Luego del incidente, el ambiente se tornó algo incómodo, por lo que la mayoría optó por irse de allí. Jere y yo fuimos de los últimos en salir, el lugar estaba muy hermoso y quise tomar algunas fotografías más antes de partir.
-¿Piensas que la abuela estará esperándote despierta?
-No lo sé, ella está muy contenta de que haya salido contigo. Y yo también la verdad, hace cuánto no salíamos?
-Hace tiempo, me alegra que hayas aceptado mi invitación. Oye, mi madre me pidió que te diera esto -Me entrega un pequeño paquetito, no me imaginé lo que había dentro, simplemente lo abrí, era una foto de cuando estábamos en la universidad.
-Que ternura! Nos veíamos tan jóvenes...
-Aún seguimos siendo jóvenes! O tu ya te sientes vieja?
-No, para nada -Finjo observarlo y le pregunto apuntando a su cabello -Es eso una cana?
Veo su sonrisa pícara y decido hacerle creer que quiero chocar, acelero con todas las ganas y miento -Sabes, la vida ya no me importa, creo que nada tiene sentido y que no tiene caso seguir con esto... -Para hacerlo más creíble, me mantengo serio en todo momento.
-Cariño, si quieres matarte puedes hacerlo pero matate tu solo, te lo digo en verdad Jere, juro que si no bajas la velocidad en este mismo instante voy a lanzarme y morirás solo!
-Jamás! La puerta está cerrada con llave, además, tu me prometiste que estaríamos siempre juntos sin importar lo que pasara.
-Te acompañaré siempre pero no así, esto no está bien, no no!
Ella intenta llegar a los botones de las puertas que están en mi poder y eso me hace perder ligeramente el control. Bajé la velocidad y me detuve frente a su casa. Me detuve justo a tiempo, de no hacerlo, hubiéramos chocado contra la entrada de la casa.
Casandra
Le di un fuerte abrazo a Jeremías antes de bajar del auto y le agradecí por no habernos matado, fue un susto terrible el que me dió, afortunadamente no tenía la intención de matarnos en verdad.
Entré a casa muy cansada, me saqué los zapatos en la entrada y ví el sofá tan cómodo en la oscuridad de la sala, que me ví tentada a desparramarme allí y quedarme dormida hasta la mañana.
Caminaba de camino a mi habitación cuando una voz me hizo detenerme en seco -Buenas noches Casandra.
Eh? Por favor díganme que no es él. A quien engaño, lo reconocí de inmediato. Di la vuelta sobre mis pies y lo ví frente a mi, se veía deshecho -Disculpe?
-Podemos hablar un momento? Es importante
-Si se trata del trabajo señor, le informo que no es mi horario laboral y que no tengo por qué recibir quejas de su parte en mi residencia. Ahora, si me permite, me largo -Me toma la muñeca y me pide quedarme con él un momento. Y ahí está de nuevo, mi tierno corazón listo para que alguien me lo derrita.
-Te doy unos segundos, te advierto que estoy muy cansada y que no quiero tener nada que ver con usted señor.
La fulmino con la mirada, vine a verla porque estoy pasando por un mal momento y estar junto a ella hace que me olvide de todo lo negativo -Quiero hablarte sobre algo importante, es crucial que me atiendas muy bien.
-Aja, lo oigo señor, ahora al grano.
Tiene prisa por echarme y yo que me quiero quedar, bueno no hay problema, me la ganaré poco a poco -Estoy al tanto de que viste lo que ocurrió hace unas horas.
-Sí
-El caso es que necesito que no comentes en ningún lugar lo que viste allí hoy, no es algo que los medios ni el público necesite saber.
-Si, claro. Eso es algo que le ocurre a cualquiera, por supuesto. ¿Desde cuándo ser parte de un choque de carro es un delito?
No logro descifrar su mirada, puede que esté queriendo jugar conmigo y eso no me gusta -No se trata del choque, se trata de la reputación mía y de mi familia.
-Ah sí? Pues que curioso que se tome la molestia de venir hasta aquí solo para decirme soberana tontería señor, mejor hubiera sido un correo y ya. Que sepa que no estoy interesada de ninguna manera en arruinar su podrida reputación. Además, lo que pasó hoy no es nada comparado a dejar abandonada a una persona invidente sola, ¿No lo cree? Tenga por seguro que si quisiera arruinar su reputación lo hubiera hecho hace ya mucho tiempo. Ahora si, me largo. No quiero volverlo a ver -Cierro de un golpe la puerta de mi casa y recuerdo que es sábado por la noche y el lunes por la mañana necesito volver a trabajar -Nos vemos el lunes señor -Y vuelvo a cerrar la puerta de otro golpe. Ahora si, paz interior.
Félix
Necesito cambiar esa imagen que tiene de mi, esto no está bien pero no sé que hacer. Me quedo unas dos horas más sentado en mi auto frente a su casa, no quiero acosarla, simplemente quiero pensar un poco las cosas.
Mientras hablaba con mi abogado, me llama mi estúpida prometida, la loca quiere que vaya a dormir a su casa.
Rechazo su invitación sin rodeos, no tengo ganas de verla. Pronto me haré cargo de esto y voy a terminar mi compromiso con ella, independientemente de si Casandra me quiere o no, no puedo seguir con esta serpiente.
...
Casandra
Desperté al mediodía, mi hermosa abuela me dejó en la mesita de noche una deliciosa sopa que preparó especialmente para mí. Cada una de sus atenciones se sienten como una caricia al corazón.
-Abue, eres tan atenta, ¿Cómo supiste que tendría resaca?
Ella miró atrás en dirección al desorden que había en mi habitación, movió los hombros en un gesto desinteresado y dijo -intuición.
Me sonroje por tanta pena que me dió -Sabes, ocurrió algo ayer, fue muy loco -Le comenté sobre el accidente de Félix con toda confianza, sabía que la abuela no era una chismosa, bueno, conmigo si, pero jamás haría algo para perjudicar a las personas.
-Casie, él parece que te echó el ojo.
-De ninguna manera, no quiero oír algo parecido, no lo creo y jamás será posible. Por favor, cambiemos de tema.
-No, es que sí. Pero si quieres, ya no hablamos sobre eso.
...
El lunes a primera hora ya me encontraba en la oficina, estoy algo nerviosa. Quisiera no tener estos sentimientos pero a decir verdad, él es muy guapo, es realmente el sueño de cualquier mujer y pues, no soy de hierro.
Las siguientes semanas fueron algo incómodas, él intentando acercarse a mi para hablar sobre cualquier tontería, siempre me llama “Casie" con esa voz grave y firme que comienza a enfermarme de calor.
Cada vez que estaba frente a él, yo intentaba mejorar mi postura para no perder el control frente a él pues tenía las hormonas a mil. Lo que no podía controlar eran mis manos y pies, me temblaban como si fueran hechos de papel.
Pero me mantengo firme, no voy a caer ante los encantos de este hombre. No importa cuan tierno parezca ser.
-Casie, necesito un favor.
-Digame señor Suárez.
-Serias tan amable de acompañarme hoy a la fiesta de la universidad?
-Universidad? Pensé que habías terminado hace mucho tiempo.
-Lo hice, pero soy maestro y necesito una compañera.
-Contrata a una dama de compañía.
-No puedo, no hay ninguna disponible para esa noche -Sonreí con suficiencia y ella me hizo un gesto de disgusto.
-Lleva a tu prometida entonces.
-Cómo sabes que tengo prometida? Estás al pendiente de mi vida señorita?
-No, pero mi abuela sabe todo sobre todos y me habla bastante.
-Y tú por supuesto, estás muy interesada y oyes con atención todo lo que a mí se refiere.