Saliendo de la casa en donde aquellos tontos humanos se estaban quedando, con todas las pertenencias de su ratoncito, Drake mantenía una leve sonrisa en su rostro que apareció tan pronto como decidió que quería que Andy se mudara definitivamente con él en su casa. Sabía que el pequeño humano no estaría demasiado contento con su decisión, pero... ¿Cómo se suponía que le dejaría volver a un lugar tan peligroso como ese?
No se trataba solamente de que esos tontos humanos seguían molestando a su ratoncito cada vez que creían que no estaba observando, ¿cómo se suponía que lo iba a dejar permanecer en un lugar donde nadie se preocupó por él luego de haber sido secuestrado?
En cierta parte, habría entendido que ninguno de ellos quisiera intervenir por temor, ya que la fuerza de un hombre lobo era por superior al de un simple humano. Pero, aunque Petra les hubiera amenazado, una vez esta dejó la casa, de lo más bien que alguno podría haber salido para alertar a alguien lo que le había ocurrido a Andy, y aun así, ninguno de esos estúpidos se movió.
¿Y si él no hubiera regresado pronto? ¿O si no se hubiese estado dando vueltas para protegerlo? Andy habría sido severamente lastimado y desaparecido de la manada sin rastro alguno, y eso era algo que Drake no iba a perdonar.
En lo que respectaba al alfa dominante, todos en esa casa se podían ir a la mierda. Sí, sabía que ese no era precisamente un pensamiento que debería de tener siendo líder de la manada y habiendo prometido que los mantendría protegidos, pero ¿por qué tenía que cuidar a unos idiotas egoístas que no hacían más que preocuparse por ellos mismos?
Si lo pensaban cuidadosamente, ninguno de ellos era realmente necesario, ya que con todo el conocimiento que su ratoncito almacenaba en su cerebro, perfectamente podría desenvolver el papel que esos otros cuatro humanos estaban teniendo en su manada, e incluso más.
Pero como no podía simplemente echarlos de la manada sin que los del círculo interno tomaran la oportunidad para echar también a Andy en venganza, es que prefería tenerlos, a pesar de que ya no iba a tener cuidado alguno por ellos, solo los trataría como otros miembros de la manada, solo que tenía que estar atento a cuál lado correrían, si con aquellos que se mantenían neutros sin apoyar a nadie, los tontos que seguían apoyando a los tres idiotas, o los que habían comenzado a apoyarlo como alfa líder.
Eso era en lo único que tendría cuidado, ya que no quería que los idiotas del círculo interno tuvieran conocimientos peligrosos como el de aquellas trampas que lastimaron al hijo de Bud, y considerando que aún no sabían si el traidor fue uno de esos humanos o solo fue uno de los tres que entró a la casa a robar el libro, lo mejor era ser precavidos con todos.
Llegando finalmente a su casa, los labios de Drake inmediatamente dejaron de estirarse en una sonrisa, transformándose en una mueca, y sus cejas se juntaron profundamente ante la vista. Acercándose rápidamente, el alfa dominante apreció sin gusto alguno a Petra afuera de su casa, atormentando a su ratoncito, quien le miraba de frente con su mentón en alto, impidiéndole acercarse a las cajas que estaban detrás de él.
—¿Qué está ocurriendo aquí? —cuestionó.
Y tan solo escuchar la voz del alfa dominante, hizo que Petra retrocediera aparentando inocencia, y la postura del pequeño humano perdió fuerza, relajándose visiblemente al verlo.
—Alfa líder...
—Esta mujer quiere robarse todos los medicamentos y cajas de primeros auxilios que el príncipe Caspian nos dio —interrumpió Andy visiblemente molesto.
—Robar es una palabra fea, solo quiero tomarlos bajo mi poder y administrarlos correctamente —aclaró la mujer, como si tuviera todo el derecho en el mundo de decidir algo así.
Dejando las cosas del pequeño humano al pie de las escaleras que lo llevaban hacia la entrada de su casa, el alfa líder caminó hasta Andy y se paró al lado del hombrecito. Cruzando sus brazos, observó a Petra alzando una ceja.
—¿Quién decidió aquello?
—Es lo normal —anunció Petra—. No hay nadie más en este bosque calificado para cuidar aquellas cosas que nosotros, el círculo interno —expresó con arrogancia.
—Lo dice la mujer que casi causa la muerte de un niño porque no sabía lo que estaba haciendo —resopló el pequeño hombrecito.
Una esquina de los rígidos labios del alfa dominante se alzó ante las palabras de su ratoncito.
—Eso fue un error —se excusó Petra.
—Que casi causa la muerte de un cachorro —indicó Drake—. Obviamente no estás tan calificada como crees, ni ninguno de tus compañeros.
—Solo me he equivocado una vez, pero he salvado millones de vida mucho antes de que ese pequeño humano apareciera —exclamó molesta.
—Yo no diría salvado, hasta donde tengo entendido, solo atendiste a las pocas personas que pudieron ofrecerte algo a cambio de tus cuidados, y siempre fueron cosas pequeñas como un corte o cierto dolor —argumentó.
—¿Qué se supone que vas a saber tú si desapareciste por años antes de aparecer de la nada? —bufó Petra.
—Porque ese es el trabajo de un alfa líder, estar enterado de todo lo que sucede y sucedió en su manada —espetó Drake—. Y como tal, estos medicamentos que conseguimos gracias a la participación de Andy se quedarán en mi casa y serán administrados por él —señaló al pequeño humano.
—No puedes hacer eso —pronunció irritada—. ¿Qué se supone que va a saber él?
—Más que tú, claramente —anunció Andy—. Son medicamentos que provienen de la ciudad, probablemente ni siquiera sepas que es una cápsula o qué función tiene el agua oxigenada, solución desinfectante, gel antiséptico, apósitos estériles, gasas, vendas, tiritas, termómetro, solución salina o hasta una jeringa. Ni siquiera sabes el cuidado que hay que tener con cada uno de ellos —atacó.
Y como Petra no pudo responder, Drake mostró una expresión arrogante que solo molestó visiblemente a la alfa.
—Después no vengan a buscarme —ordenó y se retiró de ahí con un aire de grandeza que estaba de sobra.
—Definitivamente tendremos que buscar un lugar en tu casa donde guardar las cajas, si las dejamos a fuera poco a poco irán desapareciendo cosas —comentó el pequeño hombrecito.
—Tengo otro par de habitaciones bajo la casa, hay que hacerle limpieza —recordó.
—Vi que había un castillo, aunque está en malas condiciones, fácilmente podrías arreglarlo y vivir ahí. ¿Por qué no lo has hecho? —preguntó Andy, observándole con curiosidad.
—Porque es donde vivió mi estúpido padre y no tengo ningún buen recuerdo de ese lugar —contestó—. Vamos, lo mejor es comenzar a guardarlo desde ahora.
Tomando una de las cajas, Drake la sostuvo entre sus brazos y luego observó al pequeño humano.
—Mejor no las tomes y ayuda a limpiar abajo —indicó.
—Puedo ayudar a guardarlas —resopló el pequeño hombrecito.
Acercándose a una, Andy hizo el intento de tomar una y se quedó ahí mismo por unos buenos minutos antes de dejarla en la misma posición.
—No digas nada —gruñó alejándose.
—No he dicho nada.
Observando el sonriente rostro del alfa dominante, Andy soltó un sonoro resoplido enojado y se alejó dirigiéndose hacia la casa. Deteniéndose en las escaleras, observó con curiosidad su equipaje.
—¿Por qué están mis cosas aquí? —preguntó observando a Drake.
—Yo las traje.
Instintivamente, Andy alzó una ceja y cruzó sus brazos.
—¿Y con el permiso de quién?
—Con el mío.
—Pero son mis cosas.
—Y siguen siendo tuyas —aseguró Drake.
—¿Y por qué la has traído precisamente a tu casa?
—Porque claramente no tengo pensado en dejar que vuelvas a esa casa del demonio donde los estúpidos de tus compañeros ni siquiera son capaces de ayudarte o pedir ayuda por ti al ver que estás en problema, y de donde al parecer cualquier idiota cree que puede entrar —anunció—. ¿O me dirás que no estás molesto con ellos por no intentar ayudarte?
—Si estoy molesto, pero ese no es el punto, debiste de haberme preguntado si quería mudarme contigo —protestó.
—De todas formas ibas a terminar aceptando —aseguró el alfa dominante.
—¿Cómo estás tan seguro?
—¿Quién más se tomaría las molestias de preparar tus baños todas las noches y de cocinarte todos los días? —cuestionó alzando una ceja—. ¿Quién te seguiría a todos lados ayudándote en cada uno de tus proyectos y te protegería de los idiotas?
—Eso no significa que me ignores y no me preguntes nada —refunfuñó.
—De acuerdo. Andy, ¿quieres mudarte conmigo?
—No.
—Qué pena, ya traje todas tus cosas y no tengo pensado en llevarlas de vuelta ni de mudarme a esa casa con esos idiotas humanos —dijo con una burlesca sonrisa.
—No necesariamente tienes que mudarte a esa casa —argumentó.
—¿De qué otra forma podría protegerte si no lo hago? —resopló Drake—. Solo ríndete, no es como si la pasarás mal aquí conmigo —argumentó y siguió adelante.
Observando al cambiaformas entrar en su casa cargando fácilmente dos cajas como si no pesaran nada, Andy refunfuñó por lo bajo pero no dijo más al respecto, después de todo Drake tenía razón, ¿dónde más encontraría la comodidad y seguridad que tenía permaneciendo al lado del alfa dominante?
Por lo que, aunque sabía que era una pésima idea seguir quedándose ahí, pasando más tiempo con Drake, Andy descartó la advertencia que le enviaba su cerebro y tomó sus cosas para guardarlas en el interior.
—Sabía que terminarías aceptando —expresó Drake al verlo.
—No me hagas que me arrepienta, que perfectamente le puedo decir a Mikel que me acepte en su familia —amenazó.
Alzando las manos, Drake salió de la casa y cogió otro par de cajas. Al contemplar a Andy salir, inmediatamente las bajó y le observó.
—¿A dónde vas?
—Te olvidaste mis libros. Iré a buscarlos, tú solo sigue guardando las cajas.
—Voy contigo.
—No, no irás. Si dejas aquí solo Petra o uno de sus seguidores querrá sacar una caja —advirtió—. Solo termina de guardarlas y me alcanzas, ¿está bien?
—¿Y si te topas con un idiota? —espetó molesto.
—Dudo que alguien se atreva a decirme algo en pleno día cuando ya casi toda tu manada me ha aceptado —indicó—. Si estás preocupado, solo apresúrate y alcánzame.
Siguiendo con su camino, sabiendo que pronto el alfa dominante le estaría alcanzando, Andy caminó tranquilamente a paso lento. Tropezándose con una persona, el pequeño humano observó con el ceño fruncido al idiota que le chocó intencionalmente, y luego bufó al percatarse que solo se trataba de Russell.
—Debes de estar feliz ahora que has logrado meterte completamente a la casa del alfa líder —expresó con molestia.
—¿Por qué? ¿Estás celoso?
—¿Celoso de estar vendiendo tu cuerpo a una de esas bestias solo por algo de comodidad en este lugar? —bufó—. Solo un idiota estaría celoso de ello.
—Solo un idiota pensaría que su compañero está vendiendo su cuerpo solo para no asumir que es más talentoso e inteligente —argumentó Andy.
Empujando sus lentes más arriba, Andy pasó por al lado de Russell y hábilmente evitó su pie cuando este lo puso entre los suyos, pero no fue lo suficientemente rápido para evitarle cuando estiró sus brazos y lo empujó mandándolo al suelo.
—No te creas la gran cosa, si no fuera porque el líder de esta manada te aprecia por entregarle tu culo, no serías nada —exclamó molesto.
—¿Qué está pasando aquí?
Ambos humanos observaron al cambiaformas que se había acercado. Observando a Russell cambiar de expresión, Andy negó y se levantó del suelo.
—Solo tropezó y cayó —mintió Russell con expresión inocente
—No fue eso, solo pasa que mi compañero aquí que está celoso porque no es tan inteligente como yo y me está tratando de puta para calmar su dañado ego —explicó sacudiendo su ropa.
—Eso no es cierto —chilló Russell—. Él es quien me está tratando mal —acusó.
—Los cambiaformas pueden oler cuando una persona miente —advirtió Andy.
Colocándose totalmente rojo, Russell balbuceó un par de cosas y luego huyó como el cobarde que era.
—¿Está bien dejarlo ir así?
Observando al hombre, quien parecía tener una apariencia similar a la de Drake, solo que su cabello oscuro era mucho más largo, su cuerpo menos abultado y su estatura siendo unos centímetros más bajo, Andy lo miró detenidamente, pero a pesar de todas las similitudes, su interior no se agitó como lo hacía ese tonto lobo.
—Está bien, solo es un idiota.
—Puedo hablar con él si quieres, en agradecimiento por ayudar a los cachorros —aseguró.
—Gracias pero no, me encargaré yo mismo de él.
—En serio, no tengo problemas en hacerlo.
—¿Qué está ocurriendo aquí? —cuestionó una conocida voz.
Observando sobre su hombro, las cejas de Andy se juntaron al apreciar a Drake.
—¿Cómo es que terminaste tan rápido?
—Porque soy rápido —respondió, pero su mirada se mantuvo en el contrario.
—Entonces, vamos por mis libros —anuncio y observó al desconocido—. Gracias por ofrecer ayuda, pero con tu líder a mi lado no la necesito —aseguró y se retiró.
—¿Qué es lo que quería ese tipo? —cuestionó Drake tan pronto como le siguió.