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Capítulo 6

Christopher

Había terminado el vivo, aún sonriendo por los comentarios de algunas fans. Eran increíblemente activas.

Un comentario en particular me había llamado la atención. No era de una fan que comentara tanto, pero siempre había visto su nombre dando me gusta en todos mis vídeos.

Me recosté en el sofá de mi pequeño apartamento, dejando que la luz tenue de la lámpara de pie me envolviera en una sensación de relajación.

Mis dedos aún zumbaban con la energía del mini concierto en línea, y mi mente divagaba entre las canciones que había tocado y los comentarios que había leído en la pantalla.

Josh estaba en casa, en la cocina cuando un mensaje privado de la aplicación sonó.

Suena simple, ¿verdad?

Pero para mí, ese sonido hizo que mi corazón diera un salto. Abrí el mensaje con curiosidad, sin imaginar lo que encontraría al otro lado.

"Hola, Christopher. Soy Andrea, la chica que mencionaste en tu en vivo. Tengo una propuesta para un proyecto educativo que involucra la música. ¿Te interesaría participar? ¡Sería un honor contar contigo!"

Mis ojos recorrieron las palabras una y otra vez, tratando de asimilar lo que acababa de leer.

¿Una propuesta para un proyecto educativo? Eso era nuevo. Me quedé impresionado por el hecho de que alguien estuviera considerando colaborar conmigo en algo así.

Admito que, antes de responderle, me fui a su perfil. Había pocos videos de ella, en algunos haciendo cosas graciosas, otros solo con frases y música, noté que usaba mucho mis canciones y eso me llenó de calor.

Cada vez que escuchaba mis melodías en su contenido, una sensación cálida y reconfortante se apoderaba de mí, como si mis notas resonaran en su mundo de alguna manera especial.

Era una mujer muy bella, al parecer carismática y sencilla. Su sonrisa en los vídeos irradiaba una genuina alegría, y sus ojos reflejaban una chispa de creatividad y pasión.

Eso me llamó la atención, cómo una persona podía transmitir tanto a través de simples imágenes y vídeos en una pantalla.

Al final le respondí, aunque muy formal para mi gusto:

"Hola, Andrea. Me encantaría saber más sobre tu proyecto. La música y la educación son dos cosas muy importantes para mí. ¿Podemos hablar más al respecto? ¡Saludos!"

—¿Por qué tan sonriente? —preguntó Josh detrás de mí, su voz llena de curiosidad.

Giré la cabeza para mirarlo, todavía con una expresión de asombro y emoción en mi rostro.

—Oh, solo estaba viendo un mensaje de una seguidora. Tiene un proyecto interesante en mente y quiere que participe, —respondí, tratando de ocultar mi entusiasmo sin mucho éxito.

Josh arqueó una ceja, claramente intrigado.

—¿Esa chica tan linda? —añadió, señalando hacia la pantalla de mi teléfono donde aún estaba la foto de perfil de Andrea.

Una sonrisa pícara se dibujó en mis labios mientras le contaba sobre la propuesta de ella.

—Así que una hermosa mujer, que seguramente es profesora, te ha invitado a un proyecto educativo y estás muy contento... —dijo Josh, con un tono reflexivo mientras observaba la pantalla de mi teléfono.

—Sí, su propuesta es bastante interesante. Y sí, me siento emocionado por la oportunidad, —respondí, sintiendo un cosquilleo de anticipación en mi pecho.

—Mira sus vídeos. Se ve que le gusta mi música... —continué, señalando algunos de los videos que había visto en el perfil de Andrea.

Josh miró la pantalla con curiosidad, luego levantó una ceja con una sonrisa traviesa.

—Tal vez le gustes tú también —rio a mi lado, lanzándome una mirada cómplice.

—¡Oh, vamos! ¿Realmente crees eso? —pregunté, sintiendo un rubor subir por mis mejillas ante la sugerencia de Josh.

Aunque traté de ocultarlo, su comentario había despertado una chispa de algo dentro de mí. ¿Podría ser posible que esta misteriosa mujer estuviera interesada en algo más que colaborar en un proyecto educativo?

La idea me emocionaba y me asustaba al mismo tiempo, pero decidí dejar que el destino se encargara de revelar la verdad.

Mi teléfono vibró en mis manos con la respuesta de ella.

"Hola, Christopher. Gracias por responder. La idea es integrar la música en las clases de inglés para hacerlas más dinámicas y atractivas para los estudiantes. ¿Te gustaría que coordináramos una llamada para hablar más en detalle? ¿Tal vez el lunes por la tarde?"

Una sensación de anticipación se apoderó de mí al leer su mensaje.

—¿Es eso una cita? —bromeó Josh, empujándome suavemente con su hombro, su voz llena de diversión.

Una risa escapó de mis labios ante su comentario juguetón.

—Déjalo ya, Josh, es solo trabajo... —le respondí, tratando de mantener un tono casual mientras desviaba su atención.

Con rapidez, me concentré en responder el mensaje de Andrea, sintiendo un cosquilleo de emoción mientras escribía.

"Eso suena genial, Andrea. Me encantaría ayudar. El lunes por la tarde me viene perfecto. ¿Podemos decir a las 3 PM?"

Leí dos veces el mensaje antes de enviarlo, asegurándome de que transmitiera mi entusiasmo y compromiso con el proyecto.

—¿Qué tal si aprovechas la oportunidad para impresionarla con una serenata en vivo? —sugirió Josh, con una sonrisa traviesa que revelaba sus intenciones de divertirse a mi costa.

—¿Una serenata? ¿En serio, Josh? —respondí con incredulidad.

—¡Claro! Sería épico. Podrías tocar una de tus canciones más románticas y conquistarla con tu talento musical... —insistió, agitando las cejas de manera juguetona.

Una risa nerviosa escapó de mis labios mientras imaginaba la escena. Aunque la idea sonaba descabellada, también despertaba una emoción oculta en lo más profundo de mi ser. ¿Podría atreverme a ser tan audaz?

—No creo que eso sea una buena idea, Josh. Prefiero mantener las cosas profesionales... por ahora. —respondí, intentando sofocar la idea antes de que ganara demasiado terreno en mi mente.

—¿Y si resulta que esta colaboración termina siendo algo más que trabajo? —preguntó, con una mirada pícara que dejaba claro que estaba disfrutando de mi incomodidad.

—Josh, ya te dije que esto es solo trabajo. No hay nada romántico en colaborar en un proyecto educativo, —respondí, tratando de mantener un tono firme a pesar de mis propios nervios.

—Ya veremos, Chris. Nunca se sabe qué puede surgir de estas cosas... —bromeó Josh, con una mirada traviesa que insinuaba más de lo que decía. —Vamos, Chris, no seas tan serio. Solo estoy bromeando. Pero quién sabe, a veces el amor surge de las situaciones más inesperadas.

Después de que Joshua se fue, me quedé solo con mis pensamientos. La habitación se sintió más grande y silenciosa de repente, y la suave luz de la lámpara de pie arrojaba sombras que danzaban lentamente en las paredes. Me recosté en el sofá, dejando que el suave susurro del viento afuera calmara un poco mis nervios.

La soledad y el vacío que sentía eran como un peso constante en mi pecho.

Había pasado por mucho en los últimos años, y la idea de abrirme nuevamente a alguien, de dejar entrar a otra persona en mi vida, me aterrorizaba. Mi ex había dejado cicatrices profundas, y aunque intentaba seguir adelante, a veces sentía que esos viejos miedos me atrapaban.

—No es una propuesta amorosa —me dije en voz alta, sintiendo una oleada de vergüenza por siquiera considerarlo.

Las palabras de Josh estaban manipulando mi mente, haciéndome cuestionar mis propias intenciones y deseos.

Me levanté del sofá y comencé a pasear por la habitación, tratando de sacudir esos pensamientos intrusivos.

Sin embargo, la imagen de Andrea en su perfil, su sonrisa y la pasión evidente en sus ojos seguían reapareciendo en mi mente, haciéndome difícil concentrarme en cualquier otra cosa. La mezcla de nerviosismo y emoción era una combinación peligrosa, y me encontraba atrapado en el medio.

Volví a sentarme, tomando mi guitarra y dejando que mis dedos acariciaran las cuerdas suavemente. La música siempre había sido mi refugio, mi forma de expresar lo que no podía poner en palabras.

Toqué una melodía tranquila, tratando de calmar mi mente y centrarme en lo que realmente importaba: la música y la oportunidad de inspirar a otros a través de ella.

Mientras las notas llenaban la habitación, sentí una leve paz regresar a mi corazón. El lunes llegaría pronto, y con él, una nueva posibilidad.

Con un suspiro resignado, murmuré mi mayor verdad.

—No estoy listo para eso...