CAPÍTULO VI —Oh, Henry!— exclamó Angela cuando él se marchó—, después de haber hecho tanto alboroto y reprendido a Lyn, el hombre no estaba enfadado en absoluto. Parece que te has equivocado en encontrar culpables, como sueles hacerlo. —Eso no es justo, Angela— dije sintiendo que debía defender a Henry—, fue imperdonable de mi parte haber dicho una cosa así, pero no tengo una explicación. No entiendo por qué lo hice. —De todas maneras, tenemos una invitación para el martes en la noche— comentó Angela alegremente—, siempre he querido comer en la Mansión Chadleigh y también Henry, pero nunca antes logró ser invitado. —Chadleigh me parece muy agradable— respondió Henry. —Sí, cuando te dice “buenos días” o “buenas tardes”— dijo Angela con sarcasmo—, nunca intimaste con él, Henry, y segura