Capitulo 8
Barak, cada vez qué sentía su voz por él teléfono móvil, su corazón se estremecía, la amaba demasiado, arrepentido por haberla dejado ir, pasó él tiempo, su recuerdo lo atormentaba cada vez más, dispuesto a ser lo qué fuera por ella, la distancia no impedía, su sentimiento agigantado hacia ella, llamó al personal de trabajo, comenzó a buscar a Cristal, fué a casa de Adriel, dónde Natacha habia sido cocinera, tocó la puerta principal, pudo notar qué no estaba sola, habían dos hombres custodiando la zona, se acercó a uno de ellos y preguntó.
—Hola, muchachos ¿Se encuentra él dueño de casa?
Hombres con cara de pocos amigos, uno de ellos le apuntó con un arma y dijo:
—Espere un momento, nuestro patrón se encuentra ocupado.
Barak, notó algo extraño, él lugar no era él mismo, se quedó esperando a qué lo recibiera, creyó qué allí estaría Cristal.
Adriel, miró desde él inmenso ventanal, se dió cuenta qué estaba Barak, un empresario distinguido qué conocía, se preguntó a sí mismo qué andaría haciendo por ahí, uno de los hombres entró a la casa, le susurró al oído, lo andan buscando.
—Dile qué pase, me espere un momento ya lo atiendo.
Ambos se encuentran en la oficina de Adriel.
—¿Qué te trae por acá?
—Busco a Cristal, la chica qué trabajaba con Natacha, ¿Cuánto pides por ella? Estoy dispuesto a comprarla.
Adriel, hizo una llamada y llamó a Samara para preguntar por ella.
—Señor recién se a ido, trabaja en un local nocturno.
Al parecer, cuándo Cristal entró a la iglesia, buscó ayuda, qué no encontró
Adriel, le pasó la dirección, Barak llegó a casa un poco cansado, le dió información a Natacha, respondió a su llamado.
—Espero, encontrarla, te amo demasiado, fuí un tonto cómo te deje ir.
—Hablare con mis padres si dejan qué me visites, gracias por hacerme este gran favor.
Natacha, se despidió de Barak agradecida.
Aquella tarde noche, Cristal se encontraba trabajando justo en aquel local nocturno, usaba ropa de color gris brillante, una peluca, Barak entró en él lugar, con mucho olor a tabaco, lo atendió Samara.
—Hola, Querido Tenemos muy buena mercadería, dime ¿Qué chica elegiste?
—Me gusta, la chica vestida de gris.
Cristal, una mujer muy bella, sus medidas perfectas, la habían enviado, qué se realizará la cirugía plástica, en rostro, y distintas partes del cuerpo.
Samara se acercó a ella, habló con voz de mando y dijo:
—Tienes un cliente.
Cristal se acercó, a él.
—Hola, ¿Vamos al cuarto?
Una vez adentro, habló con ella.
—He venido por parte de Natacha, me pidió qué te sacará de acá, calma conosco a esta gente.
A Cristal, se le iluminó él rostro, se sentó sobre la cama, comenzó a llorar, siempre había deseado qué alguien la rescatará.
—Entonces, ¿Qué haremos?—Pregunto Cristal.
— Vendrás conmigo, pasaré por ti, mañana por la noche, debo hacer arreglos con dinero.
—Gracias, por ayudarme, Natacha iba conmigo al mismo colegio.
Después de tener un largo diálogo con Cristal, Barak salió de aquella habitación, pagó cómo si hubiese estado con ella, afuera él ruido de la música, estaba ruidosa.
Al día siguiente Barak, decidió hablar con Adriel de nuevo, se dirigió al mismo lugar qué había tenido qué ir antes, entró a su oficina.
—Listo está noche, la llevaré conmigo, cuánto te debo.
Barak, era un hombre adinerado, pagó por Cristal.
Siendo las 19 horas, del mismo día, Cristal, lo estaba esperando, sus piernas comenzaron a tambalear al fin podía ser libre, después de tanto tiempo, cuándo salió hacia afuera, comenzó a respirar, Barak la esperaba en un vehículo de alta gama color n***o, brillante.
—Hola, ¿Cómo estás? Puedes subir.
Cristal, subió en la parte de atrás del vehículo, comenzó a llorar de emoción, su corazón latía más fuerte, qué de costumbre, recorrieron un largo camino, hasta qué él auto se estacionó, justo enfrente de una gran mansión, se podía apreciar una linda entrada, con un hermoso jardín.
Cristal, bajó del auto, le parecía un sueño, estaba libre del secuestro, se acercó a él para agradecer, de pronto le pasó algo extraño, cuándo lo miró, vió él tono celeste de sus ojos, sus dientes blancos, cómo la nieve su corazón se sintió confundido, recién había notado en él, su hermoso rostro, le besó sus manos, le pidió tranquilidad, dijo con voz suave.
—Querida, te compré... serás mi esposa, puedes entrar a la casa.
Cristal, pudo apreciar qué aquel turco no estaba solo, sino con otra familia.
—¡Es mi hermana!—Exclamó Barak
Cristal, se acercó hacia ella, para saludarla, quién le dió vuelta la cara.
—Ten piedad de mi, enviame a casa, mi familia, seguro me anda buscando.
—Veré qué hago contigo, antes llamaré a Natacha, para qué se comunique.
Barak, llamó a Natacha, emocionado su corazón lo sentía lleno de amor hacia ella.
— Hola, ¿Quieres hablar con Cristal? Se encuentra acá, la encontré.
—De acuerdo, dame con ella por favor.
—Hola, amiga mandé a Barak qué fuera por ti.
—Gracias, te pido qué busques a mis padres, le digas qué fuí comprada.
—Está bien... así lo haré.
Natacha, sintió emocion su corazón contento, decidió dar información a los padres de Cristal, pidió a su padre qué la acompañará, llevaba un papel escrito con la dirección qué le había dado Cristal, recorrieron un largo camino, pasaron por una autopista, había llegado él momento de hacer algo por alguien, la zona qué llegaron era residencial, un barrio privado con grandes jardines y piscina de natación, se detuvieron en la entrada los atiende, él personal de seguridad, a Natacha le temblaban las piernas, se sentía muy tocada, le dieron él ok y lograron entrar, afuera había un lindo perro de color blanco, qué en cuánto vió a Natacha movió su cola, la casa amplia, jardines con plantas demasiado bellas, se siente llorar un bebé era él hermano de Cristal.
Natacha, se asomó hacia la parte de adentro tocó él timbre.
—Buenas tardes...
Quien los atiende es él personal doméstico, una señora rubia, qué viste con uniforme de color celeste.
—En estos momentos, no se encuentra ninguno de los dos, si quiere me deja su recado.
—De acuerdo, volveré en otro momento.