Capitulo 2
Natacha, se encontraba alojada, en casa de Adriel, él mafioso número uno de la zona, lo miraban con gran temor, causaba, miedo, mataba a la gente, por nada.
Cristal, era una de sus tantas víctimas, había llegado, hace algunos días, aquel lugar, la había engañado su supuesto enamorado.Todo comenzó una mañana, cuándo salía a correr, estaba sobrepasada de peso, su médica nutricionista, le había sugerido, mucha agua y ejercicios, vivía en una de las zonas más caras, en un barrio privado, se despidió de su madre, quién era dueña de una importante empresa, se dedicaba a los paneles solares.
—¡Mamá!, ya vuelvo salgo a correr un rato, llevo a mi perro.
Se despide de su madre, con un beso luego se vuelve.
—¡Me olvidaba! despedirme de mi hermanito.
Subió los primeros escalones, se torció él tobillo.
—¡Ay mamá me duele!
Su madre, le pidió qué se sentara, sobre uno de los sofás, buscó una pomada le hizo unos pequeños masajes.
— ¡Estoy mejor!
Subió a la habitación, de su hermanito estaba despierto, sentado en la cuna.
—Amor me tengo qué ir, ya vengo te traeré unas golosinas, besos.
Se despidió de su madre.
—Madre, me voy ¡Eres la mejor mamá del mundo!
—Qué te valla bien hija, cuídate mucho.
Adriel lo había contratado, él trabajo qué tendría Germán, sería él siguiente:
—Hola, linda ¿Cómo estás?
Cristal sigue corriendo, corre atrás de ella.
—Me presentó, mi nombre es Germán, Jamás, había visto a alguien tan bella cómo tú, ¡Te invito a tomar algo!
—Te agradezco mucho, tengo qué llegar a casa temprano, en otro momento será, hasta luego.
Germán insistió, hasta qué logró invitar a cristal a tomar algo, él propósito de él sería enamorarla.
Lo esperaba, aquella mañana, la miró desde lejos y no apareció, él plan salió perfecto.
A la mañana siguiente apareció, con un ramo de flores.
—Hola, belleza aller no pude venir, tuve qué ayudar a mi padre, te traje esto, espero, te guste.
Cristal se había enamorado y mucho.
—Mis padres te quieren conocer, les hablé de ti.
—Qué bueno amor, considero qué es muy pronto, qué tal si, más adelante, tengo una sorpresa para ti, nos vamos a ir de viaje, tú y yo.¿Qué te parece?
Cristal, no había tenido nunca novio, ella aceptó, tímida.
Él último día, qué salió de casa, fué cuándo más feliz, se encontraba, se despidió de su hermano, y de Lola su madre, la llamaban, con un apodo.
—Me voy mis amores ¡Los quiero!
Subió a uno de los vehículos, confiaba mucho.
—Hola, veo qué trajiste tu bolso.
—A tú madre, ¿Le avisaste?
—¿Que vendría contigo?¡ No!
Cristal comenzó a reír, su mirada era solo para Germán, sentía gran felicidad en ese momento, de repente, la pasan a otro vehículo, lucha para poder escapar; es inútil, no puede con ellos.
—¡No hables!, si no, te matamos.
Se da cuenta, qué había sido una trampa, ese tal Germán nunca la amó, la había entregado a unos delicuentes, luego recordó."¡Mi bolso, estaba mi documentación adentro !"
Con todas hacían lo mismo, la engañaban de diferentes maneras.
Natacha, seguía en grave estado, Nora se preocupaba mucho por ella, él médico personal de Adriel, la visitaba muy seguido.
Adriel, fumaba un habano, mientras Natacha era atendida, por aquél médico, quien salió afuera con él seño fruncido.
—Amigo, temo decirte, qué esa niña está realmente enferma, tiene un pulmón dañado, deberá mantenerse internada.
Adriel se encontraba, por primera vez preocupado, algo muy raro en él, era un monstruo cómo ser humano, apenas se fué aquel médico, entró a la habitación qué se encontraba Natacha, miró su rostro, "Realmente eres muy bella.", rodeó, todo su cuerpo con la mirada, llamó a Nora.
—¿Qué hacemos con ella?
—¡Usted está loco! Tiene orden de internación, debemos ir con ella, ¡Necesita, ser internada urgente!
— Tú la acompañarás, debes fijarte qué no aparezca nadie, qué intenté investigar, sobre ella.
—Está bien lo haré.
Con cristal, hicieron él mismo procedimiento, qué con Natacha, Adriel se encontraba justo enfrente de ella.
—Solo, escucha mi voz veo, veo qué tú peso es elevado, con una gran cirugía, quedarás mucho mejor, te hace falta tener un poco más de arriba, Mauricio llévala, la juntas con él grupo de arriba, todas ellas van para cirugía.
Cristal, se encontraba en un cuarto oscuro, al parecer, estaba en un sótano, no en la parte de arriba, cómo había ordenado Adriel, talvez por equivocacion, no sentía las piernas, su cuerpo estaba helado, no podía gritar para pedir ayuda, se mantuvo en silencio, tratando de ordenar sus pensamientos, no era por eso qué la habían puesto ahí, era porque era virgen, ellas valían mucho más.
En las oficinas de Adriel, se presentó un hombre turco de nombre, Ahmet.
—Buenos días, ¿Qué necesitas?
—Necesito comprar una mujer virgen, sea joven ojos claros, su peso no me interesa.
—Justo tengo lo qué andas buscando, su nombre es Cristal, mañana estará a tú disposición.
—Me agradaría mucho, qué fuera lo más rápido posible, mañana con seguridad la tendrás, te va costar unos cuántos, billetes.
—Tengo dinero suficiente para comprar.
—Quiero qué me des un poco más por ella.
—¿Estas seguro qué ella es virgen?
— Mañana te presentaremos a dos más y podrás llevar la mercadería qué tú elijas.
—Me parece magnífico.
Aquel turco, vestía de una forma extravagante llevaba consigo, muchas alhajas se notaba qué era un hombre distinguido y adinerado, pagaría cualquier precio por una mujer, qué fuera virgen, luego subió en un carro costoso ordenó, qué le pusieran alfombra antes de subir al carro.
Por otra parte, Natacha, la habían internado, seguía grave.
Cristal, no había probado ningún bocado, se encontraba con los ojos vendados, no podía hablar; entró Mauricio, uno más qué trabajaba para la banda de Adriel.
— ¡Tienes qué venir conmigo!Te va gustar mucho, lo qué haremos contigo.
Apenas camina, siente sus piernas dormidas, casi no tiene fuerzas, la suben por unos escalones, siente él ruido, del mismo, al parecer son de madera, cruje al pisar.
—Hola, querida soy la encargada de dirigir, esta casa, a mí se me obedece, ¡Entiendes!
Samara, mujer hostil, qué significa lo peor de un ser humano, no tiene piedad, con nadie, pasó por lo mismo, había sido una esclava sensual en él pasado, le da una tremenda bofetada, a Cristal.
—De ahora en más, está prohibido hablar con las demás, !Vas a parar al grupo de vírgenes!, te vas a ir conmigo y allí estará mi acompañante.
—Tiene una forma de bañar, extraña a cada una, lo hace con una manguera de goma para riego.
— ¡Te encantará! ¡Desnúdate y sale afuera!
Cristal, sale afuera, sacan de sus ojos aquellas vendas, está en un patio, hay dos mujeres más, Samara comienza a lanzar agua con la manguera para riego, él agua está demasiado helada, pasan por su cuerpo shampoo, forma mucha espuma, una de las chicas se desmaya, no le queda otra qué llamar a uno de los ayudantes.
—¡Saquen a esta chica afuera!
La chica desaparece, sin dejar rastro alguno, mientras qué a cristal la preparan con una ropa holgada, muy fina, había llegado la hora, de exhibirla, en una de las vidrieras; Tal cuál cómo se exhibe una mercadería, él turco Ahmet, se presentó con dos de sus ayudante, vestía todo de blanco, ropa de alta costura, él anillo qué llevaba en la mano derecha llamaba la atención, él turco se ubicó, atrás de la vidriera debía elegir, una mujer para él, cómo esposa.
Cristal, además de usar fina ropa, la habían maquillado, suave y delicadamente.
—¡Esa es la qué elijo! Dijo: Ahmet.
Cristal, era hermosa, solo un poco sobrepasada de peso.
Él turco Ahmet, va con dos de su ayudantes, la suben a un carro de gran lujo, llevaba él maquillaje corrido por las lágrimas, no podía creer lo qué estaba pasando, subió al carro, sus piernas la sentía inmóvil, la llevaron, a una de las habitaciones, dónde todos obedecían a aquél turco, se la entregaron con nombre falso, mayor de edad, su verdadera edad 15 años recién cumplidos.
Él turco, la mandó a llamar con unos de sus ayudantes, quién golpea la puerta muy despacio.
—Señorita, deberá bajar por orden de mi patrón.
— Antes prefiero morir, antes de estar con él, no me interesa conocerle, dígale ¡qué no bajaré!
—¡Señor, la señorita no quiere bajar!
Ahmet, de gustos costosos, se encuentra en la amplia habitación de la mansión, heredada por sus abuelos.
—Sino, baja la traeré a la fuerza.
Ahmet, de cabellos negros, ojos azules, mirada atrapante, de elegancia extrema, arde de bronca, a él jamás le había desobedecido nadie, menos una mujer.
Cristal dejo de llorar, debía recuperarse, ser una mujer fuerte, ni siquiera sabía quién era el turco Ahmet, bajó la cabeza cuándo la trasladaban de un lado a otro, comenzó a mirar cada rincón, de aquella habitación, las paredes, adornada de un metal puro de oro, las cortinas eran de toul, abrió los cajones de uno de los muebles, solo había ropa interior de la más fina, alguien toca a la puerta.
—Cristal, ¡Quiero qué bajes ya!, sino quieres qué abra la puerta de un solo golpe, deberás obedecer mis órdenes.
Se quedó callada, limpió su rostro aún le aparecían lágrimas
—Por favor, llévame con mi madre, la extraño mucho.
—De acá, no irás a ningún lado, te doy dos días más, para qué salgas, si no quieres qué te saque a la fuerza.
Cristal, Buscó un escape no encontró nada, tocó a la puerta una mujer, de nombre Sara.
—¡Traigo tú cena!
Cristal, abrió la puerta con gran desconfianza.
—Déjela, se puede retirar ...Una pregunta ¿ Qué tal es ese hombre?
—Usted ¿Se refiere al turco?
—Es muy malvado señorita, piensa casarse con dos mujeres más.
—Ni lo sueñe, qué estará conmigo, prefiero muerta qué con él, tráigame una foto de él, ni siquiera mire su cara, no le conozco.
—Me tiene prohibido qué lo haga, está bien bien traeré su foto.
Crista,l conoce al turco por una foto, siente repugnancia, escupe su foto, lo odia aún más de qué, vió su retrato.