Aquel día se fue tan rápido que ni siquiera me di cuenta. Ya eran casi las seis así que me prepare para ir a la escuela de esgrima saliendo por la puerta, me acomodaba los zapatos. —Buenas tardes princesa ¿Te llevo? Mi mirada se dirigió a Sergio el cual estaba en su motocicleta con su casco. —Contigo no voy a ninguna parte —corte de una— te pediría que no me hables. —¿No te gusta que te hable? —No, si no es extremadamente necesario no lo hagas. —Tienes razón, no creo que sea necesario que hablemos mientras cogemos —una pecaminosa sonrisa se dibujó en sus labios. Mis mejillas se sonrojaron levemente sintiendo calor en mi cuerpo. Fingía una tos para despertar a mi cuerpo ignorando a Sergio para pedir un Uber. Había contactado con mi hermano Derek el cual acepto irme a recoger en la no