Solange suspiró resignada. Estar con “doña amargada” y la tal Jovanna no le hacía ninguna gracia. ¿Qué hacía Jovanna junto a Carlota? Hace mucho tiempo que no sentía esa incomodidad tan grande, que prefería estar en una playa nudista junto a Luka, y pensar eso ya eran palabras mayores. Caminó hacia ellas con la vista en alto y el corazón latiendo desbocado por querer huir de ahí. Debía mostrar que no estaba asustada. Ya había entrado a la boca del lobo y no había marcha atrás. — Buenas noches señora Lacrox —saludó Solange. Uno de los meseros ayudó a Solange a colgar su bolsa en el perchero de mesa. Jovanna vio a la recién llegada sin entender qué era lo que estaba pasando. ¿Acaso esa sirvienta era la favorita de Carlota? Tenía que dejarla en evidencia. No podía dejar pasar en alto la