Capítulo 14

2306 Words
Observando la lista de las cosas que Andy necesitaba para hacer su extraño lavadero junto a su extraña ducha, Drake rascó su nuca pensando en donde podría conseguirle dichos materiales. La madera era fácil de conseguir, había árboles en todos lados, pero lo demás... Tendría que decirle a Olsen que lo consiguiera para él, estaba seguro de que podría encontrar algunas cosas en el castillo. Dirigiéndose al centro del pueblo, Drake ignoró las miradas cautelosas que recibió por parte de la mayoría de los integrantes de la manada, y llamó la atención de su mano izquierda tras finalmente verle con un grupo de mujeres mayores. Acatando su orden, el beta se alejó y fue directamente con su alfa líder. —¿Qué sucede? —¿Qué querían? —cuestionó señalando hacia el grupito. —Me estaban pidiendo más harina, les dije que no había y se quejaban porque están seguras de que la mantienes escondida —contó—. Ya investigué al respecto, y sí, fue Pascal quien les aseguró eso. —No me sorprende que olvidaran el importante hecho de que el molino no está trabajando, razón por la cual tampoco han recolectado trigo —resopló y negó—. Olvídate de ellas, por más que intentes convencerlas de que no tengo nada escondido, seguirán sin creerte. Mejor ocúpate de esto. Alzando la hoja que le entregó el ratoncito el día anterior, el alfa dominante se la pasó a Olsen. —Quiero que intentes busques todos los materiales que están ahí, menos la madera, esa fácilmente la puedo conseguir yo —indicó. —¿Van a trabajar en algo? —indagó el beta con interés. Asintiendo firme, Drake cruzó los brazos sobre su pecho y observó directamente hacia donde estaba la casa que le entregaron a los humanos. —A diferencia de los otros, el ratoncito ya tiene todo planeado sobre como mejorar la manada, tomando especial atención a la comida y la despensa, que es lo que nos complica en este momento —contó—. Necesitamos conseguir esos materiales y aunque no me guste, tendré que encontrarme con el principito otra vez. El labio superior de Drake instintivamente se alzó en una especie de mueca al pensar en el otro alfa dominante y su bestia se agitó en su interior, para nada contento con la idea de buscar ayuda con este otra vez. Lamentablemente, Andy tenía razón al decir que necesitaban más animales, y la única forma de conseguirlos, era con la manada Von Kleist. —Te conseguiré estos materiales tan pronto como pueda, le pediré ayuda a algunos miembros —aseguró. Asintiendo, Drake colocó una mano en su hombro y lo apretó suavemente. —Te lo encargo a ti. Pasando por al lado de su amigo, el alfa líder siguió su camino hacia la casa de los humanos, encontrándose con el ratoncito a medio camino. Deteniéndose, Drake observó en silencio la interacción entre el pequeño humano y sus compañeros. Sus cejas se juntaron profundamente al contemplar como parecían hablar por un momento, para luego alejarse siguiendo a un idiota musculoso y pequeño, quien parecía actuar como líder entre ellos. Andy negó silenciosamente y luego se dirigió hacia el alfa líder. —¿Por qué siempre que nos encontramos tienes esa expresión de querer matar a alguien? —preguntó el pequeño humano. —Nací con este rostro. —Sí, pero no con una expresión asesina —argumentó. —Tú tampoco tienes la expresión más amigable del mundo —atacó. —Porque si no muestro una expresión de fastidio o arrogante, los demás piensan que pueden aprovecharse de mí al ser pequeño y bonito —se defendió encogiéndose de hombros—. Prefiero que piensen que soy un idiota y me dejen solo a que me molesten con cosas tontas. Observando al pequeño humano, el alfa dominante asintió comprendiendo totalmente sus palabras, y a su vez, sintiendo una inexplicable molestia porque alguien quisiera molestar al ratoncito. Era extraño, pero un instinto protector que pensaba que no existía en él, comenzaba a desarrollarse con fuerza ante el hombrecito valiente. —¿Eso ocurrió ahora? ¿Te estaban molestando? —cuestionó. Aquellos ojos de distinto tono verde observaron en la dirección por donde sus completos se habían retirado y negó despacio. —Se estaban jactando de que se habían vuelto unos expertos en cazar y conseguir alimentos, les dije que si ya no tenían que preocuparse por eso y se habían acostumbrado a vivir aquí, lo mejor sería que comenzarán a trabajar en la razón por la cual habíamos venido, no les gustó —contó. —Estaba pensando exactamente en lo mismo —anunció Drake—. Tal parece que pronto les estaré haciendo una visita sorpresa para ver en lo que han trabajado. —Te dije que no tienen nada. —Con algo de presión y miedo comenzarán a trabajar —sonrió—. No es justo que ellos no estén haciendo nada por la manada, cuando tú que estas solo ya tienes miles de planes en tu cuaderno. —¿Cómo sabes que tengo miles de planes en mi cuaderno? —preguntó Andy entrecerrando sus ojos en él—. Solo te mostré el plan para comenzar a cultivar. —Siempre estas con ese cuaderno anotando cosas, es imposible que no tengas más de un plan —resopló Drake—. Vamos, te llevaré hasta el molino. Guardando silencio, Andy asintió y se puso en camino junto al alfa dominante. Afortunadamente, el molino de agua no se encontraba tan lejos como había esperado, por lo que, en unos pocos minutos caminando cuesta hacia arriba, pudieron llegar a una cascada con un canal, el cual tenía una corriente más fuerte que la del riachuelo. —Se ve en muy mal estado —comentó Andy a primera vista—. ¿Hace cuánto que no lo usan? —Olsen dijo que más o menos en el tiempo en que me exiliaron de la manada —comento Drake, observando la gran estructura de madera inmóvil al costado del canal. —¿Te exiliaron de la manada? —preguntó Andy con sorpresa. —Poco después de que me presente como un alfa dominante, a medida que me volvía más fuerte que Baltasar, el idiota se comenzó a asustar, por lo que aprovecharon la situación y me echaron —anunció. —¿Qué situación? —Me acusaron de matar a una mujer. Aquellos intensos ojos dorados observaron tranquilamente a Andy a pesar de dicha revelación y luego Drake se adelantó y abrió la puerta del molino. Inmediatamente, sus cejas se juntaron al encontrarse con una gran telaraña, alzando su mano, la sacó junto a cualquier otra. —Ya puedes entrar si no tienes miedo de unas pocas telarañas —anunció tras abrir una ventana de madera, logrando que el lugar quedara más iluminado. —No les tengo miedo, pero eso no significa que me gusten —expresó Andy observando con claro disgusto en la puerta. Con pasos pequeños y sus manos aferrándose a la correa de su fiel bolso, Andy se internó y observó a su alrededor con su nariz arrugada. —Bueno, a pesar del tiempo que lleva sin uso y de toda la tierra que hay en este lugar, incluyendo bichos, aparentemente no hay nada malo en la maquinaria para moler y hacer harina, por lo que el problema debe de venir de abajo —expresó. —¿Se supone que hay algo más abajo? —Sí, el motor que impulsa todo esto —respondió el hombrecito—. Busca una escotilla en el suelo, no debe de ser muy grande. Siguiendo las instrucciones del pequeño hombrecito, Drake observó a su alrededor manteniendo sus ojos en el suelo. —Aquí hay algo —anunció Andy, intentando tirar de una manilla. Al ver los problemas del pequeño humano por abrirla, Drake se acercó, lo tomó por la cintura y fácilmente lo apartó. Ignorando sus quejas, tomó la manilla y la abrió, logrando sacar la pequeña puerta de las bisagras y llevársela en su mano. —Era abrirla, no romperla —indicó el ratoncito. —Ni siquiera utilice la mitad de mi fuerza para abrirla —argumentó el alfa dominante—. Yo iré, está oscuro y con agua. Andy le observó con duda—. ¿Sabrás buscar el problema? —Creo que podré distinguir una pieza rota —espetó Drake ligeramente indignado. Pero antes de lanzarse, se quedó extremadamente quieto en el mismo instante en que sus instintos entraron en acción, alertándole. En un parpadeo, Andy apreció como esas orejas de lobo aparecían entre el pelinegro cabello de Drake y comenzaron a moverse. —¿Qué ocurre? —indagó Andy bajando su tono. Drake observó hacia la puerta al percibir más claramente ruido. —Alguien viene —anunció—. Quédate aquí, no te muevas. Levantándose, el alfa dominante salió del molino y se detuvo exactamente ante la puerta, utilizando su gran figura para ocultarla. Esperando, los músculos de Drake comenzaron a tensarse dolorosamente a la espera de algún ataque, pero en el instante en que un lobo apareció, su cuerpo se relajó al reconocer a Mikel. —¿Estamos en problemas? —preguntó Andy a su espalda. —No, solo es Mikel —anunció—. Espérame aquí, no bajes ahí solo —ordenó lanzándole una mirada antes de alejarse. Deteniéndose ante el lobo de pelaje castaño, Drake alzó una ceja al ver que este mantenía su forma animal. —¿Qué sucede? "Haciendo una de mis rondas cerca de la costa, descubrí la presencia de un extraño y al acercarme vi que se trataba de ese hombre que siempre está con el príncipe Caspian, aparentemente este espera que lo visites en su casa en la playa" Informó. —Por supuesto, solo ese principito sería tan idiota como para internar a uno de sus hombres en mis tierras para solicitar mi presencia —resopló. —¿Por principito te refieres al príncipe Caspian? —preguntó Andy—. No salí del molino —anunció ante la reprobatoria mirada del líder. —Sí, es él. —¿Será por las cosas que le encargamos antes de venir? —Supongo que solo hay una manera de descubrirlo —pronunció Drake en un suspiro. Pasando su mano por su nuca, Drake observó al pequeño humano y luego a su amigo. —Consíguete unos pantalones y quédate con el ratoncito en lo que vuelvo —ordenó a su amigo. —Puedo esperarte solo. —No considerando que planeas arreglar el molino, necesitas fuerza bruta y no hay nadie mejor que Mikel para eso —argumentó—. O te quedas con él, o te llevo devuelta al pueblo. —Bien, me quedo —resopló y se volvió a internar al molino. Observando a su mano derecha, Drake asintió y se quitó su camiseta sin querer arruinarla con su media transformación. Entregándosela a Mikel, miró hacia el molino una última vez antes de partir en una rápida carrera en la cual atravesó todo el bosque en cosa de segundos. Una vez el mar estuvo a la vista, el paso del alfa dominante aminoró y la molestia que sintió tan pronto como se alejó del molino, aumentó. —Bien, solo hay que terminar con esto antes de que el ratoncito se meta en problemas —decidió. Retrocediendo su transformación a la tercera fase, que era la semi media, donde solamente dejaba afuera su cola y orejas de lobo, Drake apareció en la terraza del príncipe Caspian, quien por supuesto que ya le esperaba. —Me disculpo por la forma en que solicite tu presencia, pero ante la falta de una forma de comunicación, no encontré otra —expresó el principito. —Solo ve al punto. Aquella amable sonrisa diplomática y perfecta desapareció del rostro del contrario, dejando una expresión más real. —Dos carruajes serán entregados mañana en el límite del bosque, los cuales llevan las cosas que solicitaron los humanos al aceptar ir a tu manada —informó Caspian. —Podrías haberle dicho eso a cualquier integrante de mi manada —indicó Drake. Y en respuesta, el otro alfa dominante le sonrió, como diciendo que ya sabía de los problemas que había ahí. Molesto, Drake chasqueó su lengua, pero no dijo nada para confirmar las sospechas del contrario. —¿Solo era esto? —En realidad, quería saber si ya averiguaste quién de aquel grupo que se quedó olía diferente —le recordó. —Son dos. —Perfecto, ¿puedes llevarlo hacia el límite del bosque mañana? Necesitaré recolectar una muestra de su sangre para compararla con la de Rhory —explicó. Drake cruzó sus brazos. —¿Qué gano a cambio? —Es parte de nuestro trato —argumentó Caspian. —Nuestro trato es que me das una mano de obra para mi manada y yo te digo quienes son diferentes a los humanos comunes, ambos ya cumplimos —debatió. —¿Qué es lo que quieres ahora? —Animales y semillas. —No tengo problema en darte semillas, pero los animales serían muy notorios. Si los llevo hasta tu manada, mi padre comenzará con sus preguntas y no quiero lidiar con eso cuando mi pareja está entrando en su última etapa de embarazo —explicó—. Consigue algo que ofrecerme a cambio de ellos, y te los daré. —¿Llevarte a esos humanos no es suficiente? —preguntó con sus cejas fruncidas. —Y el p**o por ello serán las semillas, pero si quieres más, necesitas ofrecer más —argumentó el príncipe Caspian—. Tal vez deberías de hablar con uno de los humanos, ellos estuvieron en mi manada y saben las cosas que tenemos y que necesitamos —aconsejó, lo cual solo molestó a Drake. Él podría conseguir la respuesta sin la ayuda de nadie.
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