-Me hace feliz verla sonreír, señorita. Su tristeza de cierta forma ha empezado a ser la mía.-dice Renata mirando a Gabrielle quien le ofreció el brazo para juntas dar un paseo por el jardín. Aquella mañana Asunta prácticamente obligó a Gabrielle a salir de cama, y Babe la apoyó. Era la mejor manera, porque se no la mataba la fiebre, lo haría la tristeza. -Pues quédate con esta imagen Renata, no creo que pase a ser algo habitual en mi vida ahora que estoy casada con el duque. Renata no contestó a eso, todos sabían que el matrimonio del duque fue algo forzado, era obvio que el dueño y señor de aquel palacio no pensaba darle tregua a su esposa y vivir en paz. Aunque de cierta forma la imagen de la chica empezaba a cambiar para algunos de los empleados, que la habían juzgado por como e