Capítulo 30

1897 Words
Christopher Desperté con la luz del sol en la cara, me moví sintiendo un vacío a mi lado. Andrea no estaba en la cama. Por un segundo pensé que todo esto era un sueño, una ilusión. El silencio de la habitación y la calidez del sol creaban una atmósfera irreal, casi mágica. Al volver a mirar la habitación, supe que no era mentira, aunque lo pareciera. El aroma suave y dulce de su perfume aún flotaba en el aire, y la ligera arruga en la almohada a su lado me decía que realmente había estado aquí. Estaba con ella y era maravilloso. Me levanté lentamente, sintiendo el frescor del suelo bajo mis pies descalzos. Miré la hora en mi teléfono y vi que tenía varios mensajes. Me acomodé de nuevo en la cama, apoyando la espalda en el cabecero mientras empezaba a revisar las notificaciones. Tenía varios comentarios en los últimos vídeos que había subido, la mayoría de apoyo y algunos, inevitablemente, de celos. Además, tenía mensajes de mi mamá, de Josh y de un número desconocido. Primero, abrí el de mi madre. El tono de sus mensajes me hizo suspirar. "Te fuiste sin avisar, y con una desconocida, mientras Sarah te espera aquí. Qué poco caballero de tu parte, Christopher. ¡Y ni siquiera has contestado mis llamadas!" Leí el mensaje de nuevo, sintiendo una mezcla de frustración y resignación. Mamá siempre tenía una manera especial de hacerme sentir culpable por cualquier cosa. Luego, revisé el mensaje de Josh. Su tono era mucho más ligero y me arrancó una sonrisa. "¿Cómo van las vacaciones románticas con tu chica? Aunque me hayas abandonado estoy bien. ¡Disfruta, hermano!" Finalmente, abrí el mensaje del número desconocido. "Hola Christopher, soy Sarah. Necesitamos hablar." Sarah. El nombre me hizo estremecer. Mi ex novia, la mujer que había inspirado tantas de mis canciones, para bien y para mal. Sentí una mezcla de emociones al ver su nombre aparecer en mi pantalla: nostalgia, un leve toque de amargura, y algo de curiosidad. Dudé por un momento, pero luego decidí responder. No quería dejar cabos sueltos. "¿Qué quieres, Sarah? Estoy de vacaciones." No tardó en responder. "Solo quiero hablar. ¿De verdad vas a ignorarme? ¿Después de todo lo que pasamos juntos?" Suspiré, ya sintiendo que esto iba a ser más complicado de lo que quería. "Sarah, he pasado página. Deberías hacer lo mismo. Por favor, deja de molestar o volveré a bloquearte." "¿Molestar? No puedo creer que digas eso. ¿Acaso no significamos nada el uno para el otro? Estoy destrozada y tú te largas con otra mujer." Sus palabras estaban llenas de drama, como siempre. Intenté mantener la calma mientras respondía. "Significábamos mucho, Sarah. Pero ya no. Ambos merecemos seguir adelante." Ella no parecía dispuesta a rendirse. "¿Así que ahora soy una molestia? Qué cruel, Christopher. Nunca pensé que serías tan frío. ¿Esa mujer te ha cambiado tanto?" Me pasé una mano por el cabello, sintiendo el peso de la conversación. No quería entrar en una guerra de palabras, pero tampoco podía dejar que esto continuara. "Sarah, esto no es saludable. Necesitas dejarme ir. No hay futuro para nosotros." "¿Cómo puedes decir eso, Christopher? ¿Después de todo lo que hemos pasado juntos? Todavía te amo. ¿No puedes ver lo que estás haciendo?" Sentí una punzada de culpa, pero sabía que tenía que ser firme. "Sarah, ya no estamos juntos. Tienes que aceptar eso. Ya has encontrado a alguien más y yo también." Ella no parecía dispuesta a rendirse tan fácilmente. "Eso no es cierto. Lo de él no significó nada. Solo estaba tratando de olvidarte. Pero no puedo, Christopher. Necesito verte. Necesito que me escuches." Me pasé la mano por el rostro, sintiendo la frustración burbujear en mi interior. No quería ser cruel, pero esto tenía que terminar. "Sarah, no podemos seguir haciendo esto. Ambos necesitamos seguir adelante. Estoy con alguien ahora y soy feliz. Por favor, respétalo." Su respuesta fue inmediata, cargada de desesperación. "¿Feliz? ¿Con esa mujer? Ni siquiera la conoces bien. ¿Qué pasa si te rompe el corazón? ¿Qué pasa si te deja?" "Sarah, esto no es justo para ninguno de los dos. No puedo seguir teniendo esta conversación. Te deseo lo mejor, pero debes seguir adelante." La intensidad de su respuesta me dejó atónito. "¿Seguir adelante? ¡No puedo! ¡No quiero! Eres el amor de mi vida, Christopher. Por favor, dame otra oportunidad." Cerré los ojos, buscando la fuerza para ser firme. "Sarah, no puedo. Esto tiene que terminar. Te bloqueé antes por una razón. Por favor, respeta eso." "¡No me hagas esto! ¿Cómo puedes ser tan cruel? Siempre pensé que me amabas. ¿Es ella más importante que nosotros?" Mi paciencia se estaba agotando rápidamente. Sentía la necesidad de poner un punto final a esto. "Sarah, esto no es sano. Necesitas encontrar tu propia felicidad, pero no será conmigo. Adiós." Finalmente, bloqueé su número de nuevo, sintiendo una mezcla de alivio y tristeza. No quería ser cruel, pero sabía que esto era lo mejor para ambos. No podía permitir que el pasado siguiera interfiriendo en mi presente con Andrea. Me levanté de la cama y me dirigí a la cocina, donde ella estaba preparando el desayuno. Necesitaba concentrarme en el presente, en esta maravillosa oportunidad que tenía delante de mí. Andrea me sonrió al verme y todo el peso de la conversación con Sarah comenzó a desvanecerse. —Buenos días, —dije, mi voz apenas un susurro. —Buenos días, dormilón. —Me respondió. —Pensé en dejarte dormir un poco más. Me acerqué y la abracé por detrás, inhalando profundamente el aroma de su cabello. —Me encanta despertar y saber que estás aquí... conmigo, —dije, besando suavemente su cuello. Nos sentamos a desayunar y conversamos sobre nuestros planes para el día. Mi mente aún estaba en los mensajes con Sarah, incapaz de sacudirme la inquietud que me habían dejado. Andrea notó que algo no estaba bien y tomó mi mano, haciendo que levantara la mirada hacia sus ojos llenos de preocupación. —¿Quieres hablar de eso que te molesta? —preguntó suavemente, y mi corazón se apretó en el pecho. Sabía que si decía que sí, tal vez el día se convertiría en un desastre, pero si decía que no, ella lo entendería y me daría el espacio que necesitaba. —Luego... —murmuré, llevando su mano a mis labios y besándola suavemente. La calidez de su piel contra la mía era reconfortante, y me aferré a ese pequeño momento de paz. Andrea asintió, su expresión tranquila pero alerta. Se levantó para lavar los platos, dándome un momento de respiro. Tomé un sorbo de mi café, tratando de concentrarme en el presente, en la tranquilidad de la mañana, en el suave murmullo del agua mientras Andrea lavaba los utensilios. Mi teléfono volvió a sonar, sacándome de mis pensamientos. Lo miré con una mezcla de resignación y frustración. Un mensaje de otro número desconocido. Suspiré, sintiendo cómo la tensión volvía a apoderarse de mis hombros. Dudé un momento antes de abrir el mensaje, preparándome para lo peor. "Chris, soy yo otra vez, Sarah. ¿Por qué me bloqueaste? Necesitamos hablar." Sentí un nudo en el estómago al leer el mensaje. No podía creer que siguiera insistiendo. Me pasé una mano por el cabello, desesperado por encontrar una manera de poner fin a esto sin causar más drama. Me sentí atrapado, con el corazón dividido entre la preocupación por lo que Sarah pudiera hacer y el deseo de proteger a Andrea de cualquier preocupación innecesaria. Mientras Andrea seguía con la limpieza, me levanté discretamente de la mesa y salí al patio, tratando de encontrar un poco de privacidad para hablar con Sarah. Marqué su número y esperé, sintiendo la tensión acumulándose en mi pecho. Cuando finalmente contestó, traté de mantener la calma en mi voz. —Sarah, ¿qué quieres? Hubo un momento de silencio antes de que respondiera, y pude sentir la angustia en cada palabra que pronunciaba. —Chris, lo siento. Solo... necesitaba escucharte. Traté de encontrar las palabras adecuadas para calmarla, pero mi mente estaba en blanco. Solo quería terminar esta conversación lo más rápido posible. —Sarah, necesitas dejar de hacer esto. No podemos seguir así. Necesitas encontrar tu propia felicidad, lejos de mí. Hubo un suspiro al otro lado de la línea, y luego un murmullo apagado. —Chris, no puedo. No puedo olvidarte. Te amo. Prometo que voy a cambiar, que haré lo que sea necesario para estar contigo. Sus palabras salían entrecortadas, llenas de desesperación. Podía imaginar sus lágrimas cayendo, su voz quebrándose más con cada palabra. —Sarah, esto no es justo para ninguno de los dos, —dije, tratando de mantener mi voz firme. —Hemos intentado esto una y otra vez. No funciona. No podemos seguir lastimándonos. Ella sollozó más fuerte, y me sentí un poco culpable, pero no podía dejarme llevar por la culpa. Necesitaba ser fuerte, tanto para ella como para mí. —No, por favor, no digas eso, —insistió. —Podemos hacerlo funcionar esta vez. Te juro que cambiaré. Solo dame otra oportunidad. —Estoy con alguien más ahora, —dije, mi voz bajando un tono. —Tienes que respetar eso. Hubo un silencio absoluto por un momento, y luego su voz regresó, más suave, casi en un susurro. —¿Quién es ella? ¿Qué tiene ella que yo no tenga? La pregunta me hizo apretar la mandíbula. No quería comparar a Andrea y Sarah; no era justo para ninguna de las dos. —No se trata de eso, —respondí con calma. —Se trata de lo que tú y yo necesitamos, y lo que necesitamos es seguir adelante. Tienes que dejarme ir. —Pero yo te amo, Chris. No puedo simplemente dejarte ir. —Sarah, esto tiene que terminar, —insistí, sintiendo mi paciencia agotarse. —Tienes que encontrar la manera de seguir adelante, sin mí. Ella comenzó a llorar de nuevo, y cada sollozo era como un cuchillo en mi corazón. Pero no podía ceder. —Voy a colgar ahora, —dije, tratando de mantener mi voz firme. —Por favor, no me llames ni me escribas más. Si sigues así, tendré que bloquear también este número. —¡No! Por favor, no hagas eso, —suplicó. —Solo... no me dejes así. —Adiós, Sarah, —dije, y con un último suspiro, colgué el teléfono. Guardé mi teléfono en el bolsillo y respiré hondo, tratando de calmar mis nervios antes de volver con Andrea. Cuando regresé a la cocina, ella estaba terminando de lavar los platos. Traté de mantener una sonrisa en mi rostro mientras me acercaba a ella, pero sabía que mis ojos me traicionarían. —Lo siento. Era solo una llamada rápida. —Está bien, Chris. —asintió con comprensión. —¿Estás seguro de que estás bien? —Estoy bien. Solo necesitaba ocuparme de algo, —respondí, forzando otra sonrisa. Ella se acercó a mí, envolviéndome en su abrazo. Por un momento, me permití perderme en su amor y olvidar las preocupaciones de mi pasado. Pero sabía que esta paz sería efímera, al menos hasta que pudiera resolver mis problemas con Sarah de una vez por todas.
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