Capítulo 16

1536 Words
Christopher Pasaron días entre mensajes y llamadas con Andrea, cada interacción llenaba mi corazón de emoción y anticipación. El fin de semana se acercaba rápidamente, y con él, mi viaje para sorprenderla. Nos iríamos el sábado a la madrugada para llegar el domingo en la noche, y cada minuto que pasaba se sentía como una eternidad. El viernes, la ansiedad me consumía por completo. Mis manos temblaban ligeramente mientras sostenía el teléfono, esperando su respuesta. Christopher: "¿Qué haces?" Le envié el mensaje, tratando de ocultar mi nerviosismo detrás de las palabras. "Saliendo de la ducha", fue su respuesta, y mi mente comenzó a divagar por todos los posibles escenarios. Cerré los ojos por un momento, imaginando su figura bajo el agua, su cabello goteando mientras el vapor envolvía su cuerpo. Cuando recibí la foto que me envió, todas mis fantasías se hicieron realidad. Abrí la imagen con manos temblorosas, y allí estaba ella, radiante y hermosa como siempre. La imagen que apareció en la pantalla desató un torbellino de emociones en mi interior. La belleza de Andrea, envuelta en una toalla, era simplemente abrumadora. Un suave rubor coloreaba sus mejillas, resaltando la frescura de su piel, mientras sus ojos centelleaban con una chispa traviesa que me cautivaba por completo. Su sonrisa, cálida y encantadora, era como un rayo de sol que iluminaba mi día más oscuro. Cada curva de su cuerpo estaba delicadamente delineada por la toalla, provocando un deseo primitivo en lo más profundo de mi ser. Mis dedos, instintivamente, se curvaron con la necesidad de tocarla, de sentir su suavidad bajo mis manos, pero la distancia física entre nosotros parecía insuperable en ese momento. Me quedé absorto en la imagen durante unos instantes, bebiendo cada detalle de su belleza, anhelando el momento en que finalmente estaríamos juntos. Sentía que necesitaba más, aunque solo fuera a través de palabras. "¿Estás sola?" le escribí, mi pulso acelerándose con anticipación. "Sí, Tomy ya está con mis padres. La casa está muy tranquila..." respondió rápidamente, como si estuviera esperando mi mensaje. "Me alegra saber eso. Me gusta imaginarte ahí, sin distracciones," escribí, intentando mantener la conversación ligera pero con una insinuación detrás de mis palabras. "¿Y qué estás imaginando exactamente?" respondió ella, su tono coqueteo palpable incluso a través del texto. "Estoy imaginando cómo sería estar allí contigo ahora mismo," contesté, mi corazón latiendo más rápido. "Solo nosotros dos." "¿Y qué harías si estuvieras aquí? ?" preguntó ella, añadiendo un emoji que sugería curiosidad y un toque de picardía. Mi mente se llenó de imágenes de nosotros dos juntos. Decidí ser honesto, pero juguetón. "Primero te abrazaría. Quiero sentirte cerca, oler tu cabello mojado, escuchar tu respiración," escribí, esperando su reacción. "Eso suena maravilloso..." respondió ella. "¿Y después?" "Después, dejaría que la toalla cayera al suelo," continué, sintiendo una mezcla de audacia y deseo. "Quiero ver y tocar cada centímetro de tu piel." Hubo una pausa antes de que su respuesta llegara. "Eso suena muy... tentador," respondió finalmente. "Me gustaría sentir tus manos sobre mí, recorriendo cada rincón de mi cuerpo." Mi respiración se volvió más pesada mientras leía sus palabras, mis dedos tamborileando contra el borde de mi móvil. "Mis manos no se detendrían. Explorarían cada centímetro de tu piel, haciéndote temblar," escribí, casi pudiendo sentir el calor de su cuerpo a través de la pantalla. "Me estás volviendo loca," respondió ella, y podía imaginar la tensión en su cuerpo. "Quiero que estés aquí, ahora mismo." "Yo también lo quiero," escribí, sintiendo la urgencia en mis palabras. "Imagino tus labios en mi cuello, susurrándome lo que quieres hacerme," escribió ella, sus palabras encendiendo un fuego en mi interior. "Y yo imagino tus suspiros, tus sonidos suaves mientras exploro tu cuerpo," respondí, mi mente completamente absorta en la imagen de nosotros dos juntos, mi mano viajando lentamente a mi entrepierna. "Esto es una tortura deliciosa," escribió Andrea. "Pero me encanta." "Desearía poder tocarte ahora mismo," le escribí, mi respiración agitada mientras mis dedos recorrían mi eje dentro de mis pantalones. "Yo también," respondió ella casi de inmediato. "Imagino tus manos deslizándose sobre mis pechos, haciéndome desear más." Cerré los ojos, dejándome llevar por la imagen de sus palabras. La necesidad de verla y sentirla era casi abrumadora. Decidí tomar una foto rápida de mi mano sobre mi pecho desnudo, enviándosela con un mensaje. "Así es como quiero sentirte," escribí. Unos segundos después, mi móvil vibró con una respuesta. Andrea me envió una foto de su mano, delicadamente subiendo un poco la toalla sobre su muslo. "Así es como me haces sentir," escribió. La imagen y sus palabras provocaron un escalofrío que recorrió mi columna. "Quiero verte completamente desnuda," respondí sin pensarlo, mi pulso acelerándose. Hubo una pausa antes de que llegara la siguiente foto. Andrea había dejado caer la toalla, mostrando más de su piel. Su sonrisa tímida pero coqueta en la imagen me hizo sonreír también. "Espero que esto te inspire," escribió. Inspirado no era la palabra adecuada. Estaba completamente extasiado. Le envié una foto de mi torso, mi mano bajando hacia mis abdominales, mostrando más piel. "Cada parte de ti me inspira," le respondí. Sentí la anticipación a través de la pantalla cuando ella me envió otra foto, esta vez sus labios entreabiertos, sus dedos acariciando su cuello. Podía imaginar perfectamente el suave susurro de su respiración. "Quiero sentir tus labios aquí," escribió, el mensaje cargado de deseo. "Mis labios y más," respondí, mi cuerpo reaccionando a cada palabra suya, sacando lentamente mi m*****o de mis pantalones. Andrea me envió una foto de su mano deslizándose por su clavícula, la piel resplandeciendo bajo la luz suave de su habitación. La sensualidad de la imagen me hizo arder de deseo. "Te deseo," escribí, mi respiración entrecortada. "Te necesito, Andrea." Sabía que ella estaba sintiendo lo mismo, y cada segundo de espera aumentaba mi impaciencia. "Yo también te deseo," respondió. "Te necesito más de lo que puedas imaginar." El siguiente mensaje llegó con una foto que me dejó sin aliento. Andrea estaba recostada en su cama, la toalla completamente fuera de vista, su cuerpo cubierto solo por la suave sombra de la habitación. Su mirada era intensa, cargada de deseo, y su sonrisa tímida pero llena de promesas. "Así es como me tienes ahora," escribió. La visión de ella así, vulnerable y hermosa, despertó una necesidad en mí que era casi dolorosa. Sentía cada palabra como un latido, cada imagen como una caricia. "¿Podrías hacerme un favor?" escribí con mi mano libre, mientras la otra bombeaba lentamente mi eje. "Lo que me pidas" fue su respuesta, dándome el valor que necesitaba para pedírselo. "Tócate para mí..." Más que un pedido era una súplica. La siguiente foto hizo que mi mano se cerrara con fuerza sobre mi m*****o, acelerando mis movimientos. Podía ver cómo su mano jugaba con su entrada mientras un dedo estaba sobre su clítoris. "¿Así?" "Perfecto" respondí mandándole una foto de mi mismo tocándome. En cuanto los dos tics azules aparecieron la llamé. —Dime qué te gusta esto —rogué en el momento que atendió la llamada, mi voz grave y cruda por el deseo animal que me consumía. —Sí, Chris, así me gusta... —respondió con la voz entrecortada por la necesidad. —Tócate para mí, mi amor —le dije en un susurro mientras escuchaba como ella obedecía mi orden. Los sonidos sutiles de su mano trabajando en su sexo me llevaron a la locura. —Tan... cerca... —gimió en un jadeo ahogado, mi piel calentándose por las respuestas de su cuerpo. —Mete un dedo en ti... —le susurré sintiendo que mi liberación se acercaba cada vez más a su límite. —No dejes de tocarte... Sus gemidos a través del auricular hacían que el calor en mi cuerpo aumentara al límite de lo normal, cada susurro, cada sonido llevaba a mi mano a moverse más y más rápido. —Chris... —suplicó ella en un susurró ahogado. —Vente para mí, mi amor —le ordené entre dientes, dejando que mi liberación se desbordara, el líquido caliente y espeso cayera por mis manos hasta mi vientre. —Mierda... —susurró ella respirando con dificultad y no pude evitar reírme ante la palabra. En todo este tiempo nunca la escuché decir es tipo de cosas, —¿qué mierda? —¿Estás bien? —pregunté con mi voz rasposa, la alarma en mi mente encendiéndose, era probable que se estuviera arrepintiendo de lo que habíamos hecho. —Yo... sí... eso fue... asombroso —dijo entre jadeos, la incredulidad de su voz aún manteniéndome alerta. —Eso fue increíble, mi... —quedé en blanco, ¿realmente podría decirle mi amor apenas habiéndola conocido? ¿Éramos apenas unos conocidos habiendo hecho lo que acabábamos de hacer? —Sí, fue increíble. Gracias por eso, —dijo mostrando una nota de nerviosismo en su voz. Escuché como el timbre de su casa sonaba y el movimiento de ella levantándose de la cama de golpe. —Mierda, disculpa Christopher, mi cita llegó y no puedo... La llamada se cortó, con ella y esas últimas palabras mi mente se nubló.
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