La necesidad carnal entre nosotros dos era latente, el ambiente que nos había rodeado se había tornado cada vez más sensu@l, erótico, asfixiante en un modo de querer ser liberado. Nuestros ojos brillaban con un resplandor con un descomunal aire lleno de libidos que era solo comprendido entre nuestros cuerpos, se notaba que entre nosotros dos solo había una necesidad que quería ser llenada. El ambiente en aquel callejón estaba tan cargado de una energía erótica que fue activado con aquel simple beso que el demoniaco pelinegro ofreció. Un beso que nos daba a entender que no tendríamos lo típico de cuento de hada pues nuestras ganas podían más que nuestra razón. Era un beso de necesidad de carne, necesidad de un sexo rudo, brusco y sin sentimiento envueltos algo que sinceramente necesitaba ex