Solange le sonrió a su pretendiente que estaba frente a ella. Sentía pena por no poder corresponder a las intenciones de Ricardo, pero no podía mandar en su corazón. El amor por Cristian estaba arraigado y era muy difícil sobrellevarlo. No se merecía tanto esfuerzo y sacrificio por parte de su pretendiente si ella no podía corresponderle. — Entiendo, pero puedo esperar a que lo olvides y me correspondas —dijo Ricardo sonriéndole. — No por ahora. Aún no me siento preparada para dar otro paso, pero te puedo ofrecer mi amistad —sonrió la chica. — Amigos —repitió Ricardo— está bien. Puedo esperar —sonrió— al menos sé que puedo seguir cerca de ti y tratarnos como tal. Luka, por otro lado, seguía en shock. Nunca se le pasó por la cabeza que Solange fuera a estar enamorada de alguien. No