29 de noviembre, 2020. Llego el día y todo pasa demasiado rápido. La marcha nupcial, mi llegada al altar, las palabras del ministro y el ¨Si, acepto¨ como si fuese una promesa de por vida y el beso, un pequeño rose de labios que logro que volviese mi gastritis. Me gusta. Me gusta el vestido, me gusta la decoración y el buffet, me gusta… todo, pero nada de aquí es mío, no pertenezco aquí, no es real. Nada de lo que nos rodea es real y agradezco que sea algo íntimo, que finalmente no fuesen miles de personas como creí, porque solo unos pocos conocerán a la falsa esposa del gran heredero de la mafia, como todos lo conocen. La bestia para mí. Luego de los abrazos, las felicitaciones y las sonrisas falsas, caminamos hacia el jardín donde se celebrará la ceremonia y no veo la hora de