Raven esperaba que fuese Travis el que abriese la puerta, Siempre era él, a excepción de esa noche, cuando el gran dueño fue quien abrió la puerta y la saludó con cortesía. —Hola, señor Callen. ¿Cómo esta? Devan movió la cabeza. —He estado mejor —respondió—. ¿Cómo te encuentras? Raven sumergió sus manos en los bolsillos del pantalón. —En este momento diría un chiste como responderle que me encuentro con una brújula, pero no lo haré porque soy educada —dijo ella con una sonrisa ladeada—. Estoy muy bien. Devan le regresó la sonrisa. —Me alegra que se encuentre en perfectas condiciones —dijo el hombre—. Supongo que quiere ver al señor Tucker. Raven frunció el ceño ante las palabras de Devan. —¿Ahora es un señor? —le preguntó. Devan por momentos olvidaba toda esa mentira que se