Jesse . Observó el asombro de Camil cuando le digo que apenas estoy iniciando. Aunque no luce asustada y eso me agrada. Tiro de su cuerpo con fuerza mientras su espalda descansa sobre las sábanas y vuelvo a hundirme en ella, mis embestidas está vez son más lentas pero certeras. Sus pupilas me observan dilatadas, sus pestañas espesas adornan su mirada que ahora se encuentra perdida por el evidente placer del que al igual que yo está disfrutando, Camil me mira sonriente mientras estimulo su clítoris con mi mano. Observo su cuerpo desnudo y en lo único que pienso por un momento es en que podría tomarla durante toda la noche, cada día de la semana, su coño es un maldito deleite y su sabor es tan delicioso que quiero volver a probarlo. Afianzo mi agarre en sus muslos y elevo su cadera un