Luego de una larga plática con el rey Alberto de la Nueva Victoria, Vladimir lo invitó a encontrarse con la princesa Victoria en el jardín.
— Padre, este jardín es hermoso, deberíamos tener uno así en casa
— Lo que desee mi princesa — respondió el rey Alberto
— Este jardín ha estado desde mis ancestros, luego mi madre sólo lo transformó un poco parde esta apariencia moderna, pero conservando su toque clásico — explicó Vladimir
La princesa y el rey se quedaron sin palabras luego de escucharlo, pues no tenían nada que decir respecto a la herencia de sus ancestros y sólo se limitaron a hablar de otro tema, eso le hizo pensar al rey Vladimir que era algo extraño, pues es normal que las grandes familias posean casas, jardines e incluso objetos de sus antepasados y gusten de presumirlos haciendo referencia a su sangre real. Luego recordó, por algina extraña razón, las palabras de Gerardo cuando le suplico protección para Isabella y sintió una profunda curiosidad por saber más sobre ella y sobre sus visitantes, ¿acaso estarán conectadas sus historias? ¿Y de qué manera? El consejero Josué continuaba como invitado en el palacio, también, por lo que sólo se espero al momento correcto para hablarle sobre el tema, justo cuando el rey y la princesa desearon tomar un descanso a solas en sus respectivas habitaciones, ellos intercambiaron sus puntos de vista.
— Puedes llamarme loco, Josué, pero te aseguro que es algo muy extraño, como una especie de presentimiento
— Quizá Gerardo pueda darnos más información
— Pero él no querrá hablar conmigo si tengo que atender al rey y a la princesa
— No te preocupes por ello, tú los distraes bajo cualquier pretexto y yo me encargo de hablar con Gerardo, pero de que averiguamos, ¡averiguamos!
— Excelente, incluso podría ser hoy durante la cena, ya que a su majestad no le gusta compartir la mesa con los empleados
— Cierto, yo puedo comer con Gerardo en el ala de arriba y así él se sentirá en confianza
— Perfecto, le daré indicaciones a Miguelina para que preparen todo
El rey Vladimir y el consejero Josué estaban decididos a saber la verdad y aunque el plan parecía sencillo, debían estar alerta por en caso de alguna contrariedad, por lo que el rey tomó sus precauciones.
— Miguelina, durante esta cena necesito que Josué y Gerardo puedan platicar completamente en privado, así que envía a alguien para que esté vigilando que nadie espíe
— Mi señor, eso me suena a algo demasiado importante
— Lo es, por eso debemos asegurar también, que el rey y la princesa no se enteren por nada del mundo de ésto o Gerardo podría perder la vida, incluso
— ¡Ni Dios lo mande!
— Entonces, ¿estamos todos dispuestos a proteger su integridad?
— Cuenta con ello, Vladimir
— Gracias, Miguelina, recuerda subirle la cena a Isabella, ella siempre es muy puntual con sus comidas
— Pierde cuidado, que mi niña Isabella es la primera en ser atendida
— Gracias, nuevamente
Todo estaba listo para el momento de la verdad, durante la cena, Vladimir, Alberto y Victoria cenaban con normalidad, mientras conversaban.
— Princesa Victoria, ¿qué edad dices que tienes? — preguntó Vladimir para romper el hielo
— Apenas 20 años, ¿porqué la pregunta?
— Para serte sincero, no eres como las demás jóvenes de tu edad, pues siempre te veo en calma, las mujeres siempre se muestran ansiosas por casarse con alguien
— La verdad no le tengo miedo al compromiso, pero siempre he pensado que para casarme debo estat muy enamorada y segura de q es el hombre correcto
— Me alegra que que pienses así y sobretodo, que tu padre te lo permita
— Mi hija es el tesoro más preciado que tengo, Vladimir, obviamente quiero que sea feliz y si ella no tiene deseo de casarse aún, no pretendo obligarla, aunque sí me gustaría que me dieras nietos, hija, pues el tiempo no perdona
— Lo sé, padre, por eso agradezco mucho que me des mi tiempo para encontrar al hombre de mis sueños
— Prométeme que cuando lo encuentres, te fijarás muy bien que será un hombre de bien — mencionó Vladimir
— Te lo prometo, Vladimir
Victoria estaba impresionada por la generosidad y el interés del rey Vladimir hacia ella, le parecía un hombre tan apuesto y un excelente prospecto a marido, lástima que estaba comprometido con la Duquesa Oscura y que sus padres ahora eran amigos, porque de lo contrario no dudaría en pedirle a su padre que lo "motivara" a casarse con ella, aunque, si Vladimir se mostraba interesado en ella, nada podría impedir que su padre traicionara al Gran Duque, después de todo, había muchas maneras de salirse con la suya.
— Vladimir, agradecemos mucho tu hospitalidad, sobre todo después de mis amenazas de guerra
Victoria agachó la cabeza, dejando ver su incomodidad por tener que ir al siguiente reino.
— Si la princesa Victoria se siente incómoda con el viaje, le ofrezco mi hospitalidad y protección para que usted pueda negociar cpn tranquilidad — sugirió Vladimir
— Padre, la verdad no estoy conforme con tener que ir con usted, ya que, como sabe, temo que no seamos tan bien tratados como aquí
— Te entiendo hija, aunque no me gusta apartarme de tí
— ¿Eso quiere decir que puedo quedarme? — el rey Alberto miraba al rey Vladimir dudoso
— De verdad Alberto, Victoria estará muy bien aquí, puedes confiar en mí
— Siendo así, partiré al amanecer
— Muchas gracias, padre, le prometo que me portaré bien, además estoy segura de que Vladimir me cuidará
— Cuenten con ello.
Mientras tanto, Josué y Gerardo conversaban en total privacidad como estaba planeado.
— Gerardo, me inquieta mucho saber porqué intenta proteger a la señorita Isabella del rey Alberto
— Es una larga y triste historia que no me atrevo a contar en este momento
— Entiendo, pero le aseguro que saberlo, hará que actuemos con precisión
— Todo comenzó cuando...