Killian
Todos miran a Elena tal vez mi gente no sepa quien es porque tiene el rostro cubierto por el antifaz, pero el hecho de que esté sentado a mi lado, tengo mis manos entrelazadas y por ende obligó que la mano de Elena esté en mi pierna.
Trate de soportar mis celos todo el jodido día y más que nada por Evans que solo estaba jodiendo, pero no pude más. Primero los hombres de Rossi detienen a Freddy y se llevan a Elena sin nadie de los míos, encima es Gabriel quien estuvo con ella. Luego se va a su puta casa con los dos Rossi y solo Dios sabe que mierda hicieron ahí y para acabarla de joder, el puto Hunter debía sacar a bailar a mi chica, habiendo tantos debía sacar a la mía.
Me importa una mierda que las putas esposas dejen marcadas nuestras muñecas, será un claro recordatorio de que no debe irse sin mi consentimiento a ningún lado.
— El cargamento llegará a su ciudad en un par de días, mediante uno de nuestros navíos – dijo Mikkelsen.
— Perfecto – dijo Greco. – Los autos llegarán con los lingotes de oro que pidieron.
— Ahora, hablemos de las chicas y chicos, necesitamos la droga para doblegarlos – me miraron.
— Traiganla – ordene y espere. Miré a Elena quien estaba tensa con todo esto, puse mi mano sobre su pierna y ella me miró. – Relájate.
En ese momento entraron con una chica de aproximadamente la edad de Elena, ella la miró y esperó para ver que pasaría. Indique que le pusieran la droga y solo me fije en como Elena no quitaba la mirada de todo lo que pasaba, como inyectaban la droga en la chica y como está cambiaba de inmediato. Elena sonrió y negó con la cabeza, ahora quiero saber que le hace gracia.
— Adiestraran a sus putas con esto – dije mirándolos. – El p**o es el mismo.
— Le daremos lo de siempre y algo más, un nuevo laboratorio Hawaii, le gustara.
— Me parece bien, ahora para culminar esto, porque no dejamos que la compañía entre.
Las chicas y chicos entrenados para este tipo de trabajos entraron, cada quien tomaba lo que más le gustaba mientras que yo me levantaba y sacaba a Elena de ahí.
— ¿Me dirás que te hizo gracia? – dije cuando la lleve a otra habitación.
— Sí, tú y todo tu teatrito – me miró. – Estuve juntando las piezas del rompecabezas en mi cabeza y lo supe, sé quién eres ahora – suspiró. – No me impresionas Blaze, si querías mostrarme tu mundo para callarme y saber a lo que me enfrente – se acercó a mí. – No me conoces.
— ¿Y quién eres? – la tomó de la cadera y la junto a mí.
— Alguien que consigue todo lo que quiere, Killian Blaze quiero que me folle el puto jefe de la mafia y no mi maldito jefe.
Mierda…
La beso, mientras le subo el vestido, tirando de su mano que sigue esposada a la mía. Lo llevó al escritorio, le arrancó las bragas y la inclinó sobre este, dejando su mano en su nuca mientras que mi mano sostiene su cabello. Me quito el cinturón y acaricio su culo antes de azotarlo.
— ¿Quién es tu dueño, Elena?
— Tú – jadeo, la azotó y ella gime. – Hijo de puta.
— Cada vez que te sientes y sienta el dolor, recordaras que no puedes hacer nada sin mi puto consentimiento.
— Pudrete – gruñe. – Puedo estar con quien… – no dejo que termine de hablar cuando lo vuelvo a azotar más fuerte, su piel está cada vez más roja. – Cabrón, hijo de puta.
— No más idas con los jodidos Rossi, ya te divertiste mucho hoy, no más.
— Jodete.
Le gusta provocarme a la cría de mierda.
Le doy un par de azotes más, suelto el cinturón, sacó mi v***a y la pasó por su culo, lo obligó a levantarse, la siento sobre el escritorio, su rostro está rojo y tiene el rimel corrido, entró en ella de una embestida qué la hace chillar, entrelazo nuestras manos esposadas.
— Este viaje no es gratis Elena, tienes que pagarlo.
— Pues follame y cobra tu puto viaje de… – suelta un sollozo cuando la embisto con fuerza.
— Si crees que con follarte tengo suficiente de ti, estás muy mal – vuelvo a embestirla. – Eres una cría de mierda, Elena.
— Y tú un viejo de mierda Killian – sonrió mirando su rostro, su cabello hecho un desastre, lágrimas mojando sus mejillas y sus ojos ponerse en blaco. — Mierda…
— Eres mi puta, Elena.
— No veo la condena.
Sonrió y lo sigo follandola con fuerza hasta que me corro en su interior. Es un desastre que me encanta ver y disfrutar. Tomó su rostro y la besó. Acomodamos nuestra ropa y nuestros antifaces.
— Quítame las esposas Killian.
— Mucha confianza para llamarme por mi nombre de pila ¿no? – digo mirándola.
— Me follas como se te da la gana, puedo llamarte como se me da la gana, como te digo papi, como te digo Killian – me mira y me fascina lo rebelde que es la hija de puta. – ¿Qué?
Tomó su mano y salimos de la habitación, bajamos las escaleras y la llevó a la pista. Elena sonríe y es gracioso que bailemos estando aún esposados.
Está chica va a ser mi puta perdición.
Cuando nos vamos de ahí, subimos al auto y enseguida se queda dormida en mi hombro, por lo que le indico al chofer que nos vayamos de Milán. Elena va a despertar en Florencia en una de mis casas.
Le quito las esposas y veo la marca en su muñeca, eso le enseñara a no volver a hacer ese tipo de cosas. Apago mi teléfono y le quitó el suyo, quiero estar solo con ella.
Al día siguiente ella despierta mirando todo y sonríe cuando me ve a su lado.
— Buen día – sonríe besando mi hombro.
— Levántate y date una ducha, tenemos un largo día Elena.
Elena arrugó su entrecejo y mira el lugar.
— ¿Dónde estamos?
— Florencia.
— ¿Qué? ¿Cómo llegamos aquí?
— Abrí un portal mágico y así llegamos – la miró, pone los ojos en blanco y le sonrió. – No hagas preguntas pendejas y haz lo que te dije.
Elena suspira y cuando se sienta en la cama suelta un gemido.
— ¿Te pasa algo? – digo sonriendo.
— No – pero la escucho maldecir entre dientes.
Me cambio de ropa y la espero, mis hombres están entrenados para tener la boca cerrada. Cuando Elena sale con un top rosa y pantalones negros, su cabello amarrado, se pone sus lentes oscuros y me sonríe.
— ¿A dónde vamos?
— A desayunar – tomó su mano y se sorprende de que lo hiciera. – Aquí nadie nos conoce, ni a ti, ni a mí, y mis hombres tienen la boca cerrada porque si alguno habla le doy un tiro – tomó su mentón. – Hoy somos solo tú y yo Elena.
— Me gusta como suena eso – me sonríe y la besó.
— Vámonos.
Y así pasó mi día con ella. Llevándolo a lugares de lujo y caros, dejando que tome fotografías de las galerías que visitamos, le compro cada capricho que quiere, la llevo a cenar a uno de los restaurantes más caros. Le demuestro quien soy, lo que puedo hacer y que puedo cumplir todo lo que ella quiera.
— Me encanto todo esto Killian, es hermoso – dice sin soltar mi mano.
— Florencia quedará marcado como el lugar dónde fuiste mía sin restricción alguna – la acercó a mí y lo vuelvo a besar frente al mundo sin temer a nada. – Eres mía Elena .
— Soy tuya, Kiliian.
Esto es solo un secreto más, haciendo la cadena más pesada…
Sentados, observando el río Arno miró a la chica frente a mí, la cálida brisa mueve los mechones sueltos de su cabello, su tersa piel brilla, mientras bebe un café, su vista se desvía a mí. Esos ojos azules, ese intenso zafiro qué me dejó sin palabras desde aquella noche en el club, mi cabeza me grita qué es lo qué estoy haciendo con una cría, pero mi cuerpo y mi corazón me piden qué me la quede. Elena se está metiendo en lugares dónde la luz no había iluminado, es peligroso, acarició su mentón y ella sonríe. Maldición. Está chica es mi éxtasis.
— ¿Cómo has pensando en qué será tu boda?
La pregunta la descoloca un momento. Me gusta tomarla así, qué todas sus barreras se bajen cuando no está lista para algo.
— Creo qué es un capricho una boda – comenzó y tomó mi mano.
— Habla. Sé qué toda chica tiene planeada su boda perfecta, quiero saber la tuya.
Entonces su iris azul se ilumina intensamente. Su mano empieza a juguetear con la mía y me hace sonreír.
— Quiero una boda grande, debe estar adornada de flores blancas, quiero qué en cada esquina y en varios lugares al azar del salón estén mujeres vestidas de blanco tocando el violín, como si fueran ángeles – la veo sonreír como una tonta. Pero me gusta como se le iluminan los ojos con cada detalle qué cuenta. – Un dj perfecto, porque quiero bailar hasta qué me duelan los pies. Le daría a mi marido un discurso tan cursi qué en la noche me diría qué exagere con las palabras melosas – suspira. – El pastel debe ser grande, quiero comer mucho pastel y quedar gorda de comer tanto dulce, el auto será un clásico, un Impala del 67. Su traje debe ser n***o y mi vestido debe ser un diseño único, la iglesia debe ser la más grande y nuestros votos deben ser cortos, quiero qué él me los diga en privado. Creo qué eso sería todo, la noche de bodas estaría llena de mucho sexo – se río y volvio a mirarme. – ¿Por qué preguntaste?
Curiosidad… no lo sé. Quería saberlo por alguna razón. Suspiró y me bebo el resto de mi café.
— ¿Por qué un Impala del 67?
— Fue el diseño qué me hizo amar los autos – se encoge de hombros. – Siempre he querido uno, y qué mejor qué en mi boda – sonrió.
— Es un clásico hermoso – dije mirándola. – Tenemos qué volver, vamos.
Extiendo la mano y ella la toma, entrelazando nuestras manos, ignoro la sensación qué causa en mi interior ese gesto. Me pongo mis lentes oscuros y camino con Elena de la mano, me gusta sentir está libertad con ella, juntos, sin temor a nada. Somos desconocidos ante el mundo, sólo existimos ella y yo. Me detengo y ella me mira, en medio de una calle poco concurrida de Florencia, Elena se pone frente a mí y me mira.
— ¿Qué pasa Killian? ¿Todo está bien?
No está bien. Nada de esto está bien. Suspiró y la acercó a mí, abrazó su cintura y ella me acaricia los brazos. Me gusta ese brillo en sus ojos qué tiene solo conmigo, me gusta verme reflejado en ellos. Me inclino, rozando su nariz, ella sonríe y cierra los ojos, sonrió al ver su tierno gesto y la besó. No tengo prisa alguna, disfruto de la sensación de nuestros labios juntos, de todas estás emociones. Acaricio su mejilla y vuelvo a mirar ese iris azul, no me cansaré de ella jamás. No importa qué pase con nosotros, este viaje marca un antes y un después…
Pero el viaje en Italia acaba, pues a primera hora ya estamos en el aeródromo, los Rossi hacen de las suyas para despedirse de Elena y darle infinitos regalos, subo al avión y me voy hasta la parte de atrás, GustElena abo se sienta con Freddy y cuando este le pregunta donde estuvo solo dice que estuvo aprendiendo de la cultura italiana.
Pasó la mayor parte del viaje respondiendo mensajes, correos electrónicos y confirmando reuniones que tengo en está semana, hasta que una llamada me interrumpe, es Danny.
— Princesa ¿cómo estás?
— Muy bien papá, te aviso que estoy tomando un vuelo para ir a casa, tengo muchas cosas que decirte en persona y también viene Matty conmigo – suspiró. Maldita sea. – Llegaremos mañana como en la tarde más o menos.
— Bien, yo iré por ustedes.
— Está bien y por cierto, tendrás a tu princesa mucho tiempo, me quedaré un mes y te ayudaré en la empresa y te enseñaré todo lo que aprendí.
— Perfecto amor, te estaré esperando con ansias, te amo hija.
— También te amo papá, nos vemos pronto.
Voy al bar por un trago, me hace feliz tener a mi hija de vuelta pero tendré que lidiar con Matias y con la “propuesta” que traiga su hermana con eso. Sea lo que sea es mi ultimátum, si vuelve a meter la pata, dejaré que está vez sí vaya a la cárcel.
— ¿Qué pasó? – dijo Volkov.
— Mañana llegan mis hijos – lo miró. – Estoy entre feliz y amargado.
— Feliz por Danny y amargado por Matias – suspira. – ¿Quieres que hagamos algo con Matias?
— Dejaré que su hermana hable por él, como siempre lo hace, pero está vez será lo último que haga, no dejaré que siga cubriendo sus mierdas, debe madurar de una puta vez.
Terminó mi trago y Volkov solo palmea mi espalda. Volvemos a nuestros lugares y trató de relajarme hasta que aterrizamos.
Cuando bajamos me quedó bastante sorprendido de ver que tantas cosas tiene Elena, la mitad son cosas que yo le compre pero el resto… putos Rossi, por algo me cagan esos italianos de mierda.
— Vaya, creo que la chica le cayó bien a todos – sonrió Greco.
— A quien no le cae bien mi novia – dijo Freddy y lo miró. – ¿Qué? Ya aceptó salir conmigo, es cuestión de tiempo solamente.
Esa hija de perra…
— Un gusto conocerlos a todos – dijo Elena. – Supongo que mañana nos veremos en la oficina.
— Supones bien – dijo Greco. – Cuidate guapa.
Freddy está por acercarse a ella para irse en el mismo auto, pero lo detengo.
— Yo fui por ella, que sus padres vean que llega con el mismo hombre – lo hago a un lado y subo al auto. – Nos vemos en mi casa Freddy.
Sonrió al ver que Freddy se quedó como idiota ahí parado. Elena está respondiendo mensajes cuando le digo al chofer que se detenga.
— ¿Qué pasa?
— ¿Aceptaste salir con Freddy?
— ¿Qué? – me mira. – Me dijo que lo acompañara a la empresa de Jackson, no acepte salir con él.
— Pues él cree que es una cita.
— Bueno ese no es mi problema – me mira. – Blaze debes dejar tus celos aún lado, joder, tengo que convivir con más hombres.
— Sí pero todos quieren una sola cosa…
— Sí pero yo solo quiero a un solo hombre, y se jode el resto – me besa y me sonríe.
— Cabrona.
Le digo al chofer que continúe y cuando llegamos a su casa, tres de mis hombres tienen sus cosas cargando. La puerta se abre y veo a Patrick de pie en la puerta que deja pasar a los hombres que tienen las cosas de su hija.
— Gracias por todo señor Blaze – dice Elena mirándome. – Lo veré mañana en el trabajo.
Su padre no deja de mirarme y realmente siento que me odia, bueno no debe caerme bien, no es como si fuera a casarme con su hija, solamente me la estoy follando.
— Señor Regan.
— Señor Blaze.
Es lo único que decimos antes de irnos.
Cuando llegó a casa, habló con Freddy sobre la llegada de mis hijos y me voy al club, necesito despejar mi mente y solo lo haré en este lugar.
— Señor Blaze – sonrió Ernesto. – Un gusto verlo por estos rumbos, hace mucho que no venía.
— Tengo algo bueno pero necesitaba despejarme – una chica semidesnuda llega con una bandeja de playa y trae varias líneas de cocaína, algunas pastillas y jeringas con droga. – Producto del bueno ¿cierto, Ernesto?
— Siempre – sonrió y llamó a un par de chicas.
Tome un par de pastillas, no suelo consumir esto pero estoy jodido y necesito algo para relajarme de verdad. Tomó un trago de whisky y veo las chicas que llegan, universitarias con sed de atención de hombres maduros, Ernesto toma a dos y las sienta en su regazo.
— Toma las que quieras, son producto nuevo y caliente, están siendo adiestradas.
Eso significa que son chicas que ruegan por un simple toque. Señaló a una morena y con un solo movimiento la tengo de rodillas, una rubia llama mi atención y la llamó para que se ponga a mi lado.
No tengo nada con Elena, esto es solo parte de mi día a día. Mientras la morena abre mi bragueta para darme un oral, estoy besando a la rubia, y Ernesto ya se está follando a una mientras besa a la otra. Ernesto y yo solíamos discutir mucho, pero pronto vimos que estábamos en el mismo mundo y desde entonces nos encontramos mucho en clubes de este estilo, dónde podemos hacer de las nuestras sin represalias.
La droga hace efecto rápido y solo me dejo llevar…
Despierto en la habitación de un hotel, hay tres chicas en mi cama desnudas, tengo muy vagos recuerdos de lo sucedido, me levanto y voy a ducharme, al menos estoy en uno de mis hoteles y eso significa que ya tengo todo listo. Abro el closet y sacó un traje nuevo, me arreglo y veo a las chicas, sacó un fajo de billetes y se los dejo en la cama, le digo a mi chofer que las lleve de vuelta a su casa cuando despierten y claro, la típica amenaza de que si hablan, matare a su familia.
Pasé casi toda la mañana con Volkov y Greco, revisando los cargamentos de la droga, probando la droga que llega a mi territorio y reunirme con las pandillas que están bajo mi control.
Llegó a la empresa y voy directo a mi oficina donde Kyle me pone al tanto de todo lo que ha pasado. Estudio los diseños de los novatos, entre ellos los de Elena que hizo estando en Italia y lo admito, son muy buenos.
— Tengo el diseño del nuevo modelo – digo al teléfono.
— Eso fue rápido, apenas regresamos de Italia ayer – dice Evans. – Pasaré en un rato por los diseños.
— No tardes, tengo que ir al aeropuerto por mis hijos.
— Lo sé, y ya voy en camino.
El diseño de Elena será el nuevo modelo, si en papel se ve increíble necesito verlo en prototipo para que los expertos digan lo que está mal, estudiarlo de cerca y entonces crear el nuevo modelo. La puerta se abre y arrugó el entrecejo al ver que es Freddy quien entra y como siempre sin avisar.
— ¿Qué pasa? – digo volviendo la vista al diseño de Elena.
— Solo quiero decirte que pronto tendrás a tu nueva novata de pareja conmigo.
— ¿Qué? – lo miró. – ¿Elena aceptó tan rápido?
— No, de hecho Andrew me la robó y le hizo una propuesta de que pase su pasantía con él – suspiró y saber que Andrew Sanders estuvo con Elena a solas me revuelve el estómago. – Elena realmente era la novata que todos querían en sus empresas.
— Sí, pero ella es mía – lo miró. – Nadie me lo quitará.
Freddy estaba apunto de decir algo cuando Elena entró, tenía un conjunto de pantalón y saco gris, con una blusa rosa pálido qué se amolda bien a su figura, su cabello rubio lo tiene suelto con ondas y trae zapatillas negras. Las mangas de su camisa están remangadas y veo la marca de las esposas en su muñeca.
— ¿Tienes un segundo? – dice mirándome.
Freddy arruga el entrecejo al ver que me tutea y no digo nada.
— Claro, Freddy ya se iba – dije mirándolo y Freddy se fue sin decir nada más. – ¿Qué pasa?
— Tengo un examen que presentar mañana a mediodía y necesito que firmes esto, comprueba que estoy pasando mi pasantía aquí.
Extiende una hoja y medio la leo, firmo en dónde debe ir mi firma y se la devuelvo. Elena hace un puchero y lo veo rodear el escritorio, me fijo que la puerta está abierta, no tiene seguro.
— Elena…
Me corta lo que digo cuando sus labios están besando los míos, sonrió un poco, lo tomó de la nuca y hago se que siente sobre mí para seguir besándola. Me enloquece está cría, me va a llevar al borde de la locura.
— Guarda el secreto – susurró tomando mi rostro. – Pero te extrañe.
Le sonrió y acarició sus muslos, el mar de sus ojos me consume por completo.
— Guarda el secreto, te extrañaré estos días – tomó su mentón. – Pero ya me encargaré de secuestrarte solo para mí – volví a besarla.
Elena se levanta con una sonrisa y toma el papel pero antes de irse me mira.
— Revisa tu teléfono, te envie algo – me da un guiño y se va.
No pienso decirle nada de Freddy, porque hasta que no vea que realmente pasa algo podré meterme, sé que Elena es mía y solo mía. Tomó mi teléfono y veo que tengo un mensaje de él de hace poco minutos, es una fotografía, la abro y… mierda santa. Es ella, en la jodida oficina que le dio Freddy, con la blusa abierta y sus tetas fuera del sostén.
Mierda. Ya estoy duro de solo imaginar cómo se tomó esa foto…
Necesito follarla antes de que mis hijos vengan y tenga que alejarme un poco de ella. Pero la puerta de nuevo se abre y es Michelle quien entra.
Puta madre…
— ¿A dónde ibas?
— A follarme a tu madre – tomó la carpeta con los diseños. – Esto es lo que quiero, necesito resultados antes de acabar el siguiente mes.
— Vaya, quieres hacerlo rápido.
— Necesito saber si tiene potencial – la miró. – ¿Necesitas algo más?
— No, creo que tienes mucha prisa.
— ¿Qué quieres Evans?
— Solo te quiero recordar que tus hijos estarán aquí y que tendrás a Matias aquí contigo, tu hijo es de la misma edad que tu novata – aprieto la mandíbula. – Piensa en lo que haces.
— No estoy haciendo nada.
— Sí claro.
Se va sin más.
No estoy haciendo nada malo…
Ahora ya se me bajaron las ganas de follar, llamó a mi chofer y le digo que nos vamos al aeropuerto. Tendré que mantenerme alejado de mi chica, nadie puede saber esto, sería un escándalo enorme, el magnate hombre de negocios Killian Blaze follando a una chica que podría ser su hija. Es mejor mantenerme lejos de ella, sólo por un momento.
Cuando llegó al aeropuerto, veo que están bajando los del vuelo de Danny así que me esperó y entonces la veo, su cabello rojo brilla desde lejos, en cuanto ella me ve ríe y viene casi corriendo. La tomó en brazos y besó su cabello, la extrañe demasiado.
— Mierda princesa, no te vayas por mucho tiempo – digo tomando su rostro. – Dime que viene sola, sin nadie creciendo en tu vientre ni con pretendientes que deba asesinar.
— Vengo sola como siempre papá – me sonríe. – Bueno no sola.
Entonces veo a Matias, lo veo mejor y supongo que debe estar limpio.
— Estoy limpio papá, dame una oportunidad y no te defraudare.
Danny me mira casi suplica porque le acepte a su hermano una vez más. Suspiró y rodeé a mi hija por los hombros.
— Vamos a casa y ya hablaremos – miró a Danny y comenzamos a caminar. – Entonces dime ¿ya superaste al maestro?
— Llevame al laboratorio y te enseñaré cosas que ni en tu época conocían – los dos nos reímos. – Pero tengo algo que quiero probar, es una droga que quiero que veas.
— Iremos a casa, vas a descansar y tal vez mañana vayamos a ver tu droga – besa mi mejilla. – Eso sí, tienes que ir a la empresa.
— Lo sé papu – pone los ojos en blanco. – Y también irá Matt, en él verás una droga que ya fue aprobada y que yo misma hice.
— Te regaña, pero Matias ha consumido tanta mierda, que espero está le active las neuronas – suspiró. – Vamos a casa y seguimos hablando de esto.
Y me fijo que por primera vez en muchos años los tres Blaze estamos en un mismo auto, sin demasiados problemas y como una familia. Lo que significa que nadie está listo para esto…