CAPÍTULO VII EL martes por la noche, antes de asistir a la cena de la Mansión Chadleigh, se produjo una conmoción terrible a causa de Douglas a Ormonde. Angela quería que él asistiese. Parece que, cuando una está enamorada, no puede permanecer un instante sin la persona que ama y mucho menos durante toda una velada. Angela siempre lograba con alguna excusa que Douglas fuese invitado, pero como ella no conocía lo suficiente a sir Philip, Douglas no podía acompañarnos a la cena. Tampoco podía ir al concierto, pues, aunque se trataba de una función de caridad y había que pagar cinco guineas, no había forma de entrar a la Mansión Chadleigh sin una tarjeta personal del anfitrión. Henry se negó rotundamente a hacer nada y se produjo una violenta escena entre ambos. —¿Crees que voy a llamar a