BONNET

860 Words
Estoy cansado de esta maldita rutina que tengo cada día, me levanto a las cuatro de la madrugada para hacer dos horas de ejercicio, tomo una ducha y me visto con ese asfixiante traje para después dirigirme a esa engorrosa oficina de siete a siete. En el transcurso del día estoy frente al computador, leo cientos de documentos o estoy en alguna insufrible reunión, al medio día solo tengo media hora para almorzar (suponiendo que no sea parte de otra reunión) y de vuelta a todo lo anterior dicho. Al anochecer voy directo a casa, me quedo trabajando hasta las diez u once y al día siguiente de vuelta a lo mismo, no tengo mascotas, hijos, novia o una esposa que espere por mí. No me mal entiendas, vivo solo, pero no quiere decir que sea depresivo por tener ese estilo de vida, solo estoy aburrido de la rutina que llevo. Es por eso que cada fin de semana después de salir del trabajo, me doy una ducha con agua caliente y luego con la fría, me visto con ropa más cómoda, tomo las llaves y mi billetera para después conducir cuarenta minutos. Luego de dicho recorrido llego a una casa muy elegante ubicada a las afueras de la ciudad, lo que más me encanta al llegar es cuando Bonnet sirve mi whisky y me saluda con esa sonrisa sincera. Ella es una mujer de cuarenta y cinco años, pero su edad no resta en nada a su belleza y elegancia, es una dama de primera, madre de dos hijos y abuela de un pequeño de dos años. Desde la primera vez que hablé con ella me sentí muy cómodo, es ese tipo de personas que nacieron para darle calma a los mares embravecidos como yo. Bonnet me pregunta qué tal estuvo mi semana, aunque sabe que la respuesta siempre será la misma, solo cambia cuando hago algún viaje de negocios o estoy de vacaciones, me da un beso en la mejilla y me dice que debería cambiar de trabajo o conseguirme una linda chica. No obstante, eso es algo que nunca podría hacer, sé soy déspota, pero no soy tan infeliz como para arrastrar a alguien a mi miserable vida cuando no tengo tiempo ni para mí, prefiero hundirme solo en este barco a tener que obligar a alguien a arrastrarse conmigo, en especial si hay hijos. Es por eso que cada fin de semana voy a ese lugar, ella se convierte en mi amiga los primeros veinte minutos; a veces treinta o cuarenta si cenamos juntos, después de eso me lleva a su oficina y una de sus chicas ya está esperando por mí con un hermoso kimono. Pocas son las mujeres que pueden soportar estar conmigo, para empezar, soy alguien frío en la cama, no me gusta besar a nadie y si toco sus labios solo es para morderlos, tampoco soy cariñoso o suave en el sexo, por el contrario, cuanto más pueda hacer sufrir a alguien más extasiado me siento. Es por ese motivo que la mayoría de veces Bonnet suele estar conmigo, ella no gusta del sexo duro como yo, pero sí sabe cómo calmar mi sed y mi lujuria, sin embargo, el motivo principal por el que casi nadie me soporta es por mi apariencia, dicen que la primera impresión lo es todo, además de que se conquista primero por los ojos, bueno, a pesar de todo mi cuerpo no sirve para eso. Mi labio posee una cicatriz al igual que tengo otra a lo largo de mi ojo, el resto de mi cuerpo está con otras marcas provocadas de diversas formas, recuerdo que una de las chicas de Bonnet dijo que era asqueroso y que no soportaría estar con un monstruo como yo ¿Sabes lo que hice después de eso?... Exacto, le demostré el maldito monstruo que soy. Cerré la puerta con seguro antes de que pudiera salir, la tomé fuerte del brazo y arrojé su cuerpo sobre la cama, ella quiso irse, pero no se lo permití, retiré su kimono y rasgué su ropa interior sin importarme nada, coloqué saliva en su coño y la penetré sin piedad hasta saciarme con ella, la marqué tanto como pude durante horas. Algo que todas saben antes de entrar es que no me voy de aquí sino hasta el amanecer, así que durante ese tiempo deberán hacerme feliz… si es que pueden. Ya te imaginarás el calvario de ella y aún más las marcas que la acompañaron desde ese día. Nunca me arrepentí de lo que le hice, por algo dije que era un déspota, pero ahora que me has visto y conoces esa historia te pregunto ¿estás segura de querer estar en la misma habitación conmigo? Y más importante ¿crees poder soportar todo lo que te haga hasta el amanecer? De acuerdo, si estás tan segura de eso entonces te veré la próxima semana, por desgracia, o quizás buena suerte, no podré estar contigo en esta pues Bonnet será quien se encargue de este monstruo, pero ve preparándote o busca una excelente excusa porque lo que te espera no será agradable.
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