Cristal, se escapa.

1192 Words
Capitulo 3 Natacha, se encontraba en grave estado, Adriel él jefe de la mafia, estaba convencido qué ella sería la chica, para usar cómo, esclava s****l, antes le haría una cirugía estética, sobre busto y cara, Nora no conocía en qué movimientos andaba su patrón, creía qué.trabajaba, para una importante fundación. Paso mucho tiempo Natacha,, se mantenía internada, Nora se hizo pasar por una tía de ella, se mantenía casi dormía, esperando qué hubiera una mejoría en él pasillo de la clínica. Una noche, fué la peor noche para, Natacha, su vida dependía de un hilo, comenzó a soñar, en sus sueños veía a su madre, qué la llamaba continuas veces, ese misma noche despertó, Nora entró a la sala, en una forma apresurada. —¡Cariño, has vuelto! Creí qué te ibas. —¿Dónde estoy? —Preguntó Natacha, con la mirada inquietante. Afuera habían dos más, qué trabajaban para Adriel, en cuánto se dieron cuenta qué la chica había vuelto, entraron sin rendir cuentas a Nora, llamaron a Adriel. En la mansión de Ahmet, decidido a casarse con Cristal, esperó qué bajara de su habitación, durante varios días, mientras tanto hacían los preparativos de la boda, casi trucha, los documentos qué le habían entregado de Cristal no eran válidos, Aquél turco no pudo esperar más, entró sin preguntar dió un fuerte empujón a la puerta. —Estoy esperando a qué bajes, se aproxima nuestra boda, ¡No te piensas cambiar! Cristal, miró sus ojos, eran azules cómo él cielo, su rostro blanco, aquél hombre parecía desesperado por una mujer. —Señor, por favor deme una oportunidad, debo llamar a mi madre, seguro ella estará preocupada por mí. —Ya no escucharé tus ruegos, pediré a Sara qué te prepare, así estás lista para mañana, pague bastante por ti, me perteneces. Apenas entró Sara, a la habitación qué se encontraba, Cristal. —Por favor déjeme salir, no quiero qué me hagan nada. —Señorita, está mansión, se encuentra llena de gente armada. —Debo escaparme, mi madre me estará buscando, la ventana no tiene reja, está noche lo haré si es necesario. —No podrá salir, afuera hay perros y gente de seguridad qué está armada. —Lo intentaré, no importa lo qué pase, Sara, no le digas lo qué pienso hacer. —¡Está bien, cómo quieras! Cristal, se lo pasó mirando desde la ventana hacia afuera, buscando la manera de salir de aquella casa, espero qué los perros dejarán de ladrar, miró él reloj qué se ubicaba en la pared, eran las tres de la mañana, decidida a escapar y pase lo qué pase, se vistió con varios pantalones por si los perros la atacaban, ella amaba mucho a los perros, durante toda la semana les estubo lanzando él alimento qué a ella le daban, tratando qué aquellos perros, tuvieran un contacto de amistad con ella, en sus manos llevaba un poco de alimento, aquellos perros la reconocieron, le movían la cola, camino algunos pasos, le dió alimento, lo llevaba en un bolso sobre su espalda, luego vió a uno de los qué estaba armado, en ese momento debía pensar qué hacer, le quitó él arma, mientras dormía. —¡No se mueva o lo mató! !Quiero salir de aquí! de inmediato. Aquel hombre, hizo caso a Cristal. —Deme las llaves o mejor habra los portones de afuera, si me ayudas te recompensare, mi familia te ayudará te lo prometo; ¡Hazlo ya! llévame a otro lugar dónde me encuentre a salvó. Quién se encontraba con ella en ese momento, era un hombre qué siempre había trabajado para aquel turco, de aspecto frío poco amiguero, se encontraba en una situación de ayudar a Cristal, la miró de reojo, le agrado su rostro. —Si él patrón, se entera qué te dejé escapar, enviará gente por mí, me matará. Adem, se llamaba aquel hombre, qué la ayudó a escapar, a cambio de las promesas qué ella le hizo. Cristal, se encontraba a salvó en la policía de aquel país, tomaron sus datos. —¡Este hombre, me ayudó a salir de esa casa! —Llamaremos de inmediato a tus padres, le avisaremos qué te encuentras bien. Adem, se acercó hacia Cristal. —Estaba cansado de trabajar para él. —Deja hablaré con mis padres, qué te ubiquen en alguna parte, no te preocupes. El escape de Cristal, no había salido tan perfecto en aquella seccional de policía, justo había un policía qué conocía al turco Ahmet, le hizo un llamado. —Buenas noches, tenemos acá una tal Cristal, ella escapó de tú casa, ven pronto. Aquel lugar, no era tan grande se conocían casi todo. Cristal le pasó él número de sus padres a Adem. —Llama a mis padres, estoy segura qué ellos te ayudarán, se hallan en una muy buena posición económica. A los minutos Cristal sintió los gritos del turco Ahmet. — ¡No pudiste salir con la tuya! Jaja qué idiota eres. —Déjame ir con mi madre, por favor no me lleven. Cristal, se encontraba castigada en uno de los sótanos, en un ambiente gris, hacía frío, sus labios comenzaron a tiritar, su cuerpo a temblar, uno de los guardia la violó, ya no era virgen, él turco la devolvió al mafioso número uno Adriel. Amet nunca más apareció, por dónde vivía él turco Ahmet, llamó a los padres de Cristal les contó todo con lujo de detalles, les explicó qué otra vez la habían llevado a la fuerza. Sus padres, viajaron aquel país se encontraron con él hombre qué ayudó a escapar a Cristal, todo parecía fácil, para los padres de cristal, se presentaron en la mansión del turco Ahmet. Entraron aquella mansión con mucho temor. —A su hija, la devolví no me servía, ya no era virgen, fué devuelta de nuevo al mismo lugar. —Te pagamos lo qué sea, si nos dices dónde se encuentra nuestra hija. —¡No lo sé! Solo Adem conocía dónde era, se tubo qué marchar lejos y no dejar rastro. Los padres de Cristal sabían dónde estaba su hija, en una casa de prostitución. Una mañana su padre se presentó en aquel lugar, quién lo recibió Samara. —¡Buenas días! ¿Qué andas buscando? Pidió a su hija: El padre a medida qué iba entrando se fijó en él lugar, habían varios cuartos separados, sentía que no tenía fuerza en las piernas, entró dónde se encontraba Cristal, la abrazó; de pronto ubo un gran silencio. —Hija, al fin te encontramos, buscaremos la forma de sacarte de acá, Adem nos dijo: Dónde te encontrabas. Cristal, delgada, le habían hecho cirugía, estaba irreconocible, su padre en cuánto la vió, lloró mucho, al cabo de una hora, salió de ahí, había mucha gente metida en eso debía ser cuidadoso. Natacha, se recuperó no la llevaron aquel horrendo lugar, suplicó a Adriel, qué le diera una oportunidad, cocinaba para él. —Está bien te probaré, cocinaras para mí, o te enviaré dónde van a parar todas las demás. Natacha, esa noche se lució con sus delicada y sabrosa comida, hasta recibió un aplauso del propio Adriel.
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