Barak, se enamora de Natacha.

1771 Words
Capitulo 4 Adriel, sentado a la mesa junto a sus dos ayudantes Mauricio, y Javier eran la mano derecha del mismo. Natacha, vestía en forma común aunque, su belleza era atrapante sus medidas perfectas, no había sido tocada, por nadie, llevaba él uniforme, de color celeste y blanco, sus cabellos atados, se destacaba en la cocina, de una forma sorprendente cada vez qué Adriel, agasajaba a su familia, se sorprendía la forma qué tenía de cocinar, preparaba los mejores postres, delicias dulces; La habitación de ella, quedaba casi al fondo de aquella hermosa mansión. Una mañana Natacha, se acercó hacia la oficina de Adriel, tocó la puerta despacio, desde adentro se escuchó la voz de Adriel, con un tono pesado y hostil qué dice: —¿Qué haces aquí en mi puerta? sabes qué él lugar qué te corresponde, es la cocina. — Quiero salir un momento, necesito qué me des permiso, se acercan las fiestas, necesito comprarme un vestido nuevo, no tengo dinero para hacerlo, trabajo para ti sin ningún beneficio, te prometo qué no me voy a escapar, aunque sea por una ilusión. Adrián, fumaba uno de los habanos su mirada, dura, fría hacia Natacha, contestó; —¡ No puedes salir! Enviaremos a Samara, la encargada de mis chicas, qué te compre un vestido, lo puedes usar solamente día domingo. — ¿Puedo dejar en la cocina, alguien qué me reemplace? aunque sea por un día, para salir a dar una vuelta, hace mucho qué no sé lo qué es ver la calle, ni ver los árboles, disfrutar la naturaleza te prometo, me voy a portar bien. Natacha, de una inmensa humildad sus ojos brillaban por las lágrimas, qué están a punto de salir, cuando él le dijo: — ¡Está bien! Saltó de alegría, sin darse cuenta se acercó hacia Adriel, aquel hombre duro, no tenía compasión alguna por nadie, le dió un beso en la mejilla. —No está permitido, qué te acerques a mí. Adriel, era un ogro. — Disculpa, estoy tan contenta ¡Voy a poder salir un domingo! — ¡Sí puedes hacerlo! Los gritos de Adriel, hacía Natacha, no impedían aquella inmensa felicidad qué ella sentía, había pasado 6 meses cocinando, sin ver siquiera él jardín de aquella casa, era él primer permiso para salir. — ¿Puedo comprarme una cartera? Mm no tengo dinero, ¿Me lo puedes dar? — Está bien, se lo daré a Samara, ella se hace cargo de todas las chicas, de ti también. Natacha, tropieza con alfombra qué está afuera, puesta sobre él pasillo, sigue de largo, llora de emoción, no sabía absolutamente nada de su familia, los extrañaba mucho, le habían dado todo él cariño, soñaba con ser modelo, por cosas del destino debió ser cocinera en vez de modelo; Puso sus rodillas, sobre él piso, del lado de la cama, lloró, le pidió a Dios su ayuda, no sabía de cuál manera buscar consuelo, y clamó, en aquella casa se encontraba, la ama de llaves de nombre keisha, golpeó su puerta exageradamente. —¡Qué no escuchas!, !Te estoy llamando! debes ir a la cocina de inmediato, Adriel tiene gente qué lo está esperando para cenar. — ¡Está bien iré! — Natacha, ¿Qué te pasa? ¿Porqué me abrazas? —Solo fué un gesto, de mi noble corazón, me siento feliz este domingo podré usar un vestido nuevo, salir a pasear, eso sí con guardia de seguridad, no importa estoy cansada 6 meses qué no veo, ni siquiera la luz de afuera, él confía en mí eso es importante, ¡Te quiero! — No me digas esas palabras, ¡estoy acá para dar órdenes !no tener compasión con nadie, menos contigo. Natacha, entró a la cocina se puso a cocinar, ensaladas, vegetales, carnes devia elaborar una comida exquisita, pues Adriel, tiene gente importante qué lo visita, había olvidado un detalle los domingos, ella no trabajaría pondría de remplazo a otra chica. Natacha, aún guardaba, él peluche regalo de su padre, dormía junto a él, con 15 años recién cumplidos, la mejor edad para salir a disfrutar, tener amistades, salir a bailar, no podía, estaba presa en aquel lugar, ni siquiera podía asomar la nariz hacia afuera, él lugar se mantenía con extrema seguridad, esperaba ansiosa aquel vestido para lucir aunque, sea día domingo, recorrió nuevamente aquel pasillo, a paso lento llegó a la puerta qué se encontraba, la oficina del señor Adriel. con sus manos suaves, golpeó. —Hola, perdón qué lo interrumpa, ¿Puedo pasar un momento?. —Te voy a pedir qué te vayas, no te puedo atender. — Quería, saber si estaba mi vestido, este domingo quisiera salir un momento, para ver lo verde de los árboles, él sol qué hace mucho no lo veo, mi piel necesita vitamina d. —Espera un momento, estoy ocupado tengo trabajo qué hacer. Natacha, volvió de regreso a la cocina, se sentó un momento, miró hacia afuera podía apreciar desde la ventana cómo él sol, alumbraba las flores qué apenas se podían ver, eran de color blancas, su mirada permanecía triste, extrañaba tanto a sus padres, deseaba con él alma, abrazarlos para decir todo lo qué sentía hacia ellos, una lágrima cae sobre aquella mesa redonda, qué se encuentra en la cocina, luego aparece Adriel. — Jovencita, me acaba de llamar Samara, tú vestido lo tendrás mañana. Justo en ese momento Natacha, estaba con mucho trabajo, en la cocina, aunque a veces, hacía sola él trabajo, esta vez le habían puesto un ayudante, debía cocinar para 12 personas, un día antes comenzó a preparar todo, la reunión de almuerzo sería al día siguiente, corrió a sacarse los guantes, qué usaba cada vez qué elaboraba los alimentos, hacia él lugar dónde estaba él grifo de la cocina, lavó sus manos, luego abrió aquella cajita blanca, era un vestido precioso, preguntó asombrada. — ¿Esto es para mí? —Por orden del patrón, él lo eligió por internet, acá está él calzado, la cartera y un perfume. — Comentó, qué te lo mereces, estos seis meses has hecho muy bien tú trabajo, mañana te enviará con uno de sus hombres, qué des un paseo por los alrededores de esta zona, gusto de conocerte, me tengo qué ir, soy la encargada de todo lo demás, hasta luego. Samara, se se despide con vos cortante, Natacha, le agradece con un abrazo, ella la aleja. — ¡No te acerques a mí!, no está permitido, qué hagas eso, hasta luego. Esa noche no habia nadie, preparó una cena simple para ella, luego entró a la habitación. Día domingo Natacha, se encontraba en la cocina, de uniforme color rojo con blanco, un pañuelo, puesto en la cabeza, desde temprano comenzó a preparar toda, variedad de comidas, él almuerzo sería, compartir con personajes importantes, ingenieros, arquitectos, abogados gente de alto nivel, preparó la mesa puso las copas, con ayuda del mayordomo y él ayudante. Él ambiente, perfumado, dejó dicho a una de las ayudantes qué solamente debían calentar, en él horno y servir. Siendo, las 12 del mediodía Natacha entró a la ducha, se dió un baño, uso su lápiz labial de color natural, estreno él vestido n***o brillante muy fino, tacos altos, perfumó su cuerpo, quedó bellísima. Era la hora trece, la sala se encontraba, rodeada de todos los invitados en la sala, tomando algún, aperitivo con ayuda de los mozos, se asomó por él pasillo," ¡Cuánta gente!".Natacha estaba radiante, se miró, al espejo su cuerpo parecía una escultura, sus medidas exactas, todos permanecían sentados a la mesa, esperando a los mozos, apareció Natacha, en la parte de arriba dónde están los escalones, en aquella mesa se encontraba Barak, empresario, distinguido de clase alta; aficionado a los deportes, viajes por toda esa uropa, se encontraba, sentado en aquella mesa por cuestiones laborables, asumía la responsabilidad de llevar una indumentaria textil, su aspecto un poco travieso, cabellos rubios, ojos celestes, su mirada permaneció clavada, en Natacha, cuándo la vió bajar de los escalones se levantó de la silla, observó su bello rostro. — ¡Qué bella es!, No me habías hablado de ella, dime... ¿Quién es? Adriel, se había dado cuenta qué él vestido qué Samara le había comprado, no era para la ocasión, le hizo un llamado. —Hola, estoy viendo a Natacha qué está usando un vestido de fiesta, no apropiado para salir a dar una vuelta,¿Qué pasó? —Señor, fué ese vestido qué usted, mismo eligió. — Comprendo... Adriel, se despide de Samara, la mujer qué controla a las niñas, qué trabajan en la prostitucion. Barak, él empresario se acerca a Natacha, la toma del brazo, con mucha amabilidad le ayuda a bajar los escalones, se detiene, su hermosa sonrisa es contagiosa, luego se acerca Adriel hacia Natacha, con vos fuerte le dice: — ¿Qué significa esto? A Samara, no le pedí ese vestido... ¡Es de fiesta! Barack la defiende. —Déjala, ¡No voy a permitir qué la ofendas! Sigamos con lo nuestro —Lo siento, me iré a mi cuarto. Natacha, sube casi corriendo por los escalones, Barack, mira sorprendido la belleza de Natacha, sube a su cuarto llorando, busca acomodarse se sienta, justo frente al espejo, "Me veo ridícula, este vestido es de fiesta, ¿Qué puedo hacer?,¿Si hablara con ese joven, qué se acercó para ayudarme a bajar los escalones? le dijera qué acá me tienen secuestrada." Siente una voz en la puerta. —Hola, ¿Este es tu cuarto? seguí tus pasos, ¿En qué te puedo ayudar? Adriel apareció. —¡ Ella, cocina exquisito! Ese vestido qué tenías puesto fué por error.—Exclamo Adriel. —¡Eres muy bella ! ¿Cómo es tú nombre? —Mi nombre es Natacha. Adriel, trató qué no siguieran hablando invitó a su amigo, qué siguieran conversando en la mesa. Barack, salió de la mansión, con otros sentimientos, se había enamorado de Natacha, antes de irse, recorre cada ventanal de aquella mansión, con la mirada, trataba de volver a verla, se despidió de Adriel, dijo: — Mañana, vengo por la tarde ¿Qué tal si jugamos un partido a las cartas? No agrego, ni una sola palabra de lo qué había sentido por ella, se quedó callado. Natacha, había bajado a la cocina se había puesto él uniforme de siempre, no pudo salir. — Ese vestido, te queda muy bonito mandaré a Samara, qué te compre otro vestido más común, puedas salir él próximo domingo, ¡Te queda hermoso! lo puedes usar para una fiesta de Navidad o un año nuevo. —Gracias, trataré de hacerlo.
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