Capítulo 8

1698 Words
Christopher En el momento en que se cerró la videollamada, el sonido de la puerta de mi apartamento resonó en el silencio. Levanté la vista para encontrarme con la figura de Josh asomándose por la entrada. —¿Chris? ¿Estás solo? —inquirió, con la curiosidad destellando en sus ojos. —Claro que sí —respondí, con una sonrisa ladeada. Josh entró en el apartamento con su típico aire despreocupado, su presencia llenando el espacio con una energía palpable. —Creí escuchar una voz sexy —bromeó, lanzándome una mirada juguetona. Una risa escapó de mis labios mientras asentía con la cabeza en confirmación. —Acabo de cortar la llamada con Andrea —confesé, notando cómo el recuerdo de nuestra conversación aún estaba presente en mi mente, desatando una mezcla de emociones dentro de mí. Josh se dejó caer en el sofá con un suspiro, su mirada curiosa fijada en mí mientras yo me movía por la sala de estar. —Entonces, ¿cómo fue con los estudiantes? ¿Les gustó tu pequeña aparición estelar? —preguntó con una sonrisa burlona. —Fue interesante —respondí, tomando asiento en el sillón frente a él. —Los chicos parecían emocionados por la idea del proyecto. Y, uh... hubo algo más... Le lancé una mirada significativa a Josh, quien levantó una ceja en respuesta. —¿Qué pasó? —inquirió con curiosidad. —Resulta que Andrea, también está soltera —revelé, notando cómo la expresión de Josh cambiaba de repente, como si algo hubiera hecho clic en su mente. —Interesante —murmuró, con una sonrisa enigmática. —Y tú, ¿qué piensas de eso? Me encogí de hombros, tratando de mantener mi semblante neutral. —No es relevante, ¿no crees? Es solo una colaboración profesional. Josh me observó durante un momento antes de sonreír con complicidad. —Chris, amigo mío, conozco ese brillo en tus ojos. Y sé que no es solo por el proyecto. Mi corazón dio un vuelco ante sus palabras, pero me esforcé por mantener la compostura. —Estás exagerando, Josh. Es solo trabajo —aseguré, aunque en el fondo sabía que sus palabras tenían más verdad de la que quería admitir. Con el teléfono móvil en mis manos, mis dedos se movían con una agilidad nerviosa sobre la pantalla mientras hablaba con mi amigo. La conversación fluía, pero mi mente estaba en otro lugar, concentrada en el mensaje que estaba escribiendo para Andrea. —¿Qué haces? —preguntó él, notando mi distracción. —Enviándole un mensaje a Andrea... Para agradecerle por involucrarme en el proyecto... —respondí, pulsando el botón de enviar con una mezcla de anticipación y nerviosismo. Josh arqueó una ceja, su expresión juguetona revelando que no estaba dispuesto a dejarlo pasar tan fácilmente. —¿Y qué más? —inquirió, su mirada aguda como un detective que había descubierto un secreto. —Y... Que la llamaré esta noche... Para coordinar los avances del proyecto... —admití, sintiendo el calor subir por mis mejillas mientras evitaba su mirada penetrante. —¿Y tiene que ser esta noche? ¿Hay alguna razón en particular? —siguió indagando, con una sonrisa traviesa jugando en sus labios. —¿Qué es esto? ¿Un interrogatorio? —respondí, levantando la vista del móvil y tratando de mantener una actitud despreocupada, aunque en el fondo sabía que no podía ocultar mi nerviosismo ante la perspicacia de mi amigo. Josh soltó una risa traviesa, disfrutando de mi ligera incomodidad. —Solo estoy curioso, amigo —respondió con una sonrisa cómplice. —Parece que te estás tomando muy en serio este proyecto con Andrea. Traté de mantener una expresión neutral, aunque sabía que Josh podía leerme como un libro abierto. —Es solo trabajo, Josh. Una colaboración profesional —insistí, aunque mis propias palabras sonaban débiles incluso a mis propios oídos. Mi amigo me observó durante un momento antes de asentir con complicidad. —Lo que digas, Chris. Pero no puedes negar que hay algo más ahí —dijo con una mirada sabia. Tragué saliva, sintiendo cómo el peso de sus palabras se instalaba en mi pecho. El sonido de unos golpes en la puerta interrumpió nuestra conversación, y ambos nos miramos con sorpresa. —¿Esperas a alguien? —preguntó él, levantando una ceja con curiosidad. Negué con la cabeza, sintiendo un ligero nerviosismo en el fondo de mi estómago mientras me movía para ir a abrir la puerta. ¿Quién podía ser a esta hora? Al abrir la puerta, me encontré con Sarah, mi ex novia, de pie en el umbral. Su sonrisa coqueta y su mirada seductora me hicieron retroceder un paso instintivamente. —¡Hola, Chris! —exclamó, con un tono de voz excesivamente dulce. —¿Puedo entrar? Josh se interpuso entre Sarah y yo, bloqueando su entrada con determinación. —Lo siento, Sarah, pero Chris está ocupado —dijo Josh, su tono de voz firme y decidido. —¡Pero yo solo quería hablar con él! —protestó Sarah, adoptando una expresión de inocencia fingida. —Es importante. Me acerqué, tratando de calmar la situación antes de que empeorara. —Josh, déjala entrar. Podemos hablar... —sugerí, sintiendo una punzada de preocupación por lo que Sarah pudiera estar planeando. Pero Josh no cedió, y sus palabras fueron contundentes. —No, Chris. Ya tienes a alguien en tu vida, y no voy a permitir que ella te haga daño de nuevo —declaró él, con una determinación inquebrantable. Los ojos de Sarah brillaban con una mezcla de incredulidad y furia mientras Josh le respondía con una determinación inquebrantable. —¿Cómo que tienes a alguien? —exclamó Sarah, su voz resonando con una indignación fingida. Josh la miró con desdén, evaluándola con una mirada crítica antes de responder. —Se está viendo con una chica, una persona decente, mucho mejor que tú —declaró Josh, sin titubear en sus palabras. —Josh —murmuré, intentando calmar la tensión que se estaba acumulando en la habitación. Sarah se aferró a su papel de víctima, lágrimas falsas corriendo por sus mejillas mientras me miraba con súplica. —¿Es verdad? —sollozó, buscando desesperadamente alguna señal de duda en mi expresión. Un instante de vacilación pasó por mi mente antes de que finalmente asintiera con resignación. —Sí, es verdad. Ahora vete, Sarah —dije, con una firmeza que apenas podía sostener. Después de cerrar la puerta, Josh se dejó caer pesadamente en el sofá, exhalando un suspiro de frustración. —No puedo creer que esa mujer tenga el descaro de aparecer aquí después de todo lo que hizo —murmuró, su voz cargada de enojo. Me sentía igual de frustrado, pero por diferentes razones. La intervención de Josh había empeorado las cosas y me dejó con un sabor amargo en la boca. —¿Por qué dijiste eso? No tenías por qué mentir —le reproché, sintiendo que la tensión entre nosotros crecía. Josh se sentó en seco y me miró con sorpresa, sus ojos reflejando una mezcla de enojo y confusión. —Lo siento, Chris, pero no pude soportar verla entrar y arruinarte la noche. Sabes que si no hubiera estado, la hubieras dejado pasar —admitió, su tono de voz lleno de frustración. Sus palabras me golpearon como un puñetazo en el estómago. Me sentí enojado, no solo con él, sino también conmigo mismo por permitir que la situación llegara a ese punto. —No deberías haberlo hecho, Josh. No quería que inventaras eso sobre tener a alguien —respondí, tratando de controlar mi propia ira mientras luchaba por encontrar las palabras adecuadas. —Tampoco lo inventé, no dije que fuera en plan romántico... —dijo Josh, mirándome con una insinuación en sus ojos que me incomodaba profundamente. Sentí un calor subir por mi cuello mientras intentaba mantener la calma. —Andrea no es alguien en mi vida —le reproché, aunque la firmeza en mi voz no parecía convencer ni a mí mismo. Josh levantó una ceja, un gesto de desafío mezclado con una pizca de burla. —No recuerdo haberla nombrado —respondió, mientras yo trataba de encontrar una excusa válida. Su expresión sugería que sabía exactamente a dónde iba mi mente. Mi estómago gruñó, recordándome que no había comido nada en horas. Josh lo notó y, sin perder su tono desenfadado, agregó: —Ve a comer algo antes de la llamada con ella. El simple recordatorio de la llamada que tenía programada con Andrea hizo que mi corazón latiera más rápido. ¿Por qué estaba tan nervioso? Intenté racionalizar mis sentimientos mientras veía a Josh levantarse y dirigirse al baño. Mi teléfono vibró en la mesa de café, sacándome de mis pensamientos. Un mensaje de Andrea. La ansiedad mezclada con la anticipación me recorrió mientras lo leía: "¿Te viene bien la llamada a las 8 PM? Tengo algunas ideas nuevas para discutir." Tomé una respiración profunda, tratando de calmar los nervios. Andrea no era parte de mi vida de la forma en que Josh insinuaba, pero había algo en su presencia, incluso virtual, que traía una brisa fresca a mi rutina. Respondí rápidamente: "Sí, 8 PM está perfecto. Tengo curiosidad por escuchar tus ideas." Me levanté del sofá y fui a la cocina, buscando algo para comer antes de la llamada. Mientras preparaba un sándwich, los pensamientos sobre Andrea se entremezclaban con los ecos de la confrontación con Sarah. Había algo en ella que me intrigaba más allá del proyecto. La forma en que sus ojos brillaban cuando hablaba de sus estudiantes, su pasión por la música, y cómo su voz suave me calmaba. El sonido del agua en el baño me recordó que Josh seguía ahí. Cuando salió, lo vi apoyado en el marco de la puerta, observándome con una expresión mezcla de curiosidad y algo que parecía ser satisfacción. —¿Te has calmado ya? —me preguntó, secándose las manos con una toalla. Asentí, aunque todavía sentía el remolino de emociones dentro de mí. —Gracias por intervenir con Sarah, pero realmente necesito que no metas a Andrea en esto —dije, tratando de sonar firme. Josh levantó una ceja y sonrió ligeramente.
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