro observar que Camil bebe una copa con él y le habla como si lo conociera. No la pierdo de vista ni un solo segundo y cuando veo que se marcha en dirección de aquella señalización del baño, me pongo de pie y decido acercarme a ella. —Para ser tu cumpleaños no pareces divertirte— espeto con tono divertido luego de esperar a que saliera del tocador. —Veo que mi padre le ha contado— Responde con una mirada extraña. Quizá se deba al alcohol que ha ingerido, la observó a detalle, un rubor se ha plasmado sobre sus mejillas. —Eres preciosa Camil— confieso algo que seguramente escucha a menudo y tomo un mechón de su cabello, me deleito con su mirada llena de confusión, seguramente se pregunta quién soy, o que es lo que quiero, ya no parece ser aquella mujer que mira por encima del hombro, ahora luce más como un conejillo asustado. —Gracias— Menciona con la misma prepotencia que mostraba en la galería «niña tonta» pienso al observar su mirada caprichosa y la forma en que oculta su nerviosismo, me gusta que no se amedrente ante mi y aunque trata de alejarse no se lo permito. —Tu belleza es digna de llevar una corona— Me acerco a su rostro y observó su pecho subir y bajar, inhaló el aroma de su cabello que de inmediato invade mis fosas nasales. Ella me mira confundida, pero siento que le agrada. —Lo siento señor Brown, pero ya debo irme— Avisa y nuevamente la detengo, rodeo con mi brazo su cintura y acerco mis labios a su cuello. —Serás mía— Sentencio antes de ver cómo se desvanece y de inmediato la sostengo en mis brazos. Me cuestiono ¿que carajos es lo que ocurre? pero pronto descubro de que se trata. Sostengo el delicado cuerpo de Camil con una mano mientras que con la otra llamo a Serdán, este de inmediato acata la orden que le doy y le dice a Arnold que mueve la camioneta a la entrada trasera de aquel club, guardo mi móvil y cargo en mis brazos a Camil para llevarla hasta el vehículo. La coloco en el asieto trasero y subo después junto a ella. —Vamonos— ordeno y Arnold hace rugir el motor para llevarme de vuelta a mi mansión. Al llegar subo hasta la habitación contigua a la mía, coloco a Camil sobre la cama y observó detenidamente a esa bella durmiente. Me acerco a ella y con el dorso de mi mano rozo sus labios y después la delicada piel de su mejilla. «Se ve tan frágil cuando duerme» aunque cuando despierte será como convertirá en una fiera. Quisiera besarla, sus labios lucen apetecibles, sin embargo me detengo y en cambio ordeno a Serdán investigar quién se atrevió a drogarla. —Investiga a cada una de las personas que estuvieron con ella en ese lugar y encuentra quien fue el hijo de puta que se atrevió a drogar a mi futura esposa— Ordeno y Serdán sale de la habitación. —¿Quien lo diría? me he convertido en tu salvador, quien sabe que hubiera pasado si no hubiese ido a ese lugar para encontrarte— exclamo a la mujer que está inconsciente. Su cuerpo se mueve y me deja ver la piel expuesta de su muslo. «Una tentación muy grande» Tomo una sábana y la cubro, después salgo de la habitación y voy a la mía. Sirvo un vaso de whisky de la mesa de noche de mi habitación y lo bebo mientras observo la luz de la luna ingresar por el ventanal. Cuando algo se mete a mi cabeza no descanso hasta conseguirlo y en esta ocasión Camil es ese algo que se ha instalado en mi cabeza junto con la idea de que ella será mi esposa. Termino con mi wiskhy y me largo a dormir. . Me levanto por la mañana y voy directo a la ducha, cuando terminó de bañarme me coloco un traje n***o y voy a la habitación en dónde descansa ella. Duerme plácidamente sin saber que ocurre ni dónde se encuentra, me siento el en sofá de la habitación y la observo descansar. «Incluso verla dormir es un puto deleite». Cuando ella despierta comienza a hacer preguntas, expongo que no le hecho nada tranquilizandola. Francamente no necesito drogarla para hacerla mía, porque aún sin saberlo ya lo es, ella y su padre están en mis manos. Ordeno que le compren ropa y también que le suban algo de desayunar, ante todo siempre he sido un caballero y Camil es una diosa que se merece el cielo, aunque conmigo habitará el mismo infierno. Acompaño a Camil hasta la camioneta y le ordeno a Arnold llevarla a su casa, aquella que habitará por poco tiempo, deposito un beso sobre su mano y ella me agradece. «Camil es eso que necesito, una mujer educada y refinada» Le sonrió y la veo marcharse. Acomodo mi traje y me dispongo a arreglar asuntos pendientes antes de dirigirme a la casa a dónde se acaban de llevar a quien se convertirá en mi reyna. Pues pretendo ir a reclamar lo que es mío... Llegó a la mansión de Joel Stewart y de inmediato este ordena que me dejen pasar. Ingreso junto con Serdán y Arnold que son los hombres que siempre me acompañan. —¿Esta bien aquí o prefieres que vayamos a mi despacho?— cuestiona cuando pasamos por el comedor —Aqui es perfecto— menciono retirando la silla y sentandome, con un asentimiento hacia Serdán este me entrega la carpeta que tiene los documentos con las cifras reales del manejo del hotel, números rojos en más de un año. —Me sorprende tu visita, creí que únicamente llamarias cuando fuera el día de pago— espeta Joel con tranquilidad y yo niego con la cabeza, el lugar esta en silencio, ella no está aquí. —Eso haría hasta que Francisco Razo me ofreció el 40 por ciento de las acciones del "Diamante"— Informo y él semblante de Joel de inmediato comienza a perder color. —No entiendo ¿es una especie de broma?— cuestiona comenzando a alterarse. —¿Parezco del tipo que bromea con los negocios?— Hago una pausa y continuo—, la respuesta es no, claro que no es una broma. Francisco me ofreció unas acciones que no pude rechazar y como tiene poder absoluto sobre tu hotel, no creí que fuera necesario el informarte, ahora poseo el cuarenta por ciento que sumado al diez que ya te había comprado, ahora soy dueño de la mitad de ese hotel— culmino, Joel comienza a sudar frío, no termina de creer lo que estoy diciendo y no lo culpo, Francisco se ganó su confianza y después lo defraudó como la maldita rata que es, pero hizo todo por debajo del agua. —Lo siento Jesse, pero debe de haber un error, no hay acciones a la venta y Francisco no haría algo como eso— Brama, está indignado, pero su semblante me dice que cree en mi palabra, solo se niega a aceptarlo. Deslizó la carpeta con las copias de la sucesión, compra y venta de las acciones y también la carpeta que contiene las cifras reales del manejo del hotel. Joel se deja caer sobre la silla mientras que observa horrorizado las carpetas con la información detallada de todos los movimientos; balances que Francisco ha maquillado y comienza a sudar frío. —No solo te vendió esas acciones, el hotel está completamente emdeudado— dice en un tono casi inaudible, fijo mi mirada sobre sus orbes azules y asiento. —Esa deuda te llevará a la cárcel, Francisco saldrá bien librado pues aunque el tenga el poder de hacer y deshacer como le plazca con tan solo una firma, el responsable eres tú— suelto poniendo más sal a la herida. —Como ya te habrás dado cuenta luego de revisar detalladamente cada una de las hojas. Si el cincuenta por ciento es mío, eso significa que me debes todo el dinero que Francisco me ha robado— La mirada de Joel sube desde los documentos hasta la mía. Esta aterrorizado, eso ocurre cuando depositas tu confianza en las personas, siempre decepcionan. —Puedo demandarte, la prensa se enteraría de los malos manejos en el Diamante y poco a poco su prestigio descendería— explico, aunque eso el ya lo sabe. —Pero hoy soy benevolente— Inquiero con una sonrisa. —Sabes, mis negocios están creciendo, eso hace que necesite de más gente que invierta en mis hoteles, ya sabes, para lavar mi dinero— expreso con cinismo. —Para eso necesito una esposa y creo que ti hija es perfecta para serlo— Nuevamente me mira, pero ahora no es con temor, su expresión luce como la de un hombre derrotado. —Quiero casarme con tu hija a cambio de perdonar la deuda, conservarlas tu mitad y saldaré la deuda con los bancos— Lo que le ofrezco es demasiado, pero Camil lo vale. —¿Saldarias todo a cambio de casarte con mi hija?— cuestiona consternado. —Lo haría, aunque el saldo con los bancos sería un préstamo, no soy tan bueno— Joel dirige nuevamente su mirada a esos documentos, los analiza y se que por su cabeza se mueve el pensamiento de mi propuesta, como dije ayer, es una que no puede rechazar, no, si quiere conservar su libertad y el prestigio del hotel. —No puedo decidir por ella— Responde al fin. —Tendré que hablarlo y esperar que ella misma decida hacerlo— expone con derrota. Un silencio se instala en la habitación que poco a poco se torna fría, cuando se escucha la puerta y la voz de ella. Joel la llama y ella dirige su mirada hacia la mía cuando nota mi presencia, entonces Joel explica y muestra las carpetas con la información, su expresión es la misma que la de su padre. Me pongo de pie y avanzo hasta quedar frente a ella «mi conejita asustada» Menciono que hay una forma de salir de esto y cuando pregunta cuál es, Joel le dice que casándose conmigo. Dos lágrimas brotan de sus orbes, se que son de enfado, en lo poco que conozco de ella, se que es una mujer acostumbrada a tener lo que desea y hoy se le está imponiendo hacer mi voluntad. Camil dirige su mirada a la mía. «La de una fiera» esos ojos verdes que parecen ser invadidos por unas llamas del color de las esmeraldas —No me odies— suelto ladeando una sonrisa—, en todo caso la culpa es de Joel, por tener fe ciega en un maldito ladrón. Sus manos están presionadas en puños, Camil tuerce su boca y después de analizar mi propuesta, al fin responde. —Lo haré, me casaré contigo— Su mandíbula está presionada y una sensación amarga se instala dentro de mi, la ignoro de inmediato y recompongo en mi gesto una sonrisa, porque esto es lo que quería, la mujer que ha entrado en mi mente pronto será mi esposa.
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