Mi alarma sonaba lo cual significaba que eran las ocho de la mañana. Abría mis ojos lentamente intentando levantarme sintiendo un jaloneo que me devolvió a la cama. Robert se colocó encima de mi aprisionándome con una gran sonrisa. —Buenos días, cariño —su sonrisa estaba tan radiante como su cabello— Hagámoslo, hoy desperté con ganas de darte amor. Mi mente, mi cuerpo y mis entrepiernas quisieron vomitar ante tal comentario. La ultima vez que lo hice con Robert, no me cuide mucho terminando con mi vagin@ rasgada, como no había tomado mis píldoras sexu@les sabía que hacerlo con Robert en esos momentos sería un suicidi0. —Ahora no puedo cariño. —¿Por qué? —se notaba una mirada seria aprisionándome aún más mis brazos. —Hoy Kathy regresa de New York en el vuelo de las diez así que ire a b