Capitulo 9
Los padres de Cristal tuvieron qué viajar hacia España, país dónde se encontraba su hija, Barak estaba enamorado de Natacha, por lo tanto no se casó con Cristal, siendo la media noche, sienten él ruido de un coche, Cristal mira por la ventana, la qué atiende la puerta de entrada es la hermana de Barak, mujer qué tenía bastantes hijos, vestía de una forma extraña, con un pañuelo en la cabeza, casi siempre.
—¿Que necesitan?
—Solo, queremos ver a mi hija.
Con muy mal gesto y de mala gana, e
les cierra la puerta , se acerca hacía Barak su hermano.
Cristal, se encontraba justo arreglando su ropa, cuándo de repente aparece, la hermana de Barak.
— Te buscan afuera.
A Cristal, su corazón se le agita, por tanta emoción, se dirige corriendo hacia la puerta principal.
—¡Madre! Los extrañaba tanto, este buen hombre me compró, y me ayudó a salir de la trata de blanca.
—Hija, estás cambiada, tú cara no lo es la misma.
—No soy la misma, madre, pero mi corazón siente lo mismo o quizás más.
Los tres se abrazaron, y lloraron se habían encontrado después de tanto tiempo.
—Madre, al fin en casa después de tanto tiempo.
Barak, les ofreció la habitación de huésped.
—Pasen por acá, es un gusto poder ayudarlos.
—Gracias, por ayudar a mi hija.
—No me tienen qué, agradecer por nada, se lo tienen qué agradecer a Natacha, lo hice por ella.
En ese momento, Barak llamó a Natacha, le dió la noticia.
—Hola, cariño se encuentran los padres de Cristal en casa, viajarán en uno de mis aviones privados.
Natacha, en ese mismo instante, quiso transmitirle su amor, tragó saliva con mucho nerviosismo dijo;
— Amor, gracias por tremendo favor, disculpa a mis padres.
—Tuve, qué regresar de inmediato, no te preocupes cariño.
Natacha, no pudo ocultar sus sentimientos, dijo con amor.
—Lo qué siento por ti, no es solo amistad.
Barak, sonrojo aunque ella no lo veía.
—¡¿Enserio?! ¿Entonces qué sientes?
—Mi vida, me di cuenta, qué siento por ti, es amor.
Barak, no podía sentir más emoción, poder escuchar esas bonitas palabras, qué venian de su adorado amor.
—Mi amor, en cuánto pueda iré por ti.
—Aquel día, fuí corriendo hacia ti, ya no estabas, mi padre dijo; qué no le agradabas, no importa le diré lo qué siento hacia ti.
Ambos, se despidieron con un hasta pronto.
Natacha, se acercó hacia su padre aún no hiba a la empresa.
—Padre, tenemos qué hablar, antes qué te vallas, me tienes qué escuchar, llévame a la facultad.
Natacha subió al vehículo, de su padre, se sentó junto a él en la parte de adelante.
Gerardo, su padre puso música mientras transitaban por la autopista, era un día cálido.
En cuánto llegaron al lugar dónde se encontraba la facultad, él jardín de afuera se hallaba lleno de mariposas, qué revoloteaban alrededor de las bellas flores, había un Jasmin qué perfumaba él lugar.
— Padre, ¡Qué te parece, si nos cruzamos hacia él café!, qué se encuentra enfrente, y hablamos.
Gerardo, un hombre muy atractivo, vestía una camisa blanca y unos yin elastizados, su carácter aveces fuerte, se acomodaron en una de las mesas, pidieron un café más tortitas.
—Dime, hija... Te escucho.
Natacha miró a su padre, agachó la cabeza, hizo crujir sus dedos.
—Padre, nose cómo empezar, la verdad te sientas molesto, por lo qué te diga.
Ella lo volvió a mirar, puso silencio a sus palabras por un instante, su corazón comenzó a latir más fuerte qué otras veces, de esa conversación dependía su futuro al lado de Barak.
—Mmm Padre, no quiero seguir estudiando.
—¡Hija, qué pretendes hacer de tu vida!
— Padre, no lo tomes tan mal, no quede bien por lo qué tuve que pasar, dame un tiempo.
Gerardo, tomó las llaves de su vehículo, los apretó contra su mano, él siempre había deseado qué su hija estudiara, tomo él café, de una forma rápida.
—Vamos hija, se me hace tarde, me espera mucho trabajo.
Natacha, no se animó a contar nada a su padre, sobre Barak sabía qué él no estaría de acuerdo, en él camino él mismo, no le hablo ni una sola palabra, detuvo él vehículo llegaron a casa, entró enojado ese día, ninguno de los dos se presentó a sus obligaciones, hablo con su esposa.
—¿Que pasa querido? — Preguntó inquieta la madre de Natacha.
—Se trata de nuestra hija, no quiere seguir estudiando, estoy muy enojado conmigo mismo, ,¡¿Por Dios qué hicimos mal?! Para merecer esto.
—Calma, hablaré con ella en cuánto pueda.
Ambos se calmaron, mientras tanto Natacha, estaba en su habitación, recostada sobre la cama escuchando música, se había enamorado de Barak, marcó su número; No recibió contestación alguna, volvió a insistir, bajó hacia la planta baja de la casa, abrazó a su padre y dijo;
—Padre, te estaba jodiendo, solo era una broma, seguiré estudiando,
¡Quiero verte feliz !
La facultad, quedaba a pasos de casa de Natacha, optó por ir caminando, mientras en él camino se cruzaba por las grandes mansiones qué se veían alrededor de aquel lugar, flores por doquier, de pronto intento cruzar por dónde habían unas ramas, qué molestaban en él camino, se encontraba Nestor podando las ramas del jardín, de pronto sintió un ruido, muy fuerte, él muchacho se acercó hacia a ella para ayudarle.
—Linda, ¡Te has lastimado la rodilla!
El se ofrece en ayudarla, saca del botiquín, agua oxigenada y una crema, para las heridas, se pone en cuclillas y empieza a curar su herida.
—Gracias, me tengo qué ir, tengo qué rendir una materia, aún tengo tiempo para llegar, Nestor la miró, se quedó impactado por la belleza de su cara, luego se acercó hacia ella, le pregunta ¡¿Me das tú número?!
Natacha, deja su número, telefónico.
Toma sus apuntes, y sigue caminando, se siente preocupada, no sabe nada de Barak.