Habían pasado varias horas donde había ayudado en la adopción de todos los gatos y casi todos los perros a excepción de uno. Suspiraba levemente por el cansancio acumulado, acomodaba mi gorra de color blanca con el nombre del albergue. —Bueno señor perrito, creo que solo seremos tu y yo. Estaba en la mesa de papeleo mientras al lado estaba una jaula circular solo quedaba un shih tzu que nadie había querido adoptar por la edad. Aquel perro era lindo…a su manera. A pesar de que estaba tuerto de un ojo, mantenía la lengua afuera hacia un lado el ochenta por ciento del tiempo y tenía unos diez años era muy cariñoso. Suspire levemente mientras sacaba una galleta que unos niños me regalaron colocándolo en mi boca para comerla. Alguien se acercó de repente propinándome un apasionado beso quitá