Parado en el límite del bosque por donde habían llegado, Andy observaba a su alrededor sin comprender qué era lo que estaban esperando, o la razón por la cual se encontraban ahí, ya que Drake solo había aparecido en la casa y lo sacó de ella con uno de sus compañeros para hacerles caminar hasta ese lugar junto a un grupo de cambiaformas.
Observando hacia su costado, el pequeño humano reconoció a las personas que los habían acompañado, no solo se trataba de Olsen y Mikel, sino también de otro par de hombres que Andy había visto que obedecían con más facilidad las órdenes de Drake que otros.
Con la semana que ya llevaba en la manada Luz de luna, Andy más o menos ya comenzaba a ubicar a las personas que estaban totalmente en contra de Drake y seguían al círculo interno a todos lados, como aquellos que se mantenían imparciales sin seguir a nadie, y unos pocos miembros que se mostraban más abiertos ante el mandato de su actual alfa líder, fuera porque obedecían a la persona más fuerte o porque comprendían que este no era tan malo como los rumores que corrían, no lo sabía, pero era bueno que tuviera el apoyo de un poco más de persona que solo sus dos amigos.
Volviendo su mirada hacia adelante, el pequeño humano observó a Drake tomar el mando al mantenerse justo en la entrada que separaba ambas manadas, observando directamente hacia el frente con una expresión fría que no revelaba nada, y una simple postura firme que mostraba su confianza y poder.
Era extraño, pero así como filtraba temor a otros, a su vez también influía confianza y seguridad. Como si dijera que se quedaran detrás de él porque nada las ocurriría ahí.
Escuchando un suave murmullo a su costado, el pequeño humano observó y se encontró con Russell siendo un completo desastre, murmurando cosas por lo bajo mientras mordía la uña de su pulgar con insistencia.
—¿Por qué tienes tanto miedo? —soltó antes de darse cuenta.
Aquellos ojos grises le observaron resentidos.
—La pregunta aquí es ¿cómo es que tú no tienes nada de miedo? —exclamó irritado—. Nos sacaron a la fuerza de la casa sin decirnos nada y nos arrastraron hasta aquí con un grupo de cambiaformas, como quiera que lo veas, no es una buena señal.
Sin poder responder tal argumento, Andy asintió y empujó sus lentes más arriba.
—¿Van a matarnos? —jadeó de pronto Russell—. Puedo entender si quiere dañarte a ti, después de todo es bastante obvio que lo has estado molestando todo este tiempo desde que llegaste a la manada, pero ¿por qué me quiere matar a mí también? ¡No he hecho nada! —se quejó.
—Tal vez ese sea precisamente el problema, llevas una semana aquí junto a los demás y no has hecho nada por la manada.
Ante sus palabras, el otro humano le observó completamente indignado.
—¿Con qué cara te atreves a decirme esto cuando tú tampoco has hecho nada? —se quejó.
—Aparentemente, tengo más planes que todos ustedes —indicó—. Y estoy trabajando para arreglar el molino hidráulico, solo espero que las herramientas que necesito aparezcan pronto para terminarlo.
—Entonces solo estás diciendo excusas, tampoco tienes nada —acusó Russell.
—Él tiene un plan, que es más de lo que tú o el resto de tu grupo ha hecho por mi manada —espetó una fría voz con tono molesto.
Mirando hacia el frente, Andy encontró a Drake exactamente en la misma posición en la cual le observó antes, con la única diferencia, de que ahora había un par de orejas lobunas sobre su negra cabellera que parecían haber captado toda su conversación.
Con el otro humano completamente horrorizado tras escuchar al alfa líder, Andy suspiró y se alejó avanzando hasta quedar al lado de Drake.
—¿Qué se supone que estamos esperando? —indagó.
—Caspian.
—¿Estás molesto? —preguntó ante el cortante tono en su respuesta.
—No.
Observándolo, el hombrecito resopló y negó.
—Bueno, para no estarlo, tienes una cara del demonio, casi parece que quieres matar a alguien —comentó—. ¿Russell tenía razón? ¿Por eso nos has traído?
Aquellos dorados ojos le observaron con esas marcadas cejas juntadas profundamente.
—Creí que no eras el tipo de idiota que creía en esos rumores —refunfuñó.
—Y no lo hago, pero tienes que admitir que no se puede pensar en otra cosa considerando la forma en la cual nos sacaste de la casa sin dar explicación alguna —explicó Andy—. Ni siquiera me sorprendería que los hombres que nos han seguido piensan en lo mismo.
Frunciendo sus cejas aún más profundo, Drake dio una mirada a su alrededor y soltó un bufido al percatarse de la sombría expresión que cubría el rostro de los demás, incluyendo a sus propios amigos.
—No los saqué para matarlos o dañarlos, el principito pidió verlos como parte del trato —informó en un suspiro profundo.
—¿Y por eso estás enojado? —preguntó el ratoncito, observándolo.
Los labios del alfa dominante se curvaron en una mueca y Drake quiso guardar silencio, pero con ese pequeño rostro bonito mirándole con curiosidad, no pudo seguir manteniéndolo.
—Es por culpa del principito, logré un intercambio en el cual conseguí semillas para cultivar, pero cuando quise también animales, me dijo que tenía que darle otra cosa a cambio —contó con mal humor.
Observándolo, el hombrecito asintió y empujó sus lentes más hacia arriba antes de pararse correctamente al lado del alfa líder.
—Supongo que por tu mal humor, puedo asumir que no lograste pensar en nada —comentó Andy.
—¿Cómo se supone que les voy a ofrecer algo cuando ellos ya lo tienen todo y nosotros nada? —espetó molesto—. Es obvio que nunca tuvo pensado darme nada más que eso, por eso me pidió más cosas a cambio —gruñó molesto.
—Así que esa era el problema, no deberías de tener esa expresión asesina solo por ello, estoy seguro de que encontraremos una forma de ganarle y así obtener esos animales —expresó confiadamente.
—¿Cómo se supone que vamos a ganarle cuando ya lo tiene todo? —resopló.
—Estuve en su isla y estudié los tratos que tiene con nosotros los humanos antes de venir, solo necesito un poco más de información sobre esta isla y podremos hacerlo —aseguró.
Y por alguna razón, las confiadas palabras del hombrecito, de alguna forma lograron aplacar en cierta medida el mal humor que había estado cubriendo al alfa dominante, logrando con ello que esa presión oscura que emanaba de su cuerpo terminara.
Sintiendo que los demás cambiaformas le observaban, Andy miró a su alrededor y luego dirigió su mirada hacia el alfa líder.
—¿Por qué nos están observando todos?
Drake resopló y con una simple mirada a los miembros, logró que estos rápidamente corrieran sus miradas hacia otro lado.
—Es por ti —anunció.
—¿Qué hice?
—Eres la única persona lo suficientemente tonta para acercarse a mí cuando estoy enojado —explicó.
—Lo de tonto sobraba —refunfuñó Andy.
Con una esquina de sus labios alzándose en una mínima sonrisa, Drake mantuvo su mirada hacia el frente y observó con atención como finalmente, tres carruajes se acercaban a paso lento debido a los desniveles.
—Vuelve atrás —ordenó.
Aquellos ojos verdes de distintos tonos observaron al alfa líder por un momento y luego retrocedió, volviendo al lado de su compañero quien, más que asustado, ahora le observaba de una extraña forma.
—¿Siempre es así contigo? —pregunto Russell.
—No entiendo de qué hablas —contestó sin mirarle.
Una vez los carruajes estuvieron lo suficientemente cerca junto a los guardias del príncipe Caspian, los integrantes de la manada se acercaron un poco más al borde, alerta ante los extraños que estaban cerca de su territorio.
El primero en bajarse de su caballo y dar un paso al frente, fue el príncipe heredero.
—He traído lo que he prometido —anunció—. Los dos primeros carruajes tienen las cosas que nos solicitaron los cinco humanos que viajaron hacia tu manada.
—¿Ahí están mis herramientas para trabajar? —exclamó Russell felizmente.
—En el primer carruaje junto a las de tus compañeros —asintió Caspian—. El segundo, están las cosas que solicitó el joven Clayton.
—¿Están todas las cosas? —preguntó Andy con interés.
—La mayoría de todas las cosas que solicitaste —asintió el príncipe.
—No entiendo, ¿por qué Andy tiene un carruaje entero? —cuestionó Russell con sus cejas fruncidas.
—Porque pedí de todo —anunció Andy—. El príncipe heredero no nos dio mucha información sobre la manada Luz de luna, y considerando el lugar en donde estaba el pueblo y el tiempo que íbamos a permanecer en ella, yo asumí que sería similar a acampar, por lo que pedí varias cosas acorde a ello junto a algunos libros de información útil, herramientas, una caja de primeros auxilios, de costura, para la higiene y unos pocos artefactos —explicó.
—Eso no es justo, si hubiera sabido que se podía pedir muchas más cosas, yo también lo habría hecho —se quejó el otro humano.
—¿Y por qué no lo hiciste? —pregunto el pequeño humano—. El príncipe Caspian dijo que hiciéramos una lista de todo lo que requeríamos para ir y permanecer en la manada Luz de luna, era bastante claro que podíamos pedir de todo —indicó obvio.
—Fuiste el único que supo sacar provecho de la situación —sonrió Drake—. Ahora entiendo por qué dijiste que hoy arreglarías el molino.
—Por supuesto, con las herramientas correctas todo se puede —anunció Andy alzando su mentón.
—Ahora queda mi parte del trato —les recordó Caspian.
—Ratoncito, ve un momento con el principito junto a su amigo. Los demás, comiencen a bajar las cosas y colocarlas en las carretas para llevarlas a la manada —ordenó Drake.
Extrañado, Andy se acercó y cruzó la línea que separaba ambas manadas, pasando al terreno del príncipe heredero, fue con este junto al otro humano.
—¿Qué sucede? —preguntó Russell.
—No es nada malo, solo necesito hacerles un simple chequeo médico —anunció el príncipe Caspian, señalando a una pequeña tienda que estaban montando.
—¿Por qué a nosotros? —preguntó Andy—. Además, nos pidieron nuestros archivos médicos cuando nos inscribimos para participar en la entrevista de trabajo.
—Se me está pidiendo una prueba de que los humanos no están sufriendo o estén siendo perjudicados en su salud al vivir en lo profundo del bosque, por lo que le pedí al líder de la manada Luz de luna que trajera a los humanos que consideraba más débiles para comprobar su estado y mostrar los resultados —explicó el príncipe Caspian con una sonrisa.
No muy seguro, pero sin poder encontrar una razón para rehusarse, Andy observó instintivamente a Drake.
—El chequeo médico tiene que ocurrir ante mis ojos —ordenó el alfa líder—. Como se están quedando en mi manada, son mi responsabilidad.
—Acompáñanos —aceptó el príncipe Caspian.
Siguiendo a los dos humanos, Drake fue hasta la pequeña habitación hecha de tela y se mantuvo en la entrada, observando de esa forma a los humanos y a su vez a su gente. Tan pronto como Andy y Russell estuvieron en el interior, ambos médicos comenzaron con el chequeo médico.
Y todo iba bien, hasta que Drake contempló como amarraban una cinta alrededor del brazo del hombrecito y luego acercaban un objeto desconocido.
—¿Qué es eso? —cuestionó tensamente.
—Es solo una aguja, la enterrarán en mi piel y me sacan sangre —explicó Andy tranquilamente.
—No se supone que serían lastimados —espetó Drake.
—No les dolerá ni dejará una marca —prometió Caspian observándole interesadamente—. Mira, Russell ya ha terminado y se ve bien —indicó.
Pero aquellos dorados ojos, solo estaban fijos en el pequeño no hombrecito y la forma en que le quitan sangre de su cuerpo. Justo en el momento en que algo oscuro comenzaba a palpitar en su interior, a removerse, Andy se levantó y le observó.
—Ya estoy bien, ves, solo era un poco de sangre. En la ciudad siempre se hacen este tipo de exámenes —contó caminando hacia él.
—No fue mucha la cantidad de sangre que le sacamos, pero para evitar que se sientan débil, lo mejor sería que se alimenten para recuperar la energía —indicó Caspian, acercándose con dos bolsas.
Quitándole una, Drake la revisó asegurándose de que no hubiera nada malo y le entregó un sándwich al ratoncito.
—Termina eso y te daré los otros, te comerás todo —indicó Drake.
—Me diste algo para comer durante el viaje —le recordó Andy, arrugando su nariz.
—Dije que te comerás todo y punto —ordenó y acercó al sándwich a su boca.
—Alfa líder, ya está todo listo —anunció Olsen.
—Volveremos —anunció Drake y observó a Caspian—. Cuando tenga una respuesta, te buscaré en la playa.
—Estaré esperando —sonrió el principito y los labios de Drake se torcieron en una mueca antes de volver a su terreno con el pequeño humano.