—Siempre pensé que nuestro amor era real—comenta Inuyasha tapándose el rostro con las manos—que nos íbamos a casar y formar una familia—dice con amargura.
—¿Qué tal si te desahogas con un poco de alcohol y conmigo?—propongo buscando alcohol. Cuando encuentro el whisky le sirvo en un vaso, lo bebe como si nada y entonces le sirvo otro.
—Kikyo siempre fue la niña que me gustó. Esa princesita que quería tener entre mis brazos siempre. Nos conocemos desde que nacimos, su madre era amiga de la mía, siempre me ocultaba entre las sombras a espiarla, a jugar—comenta dolido, sonrío para mis adentros porque justo así de destrozado lo quiero siempre—cuando fuimos creciendo se interesó en mí y poco tiempo después nos hicimos novios, luego ya sabes vino el compromiso—camino y me agacho a su altura tomando su rostro entre mis manos.
—Ella no merece hacer que llores—claro que lo mereces idiota, aunque quiero verte destrozado.
—¿De qué me sirve eso si mi corazón está destrozado?—pregunta tomando más.
—Inuyasha—llamo.
—¿Dime?—pregunta con un poco más de esfuerzo.
—¿Recuerdas a una mujer llamada Naomi Higurashi?—pregunto cautelosa.
—¿Naomi Higurashi?—se pregunta al el mismo.
—Si.
—No recuerdo, creo que mi mente está un poco borrosa—comenta él.
—Piensa, estoy segura que la conociste.
—Creo...que...si—comenta arrastrando las palabras.
—Habla entonces—me acerco más a él.
—Ella fue una mujer que no quiso vendernos unos terrenos—mi corazón se paraliza y mis manos sienten un leve temblor—mi padre me mando a negociar con ella y... y...
—¿Y qué maldición?—pregunto nerviosa.
—Y...
Se queda callado y lo muevo y lo muevo, entonces me doy cuenta que duerme. Maldición, estuvo tan cerca de confesar con sus palabras la muerte de mi familia. Lo acomodo y lo dejo en el suelo tirado como el perro que es.
***
—Estoy muy bien Kagome—comenta muy feliz Shippo.
—Me alegro tanto corazón—murmuro con la oreja pegada al celular.
—Me tengo que ir Kagome, me llevarán a la escuela, adiós—y sin darme tiempo a responder cuelga sacándome una sonrisa.
—Buenos días—un resacado Inuyasha aparece en el restaurante del hotel.
—¿Y esa mala cara?—pregunto burlona.
—Sabes muy bien a que se debe—responde obvio.
—Deja de sufrir por alguien que le importaste tanto como para ponerte los cuernos al marcharte por viajes de trabajo—comento para echarle sal a la herida.
—Siempre tan amigable—comenta sarcástico.
—Siempre a tu disposición—le guiño un ojo y él se queda mirándome.
—¿Quién me habrá mandando las fotos?—pregunta pensativo.
—No tengo idea, pero agradece porque estabas como un estúpido aguantando los cachos que te montaba la señorita en Tokyo—comento bebiendo de mi té.
—Pero no creo que alguien quiera gastarse ese dineral solo por mandar las fotos y ser bueno o buena conmigo—me encojo de hombros dándole poca importancia.
—¿La amas?—pregunto mirándolo fijamente.
—¿A Kikyo?—pregunta.
—Si, a ella—digo—¿la amas?—pregunto nuevamente.
—Si—responde.
—Entonces yo creo que no—comento entretenida moviendo la cuchara en el té—si la amarás tanto como dices en este momento estarías destrozado y no aquí conversando conmigo. Estarías llorando en las esquinas de la habitación—él se queda callado y analiza mis palabras.
—Ya no hablemos más de alguien que no lo merece—dice tranquilo.
—Bueno.
—¿Quieres ir está noche a la disco?—pregunta sorprendiéndome.
—¿A la disco?—pregunto interesada.
—Sí, o al karaoke, tú decides—pienso y conozco un lugar perfecto.
—Claro—él asiente.
—Está noche, nos vamos a la siete—asiento y sigo con mi desayuno.
***
Me coloco un short, una blusa color rosada fucsia y una chaqueta negra, botas altas negras y mi cabello suelto en ondas. Me maquillo natural y camino hasta el estacionamiento del hotel. Veo a Inuyasha con una camiseta blanca, una chaqueta negra y unos jeans. No puedo negarlo se ve realmente bien.
—Wao, ¿de verdad eres tu Kagome?—pregunta sorprendido.
—¿Quién más?—pregunto sonriendo.
—Te vez diferente—comenta—más joven, más dulce—dice un poco dudoso.
—Mejor será que nos marchemos—digo subiendo al auto.
—Muy bien tu diriges—el auto se pone en marcha.
Voy guiando a Inuyasha hasta nuestro destino que es un bar que conozco a la perfección. Aunque no lo crean ya he estado aquí y ese bar me encantó desde que puse un pie en él. Cuando llegamos vemos en grande las letras "Night" en letras rojas y negras.
—Aquí es—salgo del auto y el me sigue los talones.
—Se ve bien—comenta mirando alrededor.
—Lo mejor está adentro—comento, él asiente y me sigue.
Las luces de muchos colores nos dan la bienvenida al lugar. Las mesas a un lado dejando ver un lindo y sencillo escenario y una pista de baile al centro. Nos ubicamos en una mesa cerca del escenario. Una chica está ahora cantando una canción lenta y los demás le gritan por lo mal que canta.
—¿Quieres beber?—pregunta Inuyasha.
—Claro—él asiente y me dice que espere hasta que la busque. Cuando llega pasamos un rato ameno contando anécdotas pasadas. Trato de por un momento olvidarme de ser yo, olvidar que lo odio y que solo pienso en su destrucción. Por un momento viene a mí la antigua Kagome, aquella feliz que no tenía que llorar, no tenía que sufrir y mucho menos buscar el mal de nadie.
—Canta bien—comenta Inuyasha cuando el chico termina de cantar.
—Te reto a cantar—sus ojos me miran y sonríe arrogante.
—¿Qué gano?—pregunta curioso.
—¿Qué quieres?—respondo con otra pregunta.
—Un beso—murmura, sonrío arrogante.
—Solo si lo haces bien—me guiña un ojo y se marcha al escenario de karaoke. Lo veo hablar con el chico que pone las pistas de las canciones muy sonriente y luego asiente ha algo que le dice el chico.
(El club no es el mejor sitio para encontrar una amante,
así que es al bar a donde voy.
Mis amigos y yo, en la mesa tomando chupitos,
bebiendo rápido y luego hablando despacio.
Tú te acercas
y comienzas una conversación solo conmigo;
y créeme, te daré una oportunidad.
Ahora, me agarras de la mano, alto,
pones a Van (Morrison) en la máquina de discos
y entonces empezamos a bailar;
y ahora yo estoy cantando así...)
Tengo que admitir que canta muy bien, demasiado para ser él.
(Chica, sabes que quiero tu amor,
tu amor fue hecho a mano para alguien como yo.
Vamos, ahora, haz lo que yo digo.
puede que esté loco, no me hagas caso.
Tú dices, chico, no hablemos demasiado;
agárrame de la cintura y pon ese cuerpo sobre el mío.
Vamos, haz lo que yo digo,
vamos, vamos ahora, haz lo que yo digo)
Estoy enamorado de la forma que tienes,
empujamos y tiramos como hace un imán,
aunque mi corazón también se está enamorando,
estoy enamorado de tu cuerpo.
La pasada noche estuviste en mi habitación,
y ahora mis sábanas huelen a ti.
Cada día descubro algo nuevo,
estoy enamorado de tu cuerpo.
estoy enamorado de tu cuerpo.
Oh, yo, oh, yo, oh, yo,
estoy enamorado de tu cuerpo.
Oh, yo, oh, yo, oh, yo,
estoy enamorado de tu cuerpo.
Cada día descubro algo nuevo,
estoy enamorado de tu cuerpo)
Mucha gente se agrupa en la pista para bailar y me sorprendo al saber que estoy disfrutando este momento. Nada es falso todo es verdadero, es la primera vez en pasar tiempo con él así. Canta la canción mirando mis ojos y sonriendo. La gente se goza toda la canción al igual que yo. Tiempo después termina y el viene hacia mí.
—¿Te gustó?—pregunta.
—Me encanto—contesto.
—Creo que me debes algo—y antes de que diga algo, impacta sus labios sobre los míos.