—¡Ah como odio a ese hombre! Por habérmelo encontrado me dañó más el día de lo que estaba. ¡Es un perfecto idiota! No entiendo porque todos los ricos son así de imbéciles como ese malnacido, siempre nos ven a nosotros los pobres como si fuéramos menos los muy estúpidos. Já se creen que porque tienen dinero tienen a Dios agarrado por la barba. » Llevaré la motocicleta hasta el taller donde trabaja Esteban, le diré al dueño que puedo pagarle con clases de matemáticas a su hijo de nuevo, se las daré gratis esta vez. Cosa que odio pero no me queda otra alternativa. Por lo menos si esta arreglada la motocicleta el idiota de mi jefe no me regañará tanto. »Mmm, ya van a ser las dos de la tarde y mamá no se ha comunicado conmigo ni para decirme buen provecho hija, que raro... dentro de un ra