Capitulo 5
Natacha, entró con temor a la oficina de Adriel, la atendió, de mejor modo, aunque su corazón, era frío cómo un hielo.
—¿Qué te sucede, No acostumbro a recibir a nadie en mi oficina, eres una excepción.
—Señor Adriel, quisiera qué él domingo siguiente, me dejara salir por un momento, hace meses qué no salgo, intentaré comunicarme con la naturaleza, aunque sea por un momento, disfrutar del sol.
—Está bien, irá contigo, Mauricio y Hans, ellos son mis ayudantes, de confianza.
Natacha, se acerca hacía él, con ternura, aunque por dentro, su corazón, está hecho pedazos, hacía meses qué permanecía secuestrada en ese lugar, no sabía nada de sus padres, los extrañaba mucho, no pudo evitarlo, le dió un beso, en la mejilla.
—Gracias, me siento muy agradecida, señor me retiro.
De pronto Adriel, saca lo qué tiene adentro, él maldito demonio, llama a unos de sus ayudantes, le pregunta por Cristal, la quiere llevar a casa, para qué le ayude en las tareas domésticas, de la cocina a Natacha, del otro lado, recibe una contestación.
—De acuerdo jefe, la llevaremos, aunque con ella se gana mucho.
Adriel, les ordena qué lleven a Cristal a su mansión, unos días antes, la habría visitado su padre, tratando de sacarla de ese lugar, con muy mala suerte no pudo, justo la trasladan a la mansión, de Adriel.
A Cristal, la llevan al domicilio, dónde se ubicaba Natacha, con vendas en los ojos; Sus piernas le temblaban, no estaba segura qué harían con ella, pensaba qué la matarían.
Mauricio, llama a su jefe Adriel.
—¡Tenemos a la chica! ,frente a tú casa, ¿Qué hacemos con ella?
—¡Déjenla, en él salón de afuera!
Cristal, sintió aroma a comida exquisita, no sabia qué apartir de aquel momento, cambiaría su vida.
A Natacha, le pareció escuchar él ruido de la puerta principal, se acercó hacia ella, ayudó a Cristal a sacarse la vendas de los ojos.
—Tranquila, todo está bien no temas.
Cristal, no abre la boca para nada, solo mira a su alrededor, luego aparece Adriel.
—Buenas, Natacha lleva a esta chica a la nueva habitación, de esta casa, espero se lleven bien, deberás ayudar para, hacer las tareas de esta casa.
Cristal, miró a Natacha, le susurró al oído.
—¡Te conosco!, ibas al mismo colegio, qué él mío, ¿Te acuerdas de mí? ¡Qué chico es él mundo!
cristal, tenía la mirada perdida, su mundo, era su familia y amistades del colegio.
Natacha, la llevó hacía la habitación, designada por Adriel, Cristal vestía en una forma provocadora, estilo liberal, comenzó a llorar, Adriel se puso furioso, no soportaba sentir llorar a nadie llamó, a Natacha.
—¡Quiero, qué hagas callar a la insoportable!,qué recién llegó, sino se calla la enviaré, de nuevo de dónde venía.
Natacha, recorrió él largo pasillo, qué daba a la habitación de Cristal, tocó su puerta, tenía los ojos rojos, de tanto llorar, contó su historia.
—Debes ser fuerte, todo pasará.
—No soporto está vida, he sido manoseada, por tantos hombres.
—Viví algo similar a lo tuyo, salí siendo afortunada, me salvé solo porqué soy una experta en cocina.
Adriel, llamó esta vez, muy enojado, Natacha, le suplicó qué le diera una oportunidad a Cristal, la veía indefensa, estaba por cumplir sus apenas, 16 años de edad.
Natacha, con gran sollozo se miró al espejo, vió en su rostro, mucha tristeza guardada, se animó a ir hacia él escritorio de Adriel, justo él tenía él pantalón levantado le faltaba una pierna, usaba una qué era ortopedica, la puerta estaba entreabierta.
—Pasa...— Se escuchó, del otro lado de la puerta.
Adriel, la miró indiferente lleno de ego, luego preguntó.
—¿Qué necesitas?
—Hoy es mi cumpleaños, no he salido en meses, me gustaría salir con Cristal.
Adriel cambia de tema.
—Barak, a preguntado por ti, todo este tiempo, me pidió verte, te dejaré qué lo veas no le digas, quien eres, piensa qué eres una prima, no me dejó, comentar, qué eres mi cocinera.
—Tendré, cuidado se lo prometo, antes deme permiso para salir, unos días de estos con Cristal.
—De acuerdo, te dejaré salir solo porqué es tú cumpleaños, no intentes nada, sino después tenga qué enviarte con las demás.
Natacha, salió de la habitación contenta.
Adriel, se encontraba en él amplio salón, miraba un cuadro, qué había sido de la familia por generaciones, de un valor costoso, de repente recibió un llamado, de su padre, quien lo había abandonado de niño, atendió aquella llamada, con mucha indiferencia, luego preguntó a su padre.
—¿Qué pasa? ¿Necesitas algo? No cuentes conmigo para nada.
—Hijo, necesito qué me perdones por mi abandono hacia ti, necesito dinero en efectivo.
Adriel, quedó en silencio un momento, pensó en todos los momentos de ausencia, qué recibió de qué era niño, una lágrima brotó de sus ojos, su mano la apretó fuerte, sabía qué su padre no merecía de su ayuda, luego con le hablo y dijo;
—Está bien pasa por mi oficina, allí tendremos una larga charla.
Su dolor desde niño lo consumía, le sacaba energía, Adriel llamó a Natacha, antes secó sus lágrimas.
Ella tan frágil he ingenua, recorrió aquel largo pasillo, la puerta estaba entreabierta justo en ese momento había recibido un llamado, de Barak aquel empresario millonario, qué había puesto los ojos y él corazón en Natacha, lastima qué Adriel, le jugaba en contra, era una de sus tantas chicas qué trabajaban para él, con la diferencia qué no era su esclava s****l, sino una experta en cocina.
Natacha, discreta tocó la puerta con suavidad.
— Pasa, te llamé para saber cómo anda en las tareas domésticas la chica nueva.
—Señor, ¿Se refiere a Cristal?, anda muy bien.
Este domingo, si sales deberás tener cuidado, con Cristal, se nos puede escapar, si sucede algo, tú serás la única responsable.
—Si, señor tendré mucho cuidado, con permiso me retiro.
Aquel lugar era frío, de gran tamaño, lastima nunca pudo disfrutar ni un momento de descanso, debía ocuparse de la gran mansión, la cocina, preparaba, comidas especiales.
Barak, apareció, llevaba consigo un hermoso ramo de flores rojas.
Adriel, miró desde la planta alta por la ventana." Amigo, ¿Eres tú?"
Adriel, volvió a llamar a Natacha, pidió qué se sacará la ropa de servicio doméstico, fué a su habitación se dió un baño, se vistió cómo dama de clase alta, mientras Adriel hacía tiempo, salió por él pasillo, habló con Natacha
—¡Te prohíbo qué hables demás! te puede llegar a pasar, lo mismo qué a las otras chicas.
Natacha, temblorosa, de manos húmedas y un rostro hermoso.
Barak, se acercó a ella, con una mirada atrapante, ojos de color celestes intensos.
—Te traje estás flores, hermosa.