El silencio entre Solange y Christian fue aterrador. Cada respiro que la chica daba era como un trago de ácido muriático que le quemaba desde el la garganta hasta el estómago. Era el peor letargo que estaba enfrentando en su vida. Saber que el amor de tu vida está por casarse era un golpe duro, como caer de un edificio de treinta pisos, pero organizar, además, su boda sin perderse un solo detalle y ayudarle a que ese día sea inolvidable, era como sobrevivir a la agonía de tener todos los huesos rotos y daños a sus órganos internos. Un completo infierno que no sabía cómo enfrentar. — ¿Cómo fue que llegamos a éste punto Solange? —dijo Christian de pronto tratando de no despegar la vista del catálogo de los temas de boda sugeridos. Solange tenía un doloroso nudo en la garganta. Evitó verl