El punto de vista de Bryan
No hice planes para que Jason tuviera una niñera antes de que lo trajeran a mi casa. Lo miré con asombro, encontrando muy difícil de creer que el niño en mis brazos sea de mi carne y sangre. Se ve guapo como yo y cuando noté las erupciones en su piel, maldije en voz baja, culpando a Celine por hacer que mi hijo se vea y se sienta como un pobre que no es.
Nunca he pensado en tener un hijo de nuevo, lo que me llevó a ofrecerle a Celine un contrato. Mi madre quería que me casara y tuviera un hijo, pero yo estaba menos interesado en ser un hombre de familia comprometido.
No quería más compromisos debido a mi pasado y mi comprensión de que todas las mujeres son iguales, excepto por supuesto mi madre, que tiene un corazón de oro.
Quería hacerla feliz, así que le conté a Celine sobre mi oferta y ella aceptó de inmediato para mi alivio. Había estado acariciando la idea por un tiempo, aunque sonaba ridículo y pensé que se vería estúpido si se lo contaba a alguien.
Celine llegó a buscarme en el momento justo y decidí aprovecharme de su impotencia.
Se suponía que duraría solo un año, luego podríamos seguir caminos separados, pero ella se fue antes de eso. Sabía del sexo que tuvimos cuando estábamos borrachos y sabía que así fue como Jason fue concebido.
Sé que su nombre es Jason por el colgante de plata oxidada que vi en su cuello anoche. Llegué a casa y le pedí a la criada principal que lo cuidara hasta que encontrara una niñera adecuada para él.
Pude ver la felicidad en su rostro cuando me quitó a Jason, sé que fue porque supo al instante que era mi hijo, pero dudo que sepa quién es la madre.
Ya le dije que publicara la vacante para que cualquier candidato interesado capaz de cuidar de mi hijo venga a una entrevista. Voy a asegurarme de que Jason luzca completamente diferente en una semana. Ya no lucirá como el pobre que es su madre, lucirá como el hijo de un multimillonario que es.
Bostezo y me levanto de la cama, después de sonreír tímidamente para mí misma durante varios minutos pensando en Jason y en lo feliz que estaría mi madre cuando se enterara de su existencia.
Después de que Celine se fue, fue mi excusa para decirle a mi madre que nuestro matrimonio no funcionaba.
Antes de que Celine se convirtiera en mi esposa, cada vez que le decía a mi madre que no quería casarme, ella siempre me decía que lo intentara, aunque fuera una vez.
Dejó de molestarme cuando Celine se fue sin dejar rastros. Pero sé que estará feliz, aunque todavía no sé si decirle que Celine es la madre de mi hijo.
Me muevo al baño perezosamente y me doy un baño. Normalmente llego al trabajo a las 6 am, así que mi alarma siempre me despierta a las 5:30 am. Termino de bañarme 10 minutos después y empiezo a vestirme. Tengo una cita con un hombre de negocios radicado en Australia a las 8 am y necesito preparar mis archivos y el contrato antes de que venga.
La última vez que nos vimos estábamos hablando de una asociación con su empresa de fabricación de acero debido a sus problemas financieros y sopesé los pros y los contras de asociarme con una empresa en quiebra.
Finalmente le di mi respuesta la semana pasada después de varios meses pensándolo. Sé que me beneficiaré más de la asociación ya que él ha aceptado que la participación en los ingresos sea del 70%-30%. Yo recibiré el 70% ya que financiaré la empresa desde cero mientras que él se queda con el 30% y eso es cuando la empresa vuelve a estar en su apogeo.
Termino de vestirme y tomo mi maletín antes de mirar mi reloj para ver que ya son las 5:48 pm. Salgo de casa temprano debido a la distancia que suele llevar hasta 30-40 minutos en coche desde casa.
Salgo de mi habitación a grandes zancadas y casi choco con Camilla, la jefa de limpieza a cargo de los asuntos de la casa y ahora encargada de cuidar a mi hijo.
"¿Adónde vas con prisa?", pregunto mientras doy un paso atrás antes de que pueda chocar conmigo.
—Lo siento, señor. Vine a informarle que Jason ha estado llorando desde las 4 de la mañana, que ha estado despierto —dice con una reverencia.
—¿Llorando? Entonces cálmelo —le hago un gesto para que se vaya y paso a su lado para ir a trabajar. Realmente no quiero que nada me retrase.
—Señor —me detiene, temblando tremendamente como una hoja fría que baila en el árbol—. Jason tampoco quiere comer. Está llorando mucho y tengo miedo de que se enferme. No lo desperté para comer anoche porque durmió profundamente, pero cuando se despertó llorando esta mañana, pensé que tenía hambre y le preparé algo de comida que apartó —explica. —¿Apartó
? Me sorprende su elección de palabras. ¿Cómo puede un niño de dos años ser más fuerte que una criada de 50? —Sí
, señor. —Entonces
encuentre una manera de hacer que deje de llorar —digo con irritación.
Le hago una señal con la mano para que deje de hablar mientras camino hacia la puerta. Estoy a punto de salir cuando escucho un grito fuerte, lo que me hace darme vuelta bruscamente para ver de dónde viene el sonido que perturba la calma de la casa.
"Es Jason", Camilla señala a la otra criada que lleva al niño que llora a la sala de estar. Jason lucha por soltarse de su agarre.
"¡Qué demonios!" Me apresuro a volver a la casa. La criada, Leila, se acerca a mí y cuando me ve, se queda en silencio.
"Jason, ¿por qué lloras?" Le pregunto en voz baja. No quiero que sepa que estoy enojada para que no tenga miedo de mí.
"Mami", murmura y comienza a llorar de nuevo.
"Está bien, bebé", tiro mi maletín al sillón más cercano y lo quito de los brazos de Leila.
"Quiero a mami", sigue diciendo mientras llora.
"¿Quieres a mami?" Le pregunto de vuelta y asiente. "Está bien, iré a buscar a tu mami ahora, ¿de acuerdo?" Asiente de nuevo.
—Pero prométeme que comerás y dejarás de llorar —le digo, pero él no dice nada—. Jason, ¿comerás?
—Quiero a mamá —se echa a llorar de nuevo y suspiro profundamente, mirando a Leila y Camilla, que tienen una mirada lastimosa en sus rostros. Nunca pensé en los esfuerzos que conlleva albergar a un niño. Pensé que tenerlo cerca de una mujer que es como una madre para él lo haría menos difícil.
—Iré a buscar a mamá, ahora. No llores otra vez —digo, tratando de controlar mi ira con todas mis fuerzas.
¿Qué clase de niño terco es este?
—¿Lo harás? —me pregunta con ojos dubitativos.
—Sí, lo haré. Ahora ve a comer y deja de llorar, ¿de acuerdo?
Asiente mientras se lo entrego a Camilla. Recojo mi maletín y exhalo profundamente antes de girarme hacia la puerta.
—Adiós, papi —lo escucho decir mientras salgo para encontrarme con mi chofer.
Tanto por ser padre soltero, reflexiono para mí misma.