—Amo tu cama —miré sobre mi hombro a Dereck, quien daba vueltas de un lado a otro en mi enorme cama.
No podía quejarme de los lujos que Darren había logrado darnos, antes de que su empresa fuera a la quiebra. Amaba mi habitación, aunque odiaba el color rosa que Darren le había puesto para mantenerse ocupado, cuando perdió su negocio.
—Fue bueno que mi padrastro tuviera una empresa exitosa por tanto tiempo —contesté mientras seguía sacando ropa de mi armario.
A pesar de no tener la misma cantidad de dinero que antes poseíamos, pudimos conservar la casa con todas nuestras pertenencias. No tenía nada que envidiarle a nadie, salvo el tener que caminar al colegio, en vez de ir en coche, como lo hacían muchos en el instituto. Pero a parte de ese pequeño detalle, todo era fenomenal; mi habitación era muy cómoda, con todo lo que una adolescente de 17 años puede soñar: pantalla plana, enorme cama, tres armarios, muchos pares de zapatos y todos los aparatos electrónicos que puedas imaginarte.
Darren aún estaba luchando por recuperar el poder, y yo sólo deseaba que lo lograra.
—¿Qué tal este vestido? —dijo Lilly, sacando un lindo y corto vestido azul de mi otro armario.
—Se supone que irá a estudiar, bruja. No ha tener una cita.
—¡Deja de llamarme bruja, pendejo!
—¿Come mocos, está bien? —Dereck rió mientras Lilly le lanzaba un zapato a la cabeza.
—¿Pueden tratar de llevarse bien? —pregunté, viéndolos a ambos.
—No —contestaron al unísono.
—Sería más divertido si ustedes fuesen amigos.
—¿Y ésta falda? —preguntó Lilly, ignorando lo último que salió de mi boca.
La observé, era una linda falda color blanco que mi madre me había regalado para mi cumpleaños. Era sexy, pero no vulgar. Así tal vez podría impresionarlo y lograr que me viera de una manera diferente.
—Perfecta —asentí.
Ahora sí. Estaría preparada para ir a ver al amor de mi vida.
—Te envidio, Zoe. Con Seth obtendrás una excelente calificación. Mientras que yo tendré que luchar con Matt para que deje a un lado su maldito videojuego y me ayude a trabajar —sacudió su cabeza y suspiró.
—Al menos yo trabajaré con el nerd de Marcos —festejó el pelirrojo.