~Quería ser fuerte y
Termine siendo fría~
Una siniestra sonrisa se posa en mis labios al momento de saber quién es este personaje frente a mí. Sus ojos rojos como las llamas me miran queriendo averiguar que pasa por mi cabecita. Los latidos sordos de mi corazón se encuentran disparados por la emoción que causa que por fin mis planes estén avanzando a grandes pasos.
—¿Ya sabe que busca aquí?—pregunto avanzando para sentarme.
—Claro que lo sé—responde con una linda sonrisa—y voy a cooperar en todo—asiento y le hago una señal de que se siente a mi lado.
—Muy bien—suspiro—dime todo sobre la familia Higurashi—él se mira sorprendido.
—Esa... familia—murmura consternado—hace unos años atrás mi familia querían las tierras de los Higurashi para poder expandirse por toda la ciudad. Estas tierras eran las más ricas después de los Taisho. Ellos vieron esta familia como una amenaza para los negocios por así decirlo. Buscaron los medios para que los Higurashi vendieran estas tierras, sin embargo, ellos siempre de negaron a eso diciendo que las tierras eran un regalo para sus hijos. Inuyasha, mi primo, escuchó sobre que los Higuarshi tenían a una bella jovencita por hija—mi corazón late muy deprisa, pero esto es lo que siempre he querido saber—entonces el envío a su mejor amigo Miki—literalmente siento como lo que quedaba de mi corazón se rompe en silencio—su misión era enamorar a la chica para que convenciera a su familia de vender y lo logró. Pero la chica jamás hizo lo que él le ordenará. Ella estaba perdidamente enamorada de él. Inuyasha es el más ambicioso de todos y él no se iba a detener por nada por lo que...
Un silencio sepulcral adorna las paredes y solo siento todo mi ser arder de ira.
—¿Qué pasó después?—pregunto firme pero con miedo a su respuesta.
—Mandó a matar a la familia Higurashi—una lágrima baja por sus ojos y yo siento como me tiemblan las manos—yo no pude aguantar la culpa y estuve a punto de matarme—me muestra una marca muy fea en su muñeca—por eso me fui del país. Quería alejarme de todo lo que me hacía daño. Eso equivale a mi familia, la familia que por su ambición no le importó destrozar a esa familia—sus sollozos se escuchan.
—Gracias por contarme esto—murmuro y salgo de ese lugar sintiendo que todo a mi alrededor me asfixia. Cuando llego a mi habitación las lágrimas son lo primero que me acompañan. Solo lloro y lloro.
—Kagome—la voz de Sango me hace llorar más.
—Todo por unas malditas tierras—murmuro negando y destrozada.
—Lo siento tanto—se acerca y me abraza.
—Al hombre al cual le entregue lo más puro de mi—niego—solo fui parte de un plan para conquistar las tierras que nos pertenecen a Sota y a mí—lágrimas siguen bajando—¿por qué tanto sufrimiento?—pregunto afligida—dime, ¿por qué a mí?, yo siempre fui buena. Yo jamás lastime. ¿por qué yo?—abrazo a mi mejor amiga sintiendo que nada vale la pena.
—Las cosas malas les suceden a las personas más buenas—la abrazo.
—Lo odio—murmuro—odio a todos y cada uno de ellos, los odio tanto—ella me mira preocupada.
—Kagome...
—Ya se lo que haré—la miro mientras seco mis lágrimas—por un momento dudé, pero ya no más. Se irán todos al infierno. De eso... de eso me gusta encargo yo—y me encierro en el baño.
Un mes después
Me miro en el espejo mientras una traidora lágrima se aloja en mis ojos, pero la seco rápidamente.
—Estás hermosa—murmura Sango mientras arregla mi vestido.
—Gracias—trato de sonreír, pero solo logro que una fina línea se aloje en mis labios.
—Kagome no tienes que hacer esto—la miro directamente a los ojos.
—Sabes que lo haré y prometiste no interferir en esto. Solo quiero que cuando me vaya de luna de miel recojas todo y te marches lejos junto a Shippo y Koga. Ustedes son muy importantes para mí como para que queden involucrados en todo esto. No quiero que si algo sale mal ustedes paguen los platos rotos de mis acciones. Te quiero mucho, ¿lo sabes?—ella asiente mientras que me da una sonrisa triste—eres la hermanita que no pude tener por cosas de la vida. Te adoro. No quiero que pienses en mí. Haz como si jamás me conociste. Quiero que seas feliz, que encuentres un hombre que te trate como la reina que eres. Olvídate que existo—ella llora mientras que las lágrimas bañan su rostro.
—Jamás te voy a olvidar, no me pidas eso—solloza—eres mi única familia—sus manos tiemblan mientras que sus sollozos suben de volumen—te adoro Kag. No me pidas olvidar porque lamentablemente para ti, yo tengo memoria y un corazón que siente y sufre—ahora soy yo la que lloro—solo me marcharé si me prometes que si necesitas algo me llamarás—sus ojos marrones me observan en espera.
—Claro que si—la abrazo y me duele mentirle porque jamás le arruinaría la vida por mí.
—Cuídate, ¿ok?—sonrío tratando de que el momento sea más ameno.
—Siempre—le guiño un ojo—ahora ayúdame a terminar de arreglarme—ella asiente mientras que yo solo me dejo llevar por el sabor de la venganza y el dolor. Quiero ser la fuerte. Siempre pensé que lo era, sin embargo, todo el dolor me convirtió en el ser que más odio en el mundo. En un ser frío, odioso, déspota. Yo solo quería ser feliz con mi familia. ¿Era mucho pedir? Esa pregunta al parecer me perseguirá por el resto de mi vida. Y temo tanto un día no poder encontrar la respuesta a eso.
—Lista—me miro en el espejo y ver este vestido. Parezco una princesa de esos cuentos que mi madre me contaba antes de irme a dormir.
—Estoy completamente lista para todo—ella asiente y yo solo espero ver la luz al final del túnel oscuro.