Esa noche cuando Raven se marchó con la tristeza bailando en su mirada, Travis regresó al interior del rancho y se desplomó en el sofá donde siempre se sentaba para mirarla a través de la ventana. Había cierta relajación en verla moverse en la sala, bailando con su gato cargado o solo comiendo cereal con el cabello recogido. Era algo sano, no lo hacía por morbo. Nada de lo que Travis hacía por ella, era motivado por el morbo. Si existía una persona pura de corazón, ese era Travis Tucker. Nadie como él para ser un amigo, confidente y servicial vecino siempre a la orden del día, y fue ese corazón tan grande el que lo hizo replantearse si lo que hacía con Raven estaba bien.
Trinity jamás le agradaría. Era la clase de mujer estorbosa que solo quería arruinar la vida de los demás, y lo hizo c
